Tras la masacre con armas químicas es inminente la intervención militar de EE.UU como hace una década en Irak
Barak Obama, Bashar al-Asad y Ban Ki-Moon, Secretario de la ONU, personajes claves para influir en el conflicto.
La guerra civil que afronta Siria es la mayor convulsión humana del mundo en el siglo XXI. En los últimos dos años más de cien mil personas han muerto en enfrentamientos de las fuerzas del Presidente Bashar al-Asad con sus adversarios políticos.
Ciudad de Damasco |
Siria es un país árabe, cuyo idioma precisamente, es el árabe. Su religión predominante es la islamista, pero conviven varias religiones, incluso el cristianismo. De 1530 antes de Cristo a 2250 de nuestra era estuvo dominado por Egipto. En el año 64 a.C. fue provincia romana y después pasó al Imperio Bizantino hasta el 634 d.C. En la segunda mitad del siglo XI, tras ser tomada por los sarracenos, fue ocupada por los selyúcidas y en 1616 por los turcos hasta 1840. La historia posterior es ya más o menos reciente.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas está dividido frente al conflicto sirio, con Rusia y China opuestos a una intervención armada, pero las declaraciones del Presidente de los Estados Unidos llevan a concluir que intervendría militarmente al margen del consenso del organismo mundial.
En 1970 Hafez al-Asad, mediante un golpe de estado, asumió el poder por treinta años y a su muerte le sucedió su hijo Bashar al Asad, quien en 2007 fue reelecto con el apoyo del 97% de los sufragios.
La lucha para derrocar al gobierno viene desde 2011, acusándolo de autoritario y antidemocrático, con una violencia creciente que ha producido enfrentamientos con muertes, especialmente de los rebeldes, durante todos los días. Es una auténtica guerra civil con batallas y bombardeos desproporcionados que ya deja más de cien mil muertos y dos millones de refugiados.
Los ojos del mundo están atentos frente a la tragedia de ese pueblo milenario convertido en un infierno que pone a prueba la actitud de las potencias mundiales que no coinciden en una posición unánime para intervenir en forma política o militar para pacificar al país.