Eduardo Cardoso Martínez. |
Los lugares son distintos según los ojos que los miran. Los ángulos visuales, los colores, la luz y las sombras, ofrecen puntos de vista exclusivos al transeúnte, al artista plástico, al poeta, al hombre de la calle o al turista. Cada uno proyecta la luz de sus propios ojos y la riqueza de su pensamiento en las cosas que contempla y admira
Con la cámara fotográfica al hombro, Eduardo Cardoso Martínez recorre Cuenca y sus alrededores captando imágenes que le sorprenden por los matices del color en los paisajes, el brillo del sol en las cúpulas, la transparencia o la turbiedad de los ríos en verano o en invierno, o los contrastes de la luz al amanecer o al declinar el día. No falta el sugestivo resplandor de las lámparas eléctricas sobre el pavimento empapado por la noche de lluvia.
Ingeniero civil, alterna las ocupaciones profesionales con el hobby fotográfico. En sus tomas está también la curiosidad periodística del hombre que dedicó muchos años a la radiodifusión y se complace en detener el tiempo y el espacio en crónicas silenciosas e inmóviles del entorno de la ciudad de la que selecciona paisajes, edificios y sitios emblemáticos.
En el mes conmemorativo de la independencia de Cuenca, el pestañeo instantáneo del lente conectado a la pupila de Eduardo Cardoso, observador meticuloso de sitios y panoramas, resalta sin necesidad de abundosas palabras los perfiles de la ciudad orgullosa de su identidad, de su pasado y de su presente, oteando desde la altura de sus cúpulas y torres los horizontes del futuro.