Por Eliécer Cárdenas
Un editorial en los grandes medios contra una administración casi equivalía a su “sentencia de muerte”. Recordemos lo sucedido con Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad o Lucio Gutiérrez, tumbados con el concurso activo de esos grandes medios escritos, radiales y televisados que claramente tomaron partido en sus páginas y espacios
|
La sentencia contra los directivos, el ex editor de opinión y la indemnización por 40 millones de dólares en contra de Diario El Universo, al igual que su ratificación, encrespó el panorama político y el duelo que mantienen los medios más grandes del país y de mayor poder económico con el Gobierno. Para éste el desenlace del caso –apelado a tercera y última instancia- fue algo justo, ya que el artículo de Emilio Palacio configuraría una injuria calumniosa grave con las consecuencias civiles y penales que derivarían de aquel delito. En cambio, para Diario El Universo y los editores de prensa, así como el conjunto de medios privados, se trataría de un atropello a la libertad de expresión y un claro síntoma de persecución a los medios no favorables a la línea oficial. Entre estas dos posiciones tajantes y excluyentes, resulta difícil el ejercicio de una mínima objetividad, cuando justamente esta se vuelve indispensable si se quiere analizar con desapasionamiento un proceso que se inició mucho antes de este Gobierno y que arranca de períodos anteriores, cuando la “prensa grande” asumió roles que le corresponderían a la sociedad civil en su conjunto y a las fuerzas políticas y sociales en concreto. Un editorial en los grandes medios en contra de una administración, casi equivalía a su “sentencia de muerte”. Recordemos lo sucedido con los gobiernos de Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad o Lucio Gutiérrez, tumbados con el concurso activo de esos grandes medios escritos, radiales y televisados que claramente tomaron partido en sus páginas y espacios. |
Al inicio de esta administración, se pudo observar claramente que esta especie de supervigilancia de esos medios de la conducta política de un gobierno, iba a terminar. El Gobierno de la llamada “Revolución Ciudadana” ha buscado su antídoto contra el poder mediático adquiriendo medios y ejerciendo ese poder, y además valiéndose de las leyes.
|