Por Eugenio Lloret Orellana
Cuba y su Revolución han sobrevivido junto a Fidel, contra todo pronóstico agorero, a golpe de decisión y sacrificio a la mayor agresión sostenida en el tiempo por parte del enemigo imperial a una pequeña nación soberana de más de once millones de personas lúcidas, exigentes, cultas, críticas, divertidas, solidarias, revolucionarias y entrañables.
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Era el primero de enero de 1959 cuando las tropas del Ejército Rebelde al mando del comandante Fidel Castro Ruz entraban en las calles de La Habana. Se proclamaba la Revolución victoriosa. De ese acontecimiento crucial para la historia de Cuba y del mundo, se cumplen 53 años como referente ético de la utopía y de la emancipación, imagen de la soberanía de un pueblo, de la lucha por la justicia social, de la solidaridad internacionalista, de la liberación de esta Latinoamérica en pie y de todos los pueblos sometidos frente al Imperio. Significa, también, la oposición combativa al neoliberalismo económico y un canto para el amor y la esperanza o para el odio y la sumisión.
Hablar de la Revolución cubana es hacer un ejercicio de honestidad histórica e intelectual. Como cualquier obra humana, en tan largo y difícil camino la revolución registra, necesariamente, errores, aprendizajes y autocríticas, pero por sobre todo, Cuba y su Revolución han sobrevivido junto a Fidel, contra todo pronóstico agorero, a golpe de decisión y sacrificio a la mayor agresión sostenida en el tiempo por parte del enemigo imperial a una pequeña nación soberana de más de once millones de personas lúcidas, exigentes, cultas, críticas, divertidas, solidarias, revolucionarias y entrañables. Ni bloqueos criminales ni amenazas nucleares o desastres naturales a “ese lagarto verde con ojos de piedra y agua“ han podido doblegarla.
En este feliz aniversario, con un Fidel vivo y superviviente, con Raúl en el timón, con el Che, Camilo y Celia en el azul firmamento, con la esperanza y la solidaridad en el horizonte, nos sentimos hermanados con Cuba y su pueblo, con su revolución que ha crecido, sobrevivido, resistido y vencido junto a nosotros.
Cuba se ha convertido así en la reserva moral de la humanidad con Fidel Castro – el último héroe nacional del Siglo XX – y su consigna viviente: “Patria o Muerte,
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mos“, ¡Hasta la Victoria Siempre! Y no están vencidos.
Amo a Cuba, he vivido en Cuba, fui becario del Instituto Superior de Periodismo “José Martí“, he disfrutado de la inmensa solidaridad de su pueblo, gocé del ritmo del son cubano, de la música protesta con Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y tantos otros, leí apasionada poesía y literatura, disfruté de playas indescriptibles llenas de sol y tangas. Tuve la inmensa suerte de estar en el Palacio de la Revolución y conversar de frente con Fidel y otros cuadros de la Revolución, de compartir largas jornadas con periodistas cubanos y latinoamericanos..
Añoro la “Bodeguita del Medio“ y su ron con toronjil, refugio que me inspiró a escribir unas Décimas a Fidel, que hoy quiero compartir con los hijos dilectos y directos de la Revolución Cubana como Rafael Correa y con los miles de lectores de AVANCE.
Comandante Fidel Castro, / Héroe de Monte Turquino, / Tú hiciste nuestro destino/ Tras seguir fieles el rastro/ Que deja al pasar el astro: / La Patria y la Revolución. / Está en nuestro corazón/ La senda que por delante/ Gran Adalid, Comandante. / Nos la diste con pasión.
Patria altiva, Cuba libre, / La de América y Martí, / Piensa el pueblo sólo en ti, / Cuando mide el gran calibre/ De tú palabra, a que vibre/ Todo el Caribe y el mar. / ¡Vamos Cuba, andar y andar, / Comandante, tu estatura, / Se alza heroica hasta la altura, / Frente a la Patria sin par.
Adalid del Siglo Veinte, / Con el CHE, pasión de América, / Orogenie, tierra feérica, / Toda Cuba está presente/ Y lista siempre y de frente/ Para marchar junto a ti.
Fidel es Patria y Martí, / Es Cuba, tierra, y es gloria, / Es año heroico en la historia/ Y es Democracia por ti.
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