Por Alba Luz Mora

 

Alba Luz Mora
La izquierda ecuatoriana, personificada en la contienda anterior por la llamada Alianza País, las organizaciones de base del Ecuador y aquellas conformadas por elementos jóvenes, como Ruptura 25, que buscaban las conquistas imprescindibles y mayor definición ideológica, hoy acusan una especie de reacomodo y han promovido divisiones lamentables
 
Perurgidos, como estamos en el Ecuador por presentar oportunamente los candidatos a las dos primeras magistraturas y los cuadros electorales que terciaran en las elecciones del año 2013, encontramos que se está dando un innegable antagonismo y hasta contradicciones, entre los nombres seleccionados, la línea ideológica que profesan y una especie de mixtura filosófico-política que confunde al electorado y adolece de contradicciones innegables. Hemos visto que la izquierda ecuatoriana, personificada en la contienda anterior por la llamada Alianza País, las organizaciones de base del Ecuador y aquellas conformadas por elementos jóvenes, como Ruptura 25 por ejemplo, que buscaban las conquistas imprescindibles y mayor definición ideológica, hoy acusan una especie de reacomodo y han promovido divisiones lamentables. El líder y candidato Alberto Acosta hoy representaría la “autentica izquierda”, desconociendo la anterior coalición y hasta los principios de la Constitución elaborada en Montecristi. Los estudiantes y trabajadores que discrepan frente a una oferta partidista progresista, siguen a los candidatos más jóvenes o a las organizaciones políticas que no siempre representan otra oportunidad con mayor democracia y libertad, se le suman partes de los cuadros indígenas antes unidos y rebeldes, organizaciones sociales y otras ententes cuya urgencia principal es reivindicar sus derechos en igualdad de aspiraciones que los demás. Parecería, a ratos, que las ideologías y sus filosofías ya no cuentan para los ecuatorianos sino aparecer como   
 
 
 
opciones definidas, serias y conscientes frente a las demandas sociales imprescindibles, por lo cual el gran electorado del país, afanado en respaldar la mejor candidatura que lidere cambios importantes y acceso más seguro a los pobres, no sea solo un señuelo de pocos, sino también la garantía de un serio ejercicio orientador, probo en sus acciones y pensamientos, genuino en su ideología, con gran sensibilidad social, sin contradicciones y clara coherencia en la práctica cotidiana.
Ojalá que en el 2013,superada esta especie de confusión ideológica y aquellas ofertas que podrían desdecirse en la practica, sepamos analizar con objetividad, seriedad política y formalidad, las opciones que se nos presenten, para optar por aquella que obre en beneficio de nuestro país, digno de mejor suerte, que aspira a la solución de los principales problemas que hoy dividen al electorado, lo confunden y hasta lo impelen a definirse a lo mejor erráticamente en procura de días mejores.
Que no caigamos en la estrategia política diseñada sólo para llegar al Poder sino en un planteamiento ideológico coherente, claro y bien intencionado. Las realidades de otros países de nuestra región, y aun de aquellos ubicados en otros continentes, tornan a los eventos electorales puestos a consideración de nuestros pueblos, la oportunidad de buscar un remozamiento en el estilo de gobernar, cambios positivos confiables y de gran aliento, siempre y cuando no se vulneren los principios democráticos. Ojalá tomemos la decisión correcta.
 
 
 

 

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