Una ordenanza promueve usar las fachadas de los edificios para murales y grafitis. Aquello de que la pared y la muralla son el papel del canalla entra al ámbito del arte, mientras la juventud prefiere las redes sociales para expresarse sin restricciones en forma libre y total las 24 horas del día

La iniciativa fue de la concejal Juanita Bersosa Webster. La aprobación de la ordenanza, el 5 de julio, fue también polémica, pues el Alcalde usó el recurso del “doble voto” y se contó con el voto de los grafiteros, a través de la Silla Vacía, sin que se hayan sometido al procedimiento legal para su participación.
“¿El grafiti es arte?” se pregunta el concejal Tarquino Orellana, que votó contra la propuesta. Y añade: “…Definirlo como arte encierra una contradicción y nos lleva al absurdo, pues, así como condena y reclama que no somos nosotros, ninguno de nosotros, los calificados para imponer o decidir qué es arte, no cabe que se nos imponga a todos, que tal expresión es por sí misma arte”.

La ordenanza tiene 13 artículos. El Nro. 2 señala que “Corresponde a las Direcciones de Cultura, de áreas Históricas y Patrimoniales y a la casa de la Juventud, según sus competencias, la ejecución de la presente ordenanza. La Comisión de Cultura del I. Concejo Cantonal vigilará y fiscalizará el cumplimiento de estas disposiciones”.

El Concejal Julio León, por su parte, planteó la nulidad de la Ordenanza, porque “se han cometido errores y vicios en la aprobación”. Y puntualiza que sin ninguna acreditación “un grupo de personas no solo que participó con su voz sino que, votaron y definieron en varios artículos de esa Ordenanza, siendo por tanto su participación decisiva en la aprobación de la cuestionada norma”.


La Ordenanza está aprobada y vigente. La Comisión Impulsora del Arte será encargada de vigilar su cumplimiento, pero será en la práctica diaria, cuando se verá o no su utilidad y conveniencia, especialmente cuando esta próxima una campaña política en la que, seguramente, se aprovechará al máximo de las oportunidades que brinda esta norma municipal, para usar los espacios públicos y privados con fines promocionales.

Es más: la experiencia de los actuales tiempos mostraría que los grafitis empiezan a ser cosa del pasado, pues las redes sociales en las que son diestros para usar los niños y jóvenes de hoy, van volviendo obsoletas las novedosas formas de expresión de hace pocos años.