Entre el verdor profundo de la vegetación costeña, aislada del bullicio estresante de los centros urbanos, aparece la Posada Hotel Señor de los Caballos, a 14 kilómetros de Vinces, en la provincia ecuatoriana de Los Ríos

 
 

Un sitio para olvidar la rutina mundanal y disfrutar de la naturaleza pura, en la proximidad de plantaciones bananeras, los bosques de teca, los árboles de caña guadúa y bambú que acogen a profusión de aves de variedad de tamaños, colores y conciertos musicales que alegran y dan energía al paisaje.
 

Vicente Sotomayor es promotor del proyecto. “Es resultado del sueño de convertir a la cultura campesina en un valor de la ecuatorianidad costeña”, explica el heredero de una tradición familiar vinculada a la agricultura, la crianza de caballos, la ganadería, el rodeo montubio, las plantas medicinales, las palmeras, los jardines con anturios, lirios, rosas y un sinfín de plantas en cuya floración se confunde la policromía de las mariposas.
 

El paraje tiene historia. Antonio Sotomayor, el abuelo, coronel de las fraguas alfaristas a finales del siglo XIX e inicios del XX, había donado parte de su hacienda a los campesinos, para crear el caserío cacaotero Playas de Vinces, que acabara convirtiéndose en la parroquia Antonio Sotomayor, como se llama hoy.
 

César Arturo Sotomayor, heredero de la propiedad, había impulsado los cultivos de banano y cacao, productos destinados a la exportación. Al morir en 1962, asumió la responsabilidad Jorge, el mayor de los hijos, quien alternó las faenas campesinas con la administración pública, pues llegó a desempeñarse como Gobernador de la provincia de Los Ríos.
 

 
  Vicente Sotomayor.

Jorge fue un apasionado por la cultura montubia, uno de cuyos rasgos es la crianza de los caballos y el afecto por ellos. Los mayores del pueblo recuerdan el garbo de animales como Dandy, Llamarada, Rayo Errante y Flecha, sobre los que el hacendado cabalgaba despertando admiración de la gente que empezó a llamarlo El Señor de los Caballos. Él implantó la tradición del rodeo y la doma de potros en el pueblo, con un espectáculo especial el 12 de octubre de cada año, por el Día de la Raza.
 

Al morir en 2002, la propiedad fue recortándose y Vicente, ingeniero agrícola graduado en los Estados Unidos, con una maestría en nutrición animal, ha asumido, en la parte que le corresponde, los proyectos de cultivo del cacao, la producción láctea y el turismo ecológico: los huéspedes del hotel Señor de los Caballos –nombre para rendir homenaje al hermano- disfrutan de un ambiente paradisíaco y comodidades modernas, a la vez que de conocer detalles sobre la producción agrícola, el proceso de producción láctea y el cuidado de los animales.
 

La movilización por las estaciones productivas en una superficie de alrededor de 200 hectáreas, en caminatas, sobre acémilas, en bicicleta o en una “chiva”, es parte del ecoturismo que constituye una de las singularidades que más atrae a los visitantes que pasean por el “parque del conocimiento agropecuario” como ha nominado Vicente Sotomayor a sus instalaciones.
 

Las rutas por agua, a caballo o en bicicleta atraviesan por los cacaotales, pastos, canales de agua y vegetación nativa, en todos los cuales predomina la tranquilidad absoluta de la naturaleza, que permite gozar de la observación de las plantas, los árboles, la variedad de aves y mariposas que congenian con los visitantes. El Santuario del Canclón – ave endémica del Ecuador en vías de extinción- o el Lago del Silencio, son recuerdos que guardarán los pasajeros perennizados en fotografías.
 

El hotel mantiene armonía con el entorno. En su construcción se ha usado materiales del sitio, como la caña guadúa, el bambú, la teca, el cade, el ladrillo, las piedras de canto rodado y más productos naturales. “Son los elementos de la pobreza visible en las rústicas casas de los campesinos costeños, transformados en materiales valorados por su capacidad de brindar comodidad, decoración y alegría al servicio del turismo”, dice el propietario.
 

Desde hace diez meses operan 28 habitaciones distribuidas en cabañas de dos plantas, mientras se construye siete suites con las que la capacidad de 74 camas del hotel, subirá a 125. El establecimiento cuenta con piscina, restaurante, sala de juegos, capilla, servicios de SPA con tratamientos naturales, especialmente los baños de leche o de cacao, así como tiene a disposición de los pasajeros caballos o bicicletas para recorrer por el interior de la hacienda, y canoas para pasear por el río Vinces, que atraviesa zonas agrícolas de gran belleza paisajística.
 

La alimentación que se brinda a los visitantes igualmente esta basada en la producción agrícola de la hacienda: gallinas, patos, pescado, carne de res, leche, cacao, arroz, maíz, banano, zapallo, papaya, sandía, mango, naranja y más productos tropicales.
 

La vialidad, que es una de las obras más destacables del actual gobierno, facilita la movilización por las regiones del país. El Señor de los Caballos es un establecimiento que vale incluirlo en los planes de visita a los parajes más atractivos del Ecuador. El acceso–14 kilómetros desde Vinces- está en reconstrucción y en no más de cuatro meses tendrá asfalto.
 

Vicente Sotomayor, su mentalizador y ejecutor, está seguro de que su establecimiento es pionero en la práctica del agroecoturismo en el país, atractivo para visitantes nacionales y del exterior. Pero espera el apoyo del Ministerio de Turismo para promocionar su iniciativa y su inversión, como una alternativa emprendida con la visión de un ecuatoriano que se ha arriesgado por un proyecto original y saludable como hacen falta en el Ecuador.

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