Por Alba Luz Mora

 

Alba Luz Mora El chavismo sin Chávez ha perdido su rumbo. Inclusive ese afán que tuvo el líder de internacionalizar el movimiento con sus vecinos y la región latinoamericana se ha debilitado. Cierto que UNASUR y el ALBA hicieron presencia en el duelo y con el fin de consolidarse tuvieron lugar las reuniones previstas, pero es una verdad irrefutable que las condiciones cambiaron y que el líder ya no es el mismo.
 
Los últimos sucesos de Venezuela, derivados de la muerte de su líder, Hugo Chávez Frías, y las elecciones convocadas perentoriamente para llenar el vacío de poder, tan descalificadas por la opinión pública, nos han hecho comprender que se ha iniciado un cambio para ese país. Porque los resultados dan cuenta que el electorado se dividió en dos mitades, hoy incomunicadas, favoreciendo con apenas un 1.54% al candidato oficialista, lo que indica que el 50% de los gobernados quiere una transformación definitiva en la vida venezolana.
 
Las elecciones fueron una puerta de salida para una aberrante revolución que ha pospuesto el bienestar general por la ambición de poder físico y político. De un devenir agitado, controvertido y subyugado a una voluntad omnímoda pasar al ejercicio democrático libre, realmente que sería el paraíso para los venezolanos.
 
Al Presidente Maduro, improvisado y sin las características y estilo de Chávez, lo va a vencer la dificultad de organizar al pueblo para la supervivencia. Las necesidades no esperan: hay carencia de servicios básicos de salubridad, energía, agua y comunicación. Los programas de vivienda requieren un gran empuje, hay escasez de alimentos y bebidas, medicinas, servicio social. 
 
 
 
 
Faltan caminos y medios de locomoción, y sobre todo, se vive una crisis alarmante de seguridad. Además, sofocar las intemperancias y protestas que se han dado en todo el territorio, buscar la consolidación social y mantener ciertos programas comprometidos con Cuba, Nicaragua y Bolivia, aunque los beneficios del petróleo desfavorezcan el presupuesto nacional, es una tarea que requiere cabeza fría, madurez emocional y acciones bien meditadas.
 
Creemos que el chavismo sin Chávez ha perdido su rumbo. Inclusive ese afán que tuvo el líder de internacionalizar el movimiento con sus vecinos y la región latinoamericana se ha debilitado. Cierto que UNASUR y el ALBA hicieron presencia en el duelo y con el fin de consolidarse tuvieron lugar las reuniones previstas, pero es una verdad irrefutable que las condiciones cambiaron y que el líder ya no es el mismo. Por eso nos preguntamos: ¿se vendrá un cambio para Venezuela? ¿Llegará un momento en que la realidad obre en contra de los propósitos del nuevo Mandatario y que una crisis, aun mayor, suma al hermano país en graves momentos de inestabilidad, violencia y consecuencias funestas? El esquema de “gobierno de la calle” “hacia las barriadas” podría en un principio parecer un signo democrático positivo, pero todos los antecedentes inmediatos y lo porvenir parecerían anunciar que ha llegado el fin del chavismo.
 

 

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