Por David Trilling *
Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas concluyó que una de cada cuatro mujeres entrevistadas fue víctima de violencia doméstica. La estigmatización se ha generalizado. Las mujeres que denuncian abuso sexual y doméstico suelen ser humilladas como si estuvieran sucias y fueran traidoras. Además, el secuestro de novias, aunque es ilegal, se ha vuelto una práctica común tras la era soviética, se quejaron activistas
Even Ensler, la norteamericana autora de la obra afamada cuya presentación ha dado la vuelta al mundo. |
La decisión de montar por tercera vez la obra, que tuvo ya una función , apunta a promover un cambio en la mentalidad conservadora de los dirigentes políticos de Kirguistán.
La pieza está conformada por monólogos en la que varias mujeres cuentan cómo se relacionan con su cuerpo, discuten sus experiencias sexuales y tratan el tema de la violencia sexual. Desde que su autora, la estadounidense Eve Ensler, escribió el texto en 1996, se ha presentado en 140 países y traducido a 48 idiomas. El Ministerio de Cultura envió una carta a los medios locales afirmando que “Los monólogos de la vagina” aboga por un “sexo pervertido y antinatural bajo el eslogan del feminismo”. La misiva también advierte que la legislación kirguisa prohíbe la distribución de materiales que “promuevan la pornografía y ofendan la dignidad humana”.
Los productores de la obra sostienen que las autoridades están prejuzgando. “La pieza apunta a terminar con la violencia contra las mujeres, algo muy importante para nuestra sociedad, plagada de estos casos”, remarcó Aikanysh Jeenbaeva, una de las organizadoras y fundadoras del Colectivo Bishkek Feminists SQ en entrevista con EurasiaNet. “El Ministerio no dijo qué partes de ‘Los monólogos de la vagina’ son supuestamente ofensivas o promueven la pornografía. Creo que nadie vio la obra y solo están prejuzgando por su nombre”, subrayó.
Un representante del Ministerio, Ermek Jolochuev, reconoció que no había visto la obra, pero dijo que “contradecía” la “mentalidad” kirguisa. “Las poblaciones que viven en el territorio de Kirguistán, y los ciudadanos del este en general, no están acostumbrados a hablar de esos temas abiertamente ni nombrar en público las partes del cuerpo de las mujeres”, arguyó. También aseguró que “destacadas” figuras de la cultura nacional estaban en contra de la obra, pero no quiso dar nombres por teléfono ni cumplió su promesa de mandar la información por correo electrónico a EurasiaNet. Jolochuev dijo que el Ministerio no tiene herramientas legales para prohibir las funciones. Sin embargo, los productores temen que la recomendación de la cartera genere hostilidad contra ellos.
Afiche de promoción de la obra. |
Kirguistán sigue siendo una sociedad demasiado patriarcal en la que, pese a iniciativas de las autoridades de la época soviética por equiparar las oportunidades para las mujeres, los derechos de estas parecen estar retrocediendo. Hay muy pocos datos disponibles, pero un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas concluyó que una de cada cuatro mujeres entrevistadas fue víctima de violencia doméstica. La estigmatización se ha generalizado. Las mujeres que denuncian abuso sexual y doméstico suelen ser humilladas como si estuvieran sucias y fueran traidoras.
Además, el secuestro de novias, aunque es ilegal, se ha vuelto una práctica común tras la era soviética, se quejaron activistas. Dada la gravedad del tema, cuando apareció el comunicado del Ministerio de Cultura, “creímos que era una broma”, indicó Jeenbaeva. La cancelación de la obra enviaría un mensaje de que la violencia doméstica no es considerada un problema serio, dijeron otras integrantes de la organización. El caso confirma la tendencia del gobierno kirguiso a evitar el liberalismo de Occidente. En el otoño boreal pasado, por ejemplo, el Comité Estatal de Asuntos Religiosos logró bloquear, con una orden judicial, la proyección de un filme documental sobre homosexualidad en el mundo musulmán. En las últimas semanas, el parlamento discutió un proyecto de ley que prohíbe a las mujeres jóvenes viajar al extranjero, supuestamente para protegerlas de abusos sexuales, así como, al decir de su autor Irgal Kadyralieva, para “aumentar la moral y preservar la carga genética”.
A la abogada y destacada activista de derechos humanos Cholpon Djakupova le preocupa la tendencia actual y siente que la sociedad kirguisa fustiga lo que tilda de ideas extranjeras con un creciente cinismo. A pesar de años de promesas, el liberalismo occidental no ha hecho mucho por mejorar las condiciones de vida ni hacer frente a la corrupción generalizada. “La gente ve en las organizaciones no gubernamentales y hasta en el término ‘libertad’, el fracaso del cumplimiento de las promesas extranjeras”, explicó a EurasiaNet. “El concepto de libertad solo es importante para la gente creativa e independiente. Las personas pobres no tienen acceso a educación ni justicia. Para ellas, todos estos conceptos liberales están separados de sus difíciles vidas”, añadió.
* David Trilling es editor para Asia central de EurasiaNet.