Por Yolanda Reinoso*
Durante un acto oficial la municipalidad de Abu Dhabi presentó un mapa estadístico que podría ser el más grande del mundo, con 170 metros de largo |
Con el inicio del año, los aficionados a los récords mundiales están a la expectativa de la nueva edición del libro Guinness, lo que tiene un matiz diferente en Emiratos Árabes, puesto que los gobiernos seccionales de cada emirato, han unido esfuerzos a fin de aumentar el número de récords que, al momento, alcanza ya un total de 147 de los 380 que tiene Medio Oriente.
Idear nuevos récords es pues una labor en marcha oficializada por los jeques gobernantes, y ejecutada en el país con el mismo esmero que otros Estados pondrían en aunar esfuerzos en la lucha contra el analfabetismo, por ejemplo. Con parte de la renta que revierte el oro negro, el emirato de Abu Dhabi auspicia propuestas institucionales e individuales.
Una de las oficinas de la organización Guinness abrió ya en Dubái, y recibe a diario nuevas propuestas. Entre las más recientes está la que se presentó el pasado 2 de diciembre, cuando el país celebraba su aniversario 42 de independencia. Durante un acto oficial, la municipalidad de Abu Dhabi reveló lo que se cree debe ser el mapa estadístico más grande del mundo, con 170 metros de largo.
Por su parte, el emirato de Dubái comenzó a convocar en noviembre del 2013, a todas las personas que tengan un vehículo todo terreno, a fin de formar la línea de este tipo de carro más larga del mundo.
Para cerrar el 2012, el país preparó un evento orientado a superar el récord de Kuwait mediante una presentación de fuegos artificiales cuyo despliegue duraría al menos una hora.
Otros ejemplos ya cristalizados son el edificio más alto del mundo –Burj Khalifa-, el acuario construido con la pieza única de cristal más grande del mundo –ubicado en el centro comercial “Dubai Mall”- la montaña rusa más rápida en el parque temático “Ferrari World”, la fila de macetas con flores más larga en el parque “Miracle Gardens”, el hotel más alto -Marriot Marquis, con 72 pisos de habitaciones- el anillo de oro más pesado con 63 kilos, el centro comercial más grande, la placa de carro más cara comprada en remate a un costo de 15 millones de dólares, la estructura más grande construida con latas, el programa radial más largo de la historia, el mosaico más extenso hecho con botellas de plástico de jabón lavaplatos, etc.
El afán de los ciudadanos de EAU por inscribir más récords, es visto por la prensa internacional como una actitud frívola y superficial, al considerar que los montos invertidos en esos proyectos, podrían contribuir a las causas de las poblaciones más necesitadas de Medio Oriente, en especial Siria, donde la guerra civil cobra vidas a diario.
Por su parte, expresan los ciudadanos consultados para este artículo, que se trata de un asunto de orgullo nacional y de mostrar al mundo que EAU es el “mejor país del mundo” porque el poder económico petrolero les permite alcanzar logros que nadie más puede.
Como las cosas llevadas al extremo caen en lo banal, entre los muchos récords que EAU se ha anotado, hay algunos que resaltan precisamente por esa característica. Entre esos está el del joven que tecleó el mensaje de texto más largo del mundo con los ojos vendados, o el de haber movido la mayor cantidad de arena posible de un punto a otro en 30 segundos usando sólo una cucharadita.
La oficina de Guinness en Dubái declaró hace poco haber rechazado muchas aplicaciones por considerarlas absurdas, otras porque no son medibles en lo cuantitativo, o por implicar riesgos para la salud del proponente. Son ejemplos ilustrativos el de un hombre que dijo poder dormir 3 días seguidos, o el de otro que quería sumergir la mano en agua helada el mayor tiempo posible.
Emiratos Árabes Unidos ha incrementado el turismo en un 84% comparado con diez años atrás, promocionando como atracciones sus récords mundiales. Dubái es referida a menudo como “Las Vegas” de Medio Oriente, pues muchos de sus hoteles y parques temáticos son reproducciones exactas de aquellos iconos de “la ciudad del pecado” en Estados Unidos. Quienes vivimos de cerca la cultura local, notamos que parte de la idiosincrasia de las nuevas generaciones de EAU, es hacer alarde de la solvencia nacional mediante la adquisición de las mayores extravagancias que se pueda comprar a Occidente. Que muchas de esas iniciativas no sean sustentables, no le preocupa al gobierno si son “oficialmente sorprendentes”, como reza el eslogan de la organización Guinness.