Por Eugenio Lloret Orellana
El Papa Francisco criticó el culto al dinero y la dictadura de la economía, que no tienen rostro y carecen de una verdadera meta humana | |
Un papa que sonríe, que pide la bendición antes de darla, que tiene cara de buena persona y que lleva como nombre la humildad, que pide a los jóvenes que saquen a la Iglesia a la calle y no licuen a Jesucristo, que critica duramente la dictadura de la economía y denuncia las consecuencias funestas de la crisis económica global que transforma a los seres humanos en bienes de consumo de “usar y tirar“, es una oportunidad a la esperanza para los católicos del mundo y para quienes, desde la otra orilla del descreimiento, desean que la Iglesia lastimada abra las ventanas y se dedique, de una vez, a dejar de lado la comodidad y el puro clericalismo para trabajar por los excluidos.
Jorge Mario Bergoglio, obispo de Roma, el primer latinoamericano, el primer jesuita, el primer Francisco que goza de una inmensa popularidad desde el día de su elección como Papa se ha caracterizado por sus polémicos discursos. Su vida austera, al extremo lo ha llevado a levantar su voz desde su propio ejemplo.
Francisco, en la misma óptica de lo afirmado durante su viaje de Roma a Río de Janeiro, se refirió a la exclusión de los jóvenes en la sociedad actual que no tienen la dignidad del trabajo.
Los jóvenes – manifestó el papa – tienen que luchar contra la corrupción y la injusticia, tienen que salir, hacerse valer, luchar por los valores, y los viejos “tienen que abrir la boca y enseñarnos y transmitirnos la sabiduría de los pueblos“ frente a una eutanasia cultural escondida.
Al referirse a la crisis económica y sus consecuencias humanas dijo de forma tajante que esta es una crisis del hombre, que destruye al hombre y se están preocupando “por los bancos y no por las familias que se mueren de hambre“.
“El dinero debe servir y no gobernar“ clamó el pontífice durante su gira por el Brasil. “Hemos creado nuevos ídolos. La antigua veneración del becerro de oro ha tomado una nueva y despiadada forma en el culto al dinero
|
y la dictadura de la economía, que no tiene rostro y carece de una verdadera meta humana“ señaló.
En su opinión, la crisis financiera ha sacado a la luz las deformidades de la economía y el hombre ha pasado a ser un esclavo del consumismo desenfrenado e instó a políticos, financieros y economistas a que pongan en marcha una reforma del mundo financiero para volverlo más ético y lograr que beneficie a todos los ciudadanos del mundo.
Después de Juan Pablo II, este pontífice carismático que definió a la pobreza como “ inmoral, injusta e ilegítima “ en donde los derechos humanos se “ violan no solo por el terrorismo, la represión y los asesinatos, sino también por estructuras económicas injustas, trata ahora de liberar a la Iglesia golpeada por los escándalos del poder y del dinero respecto del banco del Vaticano y sobre el caso Vatileaks, así como de reformar la Curia y adoptar una postura radical ante la pederastia.
Pero, al margen de los asuntos polémicos, la Iglesia tiene numerosos retos por delante, como por ejemplo, impulsar el diálogo con el islam, afrontar de una manera valiente el papel de la mujer en la iglesia y la postura oficial ante la bioética, el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual.
El contenido de los discursos del papa Francisco, como también sus gestos, prevaleciendo el hablar espontáneo sobre el discurso, está bien ponderado asimismo en los silencios y omisiones, mientras tanto ese mismo silencio ronda en la jerarquía de la Curia romana.
En el mito de Adán y Eva, cuya prístina y original desnudez era símbolo de inocencia, de su pureza y de su humildad ante Dios, su creador, sólo después de “pecar” descubrieron su desnudez y sintieron vergüenza. Desde entonces la moral opresiva, a la par que hipócrita, acabará por convertirse en protesta social en contra del sistema imperante.
|