Un plan de iluminación urbana y rural en las provincias de Azuay, Cañar y Morona, está en la mira del nuevo Presidente Ejecutivo de la Empresa Eléctrica Regional Centro Sur, Xavier Serrano López, que asumió la función en julio pasado. Donde no llegan los cables, se impone la energía solar

 

El proyecto se enmarca en los principios de la revolución energética del Ministerio de Electricidad, basado en el aprovechamiento de los recursos de generación disponibles, para expandir la distribución eléctrica por el país e inclusive pensar, desde  2016, en la exportación.
 
La visión del proyecto se sustenta en la necesidad de mejorar los sistemas de iluminación de Cuenca, tanto por razones de mejoramiento del servicio como por seguridad, pues hay calles y barrios –inclusive centrales- donde la deficiente iluminación provoca acciones delictivas a las sombras nocturnas.
 
Los habitantes amazónicos trabajan con entusiasmo para colocar los paneles solares en los postes y en sus viviendas
La EERCS tiene 300 mil clientes en el austro: 200 mil en el Azuay y 100 mil en las provincias de Cañar –excepto Azogues y Déleg- y Morona Santiago. Para esta provincia amazónica, aparte de las conexiones normales mediante cables con las ciudades y cantones de acceso carrozable, la dotación de electricidad se produce con paneles solares en parroquias y caseríos de zonas selváticas inaccesibles. Es el sistema fotovoltaico.
 
El habitante rural de la amazonía es un mundo aparte. Los paneles solares han empezado a cambiar su visión y su vida, pues en su medio jamás se había conocido un foco, una luminaria o un artefacto eléctrico. Las licuadoras dejaron obsoletos los sistemas de moler la yuca para elaborar la tradicional y mítica chicha de los Shuar y de los Ashuar que pueblan la selva virginal, donde han sido milenarios dueños de su mundo, de su cultura y sus tradiciones, abandonados de la “civilización”, excepto de misiones religiosas que han logrado “conquistarlos”.
 
La EERCS tiene convenios de electrificación con organizaciones amazónicas del programa Yantsa ii Etsari, que traducido del Shuar significa Luz de Nuestro Sol. Los beneficiarios pertenecen a Sucúa y Méndez, en sitios remotos de estas cabeceras cantonales. Las primeras casas distan tres horas por carreteros deplorables, hasta un canal fluvial que lleva en canoa a Puerto Kashpaime, para optar por los ríos Mangosiza, Kusuime, Kangaime o Macuma.
 
Xavier Serrano López, Gerente de la Empresa Eléctrica Regional
En las riberas de estos ríos hay 45 centros cuyos pobladores son beneficiarios del programa de energía solar. Los más distantes están a ocho horas de navegación, que solo es posible cuando el caudal de los ríos lo permite, afrontando riesgos.
 
Los sistemas fotovoltaicos se han instalado también en 24 comunidades de las parroquias Taisha y Tuutinentsa, de la etnia Shuar, y en 26 de la etnia Achuar. Desde que se hizo la luz en esos parajes amaneció una nueva vida para sus  habitantes, que antes no tenían más que mecheros, la leña o los fogones, para la iluminación y el calor del hogar. 
 
Xavier Serrano anuncia que este programa se lo intensificará hasta duplicar el número de beneficiarios –hoy son cerca de dos mil familias- en los próximos tres años. El convenio que firma cada familia para disponer del equipo solar le compromete a su mantenimiento y cuidado, debiendo pagar un dólar con 46 centavos al mes por el servicio.
 
Para la Empresa Regional Centro Sur no es fácil mantener el programa, pero se justifica por la importancia social y humana, pues de alguna manera incorpora a la gente a los programas del Buen Vivir que pregona el actual gobierno. El transporte de las baterías, luminarias, varillas de puesta en tierra, tomacorrientes, interruptores y cables para las instalaciones internas de cada vivienda, se lo realiza mediante canoas. El Ministro de Electricidad, Esteban Albornoz, apoya el programa.
 
El mejoramiento de la iluminación urbana da seguridad y belleza a los barrios cuencanos
 
Los equipos, con paneles en lo alto de los árboles o sobre la cubierta de las chozas típicas de los aborígenes amazónicos, son una curiosa novedad para la gente: los mayores los miran con incredulidad y los niños con asombro. Desde que ha empezado a hacerse la luz en su mundo de tinieblas milenarias, ya no son los mismos. Se están incorporando a la “civilización” de los compatriotas que habitan en las ciudades de la Costa, de la Sierra del Ecuador y también en el Mundo.
 
Deberá pasar mucho tiempo hasta que los ecuatorianos que pueblan la amazonía puedan ser beneficiarios del Sistema Nacional Interconectado, pues la geografía, la naturaleza y las distancias sin carreteras vuelven imposible, a corto plazo, incorporarlos a las grandes fuentes de generación hidroeléctrica en operación y las que se construyen en el país, principalmente en el austro al que ellos pertenecen.
 

Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233