La pavimentación de las calles de Cuenca, el cierre de las acequias que las recorrían, los teléfonos automáticos, la construcción de la cárcel y del edificio municipal, parten de las décadas treinta y cuarenta del siglo pasado. En el mes conmemorativo de la Independencia, bien vale recordar algunos datos ignorados por generaciones presentes, que son parte de la historia y la trayectoria de la ciudad

 
 
Calle Larga
A comienzos del siglo XX las calles del centro histórico tenían pavimento de piedras de canto rodado, con una acequia.
 
Avenida Solano
En la avenida Solano hasta después de 1950 el único edificio que sobresalía era el del colegio Benigno Malo.
• Cuencanos en 1935
La revista Tres de Noviembre da cuenta de que en 1935 la población de Cuenca fue de 44.931 habitantes. Ese año hubo 1.563 nacimientos y 908 defunciones. Se aclara que en Huayna Cápac hubo 89 más fallecimientos (190) que nacimientos (101), porque en esa parroquia funcionan los hospitales civil y militar.
 
• Bonos por tres millones
En julio de 1937 el Presidente del Concejo de Cuenca, Antonio Borrero Vega, informaba de las obras municipales: “Por gestión de los Miembros del Concejo anterior y de destacados elementos de nuestra sociedad se obtuvo del Gobierno que preside el señor ingeniero Federico Páez, el importantísimo Decreto Nro. 418 de 12 de noviembre de 1936, por el cual se autoriza a la Municipalidad de Cuenca para que pueda emitir Bonos Municipales hasta por la suma de Tres Millones de sucres, un millón durante el año de 1937 y quinientos mil sucres en los años siguientes hasta completar dicha suma. El valor del empréstito según el propio Decreto debe de invertirse en la producción de agua potable, canalización y pavimentación de las calles de la ciudad, pavimentación de la avenida Solano, reparación de los muros del río Tomebamba y pagos de deudas municipales provenientes de servicios que afectan a la economía municipal. Tan valioso y trascendental decreto débese al entusiasmo y patriotismo del inteligente azuayo Ministro de Gobierno, Dr. Dn. Aurelio Bayas, para quien nuestra ciudad tiene obligación de guardarle imperecedera gratitud”.
 
• Los primeros adoquines
También: “La pavimentación primitiva de nuestras calles con la piedra de río, presentaba a la ciudad de un aspecto detestable. En 1935 se ensayó por el Concejo de entonces la pavimentación de una cuadra de la calle Bolívar, con el decente y hermoso adoquinamiento de piedra sillar de las canteras de Chiquipata y Tahual. El Concejo de 1936, que tuve también el honor de presidir,  emprendió en la higienización de calles, mediante el cerramiento de las inmundas acequias descubiertas, la construcción de servicios higiénicos y cloacas en diversos sectores, la ejecución de varios canales y por fin, con el mejor de los éxitos y contando solamente con la partida de sus fondos ordinarios municipales, mandó a pavimentar modernamente con adoquines de piedra sillar tres cuadras de a calle Gran Colombia y dos de la Benigno Malo”.
 
• Obras en el cementerio
El Presidente del Concejo, en el informe del año, destaca las mejoras en el cementerio municipal y la organización mediante ordenanza. “Se ha procedido al adecentamiento de las bóvedas y los diversos tramos del cementerio. Existe una mesa de mármol sobre la que pueden dejarse los cadáveres mientras los oradores ocupen la tribuna cercana perfectamente adecuada y decente. Todo el tramo inferior del antiguo cementerio tiene andenes adoquinados con piedra. Hay llaves de agua y otras mejoras. La avenida González Suárez está libre de malezas y lastrada convenientemente”.
 
• Inmundicias del Gallinazo
Un informe municipal señala: “El trabajo de mayor aliento que está efectuando el Concejo es la construcción del gran canal colector que atraviesa la carrera Mariscal José Domingo de La Mar y luego la Gaspar Sangurima, en la parte céntrica de la ciudad, recogiendo las inmundas aguas del arroyo tradicionalmente conocido con el nombre de El Gallinazo, que ahora van a gran profundidad, bajo sólida arquería. Se trata de una obra definitiva, técnicamente realizada y, aunque de costo considerable, de inmenso beneficio para la higiene del vecindario”.
 
• Los suntuarios teléfonos
El Alcalde Luis Moreno Mora, al iniciar su gestión en 1945, fue crítico de la contratación del servicio telefónico automático hecha en la administración de Joaquín Moscoso Dávila, su antecesor, pues consideraba una obra suntuaria e innecesaria. No obstante, al término de su segundo período, en diciembre de 1953, apuntaba: “El magnífico servicio de teléfonos automáticos se va a duplicar, merced a un nuevo contrato actualmente en tramitación y el que se financia con una emisión de bonos sobre su propio rendimiento”.
 
• La cárcel y el Palacio
La Asamblea Nacional, mediante decreto de 26 de febrero de 1947, destinó una cuota en la venta de aguardiente para levantar el Palacio Municipal y la Cárcel de Cuenca. El alcalde Luis Moreno Mora, en un informe de 1947, señala: “La cárcel, cuyos planos contemplan un edificio amplio adecuado a las necesidades modernas, se la ha comenzado con los cimientos para los muros de cerramiento. Está levantándose en las afueras de la ciudad, junto a la avenida del Chofer. La construcción del palacio Municipal se ha iniciado también en el sitio que queda en la calle Benigno Malo. Su parte principal, que ocupará el terreno de la cárcel actual y de la antigua casa del Municipio, se ha dejado, por razones obvias, para que previamente se abra un concurso de planos y se pueda disponer de aquellos sitios”.
 
• La cárcel y el agua potable
En diciembre de ese mismo año asume la Presidencia del Concejo Enrique Arízaga Toral y en sus primeras sesiones resuelve intensificar los planes de agua potable. El 3 de diciembre, el secretario municipal Gerardo Martínez Espinosa apunta en el libro de actas: “Ordénase suspender la construcción de la Cárcel Provincial hasta nueva orden y trasladar los trabajadores y los materiales acumulados para esta obra a la del acueducto”.
 
No obstante, al finalizar su administración Enrique Arízaga, en diciembre de 1951, da cuenta de que “merece anotarse que el Ayuntamiento en los últimos años ha emprendido en la construcción de una cárcel adecuada a las condiciones humanas de vida, invirtiendo en esta obra, durante el año actual, la suma de 153 mil sucres”.
 
• La empresa EMLAT
En la administración de Arízaga Toral se creó la Empresa de Luz, Agua y Teléfonos (EMLAT). En el informe que presentó a fines de 1949, señala: “Comprendiendo el Concejo que para la eficiente administración de estos servicios era necesario evitar los trámites engorrosos, de los que, por desgracia, adolece la administración pública fiscal o municipal, con la aprobación de vales, transferencia de fondos, etc. etc., resolvió crear la Empresa de Luz, Agua y Teléfonos, en forma autónoma, organizando, al efecto, una Junta Administrativa, integrada por el Alcalde y cuatro concejales, siendo su Secretario el Gerente de la Empresa, organización que está dando espléndidos resultados, como puede verse de los Balances que ha presentado el señor Gerente”. 
 

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