Por Eugenio Lloret Orellana

 

Eugenio Lloret Gualaceo, la campiña y jardín, Patrimonio Cultural del Ecuador, es una ciudad con vocación para el turismo: paisajes, clima, artesanías, comidas típicas, frutales, ríos y parajes, tradiciones y sobre todo gente buena como su pan marcan el destino de agradar a propios y extraños
   
   

 

El turismo visto como eje de acumulación económica, en tanto industria generadora de ingresos, ha sido el modelo desde el cual se han definido las líneas de política para el sector y desde esta óptica el turismo se convierte en un factor clave para impulsar el desarrollo en donde el aporte privado se constituye en actor de la industria de la hospitalidad, especialmente aquel que puede aportar grandes inversiones orientadas al fortalecimiento del desarrollo nacional.
 
Cuando estamos sumando adeptos a una política de desarrollo turístico, en que los recursos humanos y los recursos naturales de Ecuador se juntan para la grandeza del país, pensamos que todo esfuerzo que contribuya a la eficacia, a la productividad, a un cambio con sentido de mejoramiento, a una racionalización, descentralización, inclusión y participación de las actividades turísticas estamos ayudando al proceso de desarrollo y al combate de la pobreza con la participación activa de los actores locales ( empresas privadas, Estado, gobierno local y ciudadanos ) para la promoción del país como destino turístico en base a una adecuada planificación y política de Estado.
 
Dentro de este marco, existen en el Ecuador experiencias y nuevos emprendimientos, como el caso reciente de la Hostería “Santa Bárbara” en el cantón Gualaceo, que demuestra que es factible construir una institucionalidad local participativa e incluyente que promueve un modelo de turismo propio, donde la inversión privada se convierte en el principal protagonista de su desarrollo.
Efectivamente, la Hostería “Santa Bárbara” viene a sintetizar lo que es y debe ser el modelo turístico que se está generando en la región. Un modelo que respetando la sostenibilidad ambiental, potenciando su riqueza arquitectónica en armonía con el paisaje y difundiendo su variedad gastronómica se convierte en vanguardia para optimizar la imagen del Ecuador como destino turístico de calidad, accesibilidad y eficiencia.
 
 
 
 
El esfuerzo pionero de Genaro Coellar Lituma, gerente de la Hostería, al poner a flote a Gualaceo como referente turístico ecuatoriano merece, sin regateos, el apoyo de las autoridades nacionales y seccionales, particularmente del Ministerio de Turismo para difundir sus fortalezas, descentralizar la actividad turística y hacer de la Hostería un punto de encuentro a través de Convenciones, Congresos y más eventos vinculados con el turismo cultural, y que por lo general se lo hace solo pensando en Quito, Guayaquil o Cuenca.
 
Gualaceo, la campiña y jardín, Patrimonio Cultural del Ecuador, es una ciudad con vocación para el turismo: paisajes, clima, artesanías, comidas típicas, frutales, ríos y parajes, tradiciones y sobre todo gente buena como su pan marcan el destino de agradar a propios y extraños. Su río tutelar, el Santa Bárbara, con su cauce y sus grandes riberas se constituye en escenario natural para actos masivos importantes y en refugio obligado de los cuencanos en los fines de semana.
 
El corazón urbano de Gualaceo con viejas casas de más de un siglo, restauradas con esmero son joyas arquitectónicas que se acoplan al paisaje y al don de gentes de sus habitantes, muchos de los cuales son artesanos con habilidades excepcionales para producir bordados, calzado, muebles de madera y artesanías en paja toquilla que tienen prestigio que trasciende en el país y fuera de él.
 
Gualaceo, también conocido como Jardín Azuayo, tiene como eje fundamental el turismo y dispone de los recursos naturales, técnicos y humanos para que se afinque esta moderna industria de la hospitalidad dotado de instalaciones, sitios de exhibición, ventas y una cadena de restaurantes de primera calidad.
 
Así la proverbial belleza de su geografía es ensalzada por un verso popular: “ Gualaceo es un manojo/ de flores que Dios los hizo/ añorando los jardines/ del que fue su paraíso/ y también por su himno popular que dice: Gualaceña flor del alma, flor del durazno mi amor. En tus ojos el paisaje y en tu río la canción ….”.

 

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