En los ministerios de Salud y Ambiente, en la Gobernación y comisarías del Guayas y algunas esferas públicas, ciertos hechos hacen presumir visos de corrupción en el desempeño de algunos funcionarios y en el uso de los recursos públicos. Casos que, en realidad, asustan, en un gobierno que siempre pregonó la honestidad como pilar en el ejercicio de la administración, especialmente en lo económico.
El Ecuador ha experimentado cambios positivos en la gestión pública en los últimos cinco años. Pero los síntomas de que no se ha descartado el accionar de elementos que se las ingenian para burlar los controles y aprovecharse de los bienes públicos, utilizando inclusive lo más avanzado de la tecnología, ameritan una real preocupación de las autoridades. El país no puede permitirse retrocesos para llegar a lo que el pueblo creyó se había superado.
Mientras con más energía y urgencia se intervenga en los casos presentados hasta esclarecerlos y sancionar a los implicados, el gobierno mantendrá la buena imagen con la que debe demostrar en la práctica, que el país vive nuevos tiempos.