Por Yolanda Reinoso*
No se sabe con exactitud de cuándo data, pero expertos de la Universidad de Sidney (Australia) determinaron que podría haberse construido a mediados del siglo XV, junto con dos torres en la parte más alta del terreno que la circunda
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Emiratos Árabes es un centro de atractivos arquitectónicos contemporáneos, pues sus edificios han seguido la misma línea que caracteriza a las metrópolis modernas con rascacielos de diseños innovadores. Pese a lo mucho que se ha promocionado su encanto en base a este concepto, los turistas ávidos de conocimiento, suelen sentir cierta decepción por no encontrar monumentos de valor histórico o cultural.
Por lo mismo, la reciente reconstrucción de la mezquita más antigua que tiene el país representa un esfuerzo positivo en pro de la preservación patrimonial. La mezquita está ubicada en el emirato de Fujairah, en la zona de un pueblo llamado Badiyah, que es también el nombre que toma la edificación reconstruida aunque con una variación en el deletreo: Bidya.
Si bien no se sabe con exactitud de cuándo data, expertos en arqueología de la Universidad de Sidney (Australia), determinaron que podría haberse construido a mediados del siglo XV, conjuntamente con dos torres situadas en la parte más alta del terreno que la circunda.
A diferencia de las mezquitas que suelen impresionar por la altura de los minaretes o los elaborados arabescos adornando la fachada, Bidya es de una apariencia más bien sencilla pero hermosa por su aire a estilo antiguo. Sobre todo, es única por el valor representativo de la cultura que antecede al nacimiento del país petrolero que hoy el mundo relaciona, principalmente, con el emirato de Dubai.
A manera de domos, Bidya cuenta con cuatro estructuras cónicas de puntas redondeadas que ascienden en espiral, lo que sólo puede apreciarse desde las torres. La remodelación interior se ha hecho con el cuidado de mantener los aspectos rústicos de la fachada, así que las paredes, tanto internas como externas, no están pulidas, conservando la superficie de barro trabajada a mano, dejando varias cavidades elaboradas para abarcar cualquier objeto si se asume, conforme teorizan los arqueólogos australianos que la remodelaron, que pudo haber servido como casa particular, pero ya que muchos ancianos de la zona recuerdan su uso como mezquita desde la época de su niñez, se asume por igual que muchos ejemplares del Corán deben haber reposado en esas concavidades.
Aunque la mezquita está abierta al público en general, su principal función es religiosa y a la hora de las cinco ocasiones en que los musulmanes deben orar, sólo su ingreso está permitido. De hecho, bajo observancia de estrictas normas islámicas, el gobierno del emirato tiene a cargo empleados que se aseguran de que las mujeres no musulmanas ingresemos sólo tras habernos puesto el atuendo tradicional de las féminas que profesan el Islam en Emiratos Árabes: una abaya negra y una shaila del mismo color para cubrir el cabello.
Adornado con incrustaciones de conchas e incluso un gran pedazo de coral, se observan ciertas zonas del tumbado, así como lo que queda de una escalera que, antaño, pudo haber servido para acceder al techo.
Los arcos al interior son típicamente reconocibles como propios de la arquitectura medio oriental aunque éstos, debido a la rusticidad de la edificación, no muestran perfiles recortados como los de otras mezquitas.
Al subir a las torres en lo alto, se puede apreciar la forma cónica de los domos de mejor manera, y ya que un par de días antes habíamos recorrido las playas de Dibba y Khorfakkan, las dos localidades más cercanas, reparamos en que la forma de los domos tiene mucho parecido con las conchas que suele arrojar el mar en la zona y que abundan de tal manera, que los hoteles del lugar las usan para adornar los espacios interiores. Consultando con una guía de conchas, se puede encontrar que la forma se refiere como turbinada cuando la base en que se asienta la espiral es ancha, y troquiforme si hay similitud con un trompo.
El trabajo de remodelación de Bidya más las torres, ha conseguido atraer muchos turistas al emirato de Fujairah, y ha creado conciencia en los ciudadanos acerca de la importancia de cuidar lo suyo. Gran parte del daño hecho tanto a las torres como a la mezquita en forma de grafiti en caracteres árabes, no ha podido ser reparado del todo, pero quizá sirva como llamado a las nuevas generaciones sobre la preponderancia de preservar el patrimonio, considerando sobre todo la escasez en Emiratos Árabes cuando se trata de monumentos históricos.