Por Rolando Tello Espinosa

La desaparición de una dama y la incógnita sobre la muerte del esposo y dos de sus hijos en el propio domicilio, mantiene la angustia entre los familiares y el suspenso en la sociedad

Jaime Vega de la Cuadra y su esposa María del Carmen Monsalve departiendo un momento de felicidad.

La muerte de Jaime Vega de la Cuadra y de sus hijos Juan Pablo y Sebastián, precedida por la desaparición de María del Carmen Monsalve, esposa y madre de las víctimas, es un drama de misterio y estupefacción, plagado de conjeturas.
Ellos administraban la cadena de tiendas de lotería y revistas El Palacio de la Suerte Monsalve, en cinco locales instalados en el centro histórico de Cuenca.

La señora desapareció el viernes 15 de abril. Lo último que se conoce de ella es que esa mañana salió en un taxi del local de la calle Luis Cordero -entre Colombia y La Mar- hacia su domicilio, para tomar su carro, tanquearlo y enrumbar por la vía Cuenca-Molleturo-Naranjal, según un contacto telefónico detectado al pasar por la zona de El Cajas. Antes del viaje habría depositado 33 mil dólares en una entidad financiera, en la cuenta de un familiar, según las primeras informaciones policiales.

Mientras la policía investigaba el destino de María del Carmen, el lunes 18 de abril fue alertada de que algo trágico habría ocurrido en la residencia de los Vega de la Cuadra Monsalve: un llamado telefónico desde el interior de la vivienda, con un fondo musical lúgubre, anunciaba que "hay muertos en la casa ".. También la fuente fue la Policía.

Cuando personal de fiscalía y criminalística ingresó a la vivienda en el barrio Las Pencas, forzando con ganzúas las puertas completamente aseguradas por dentro y con las alarmas electrónicas en orden, encontró el espectáculo macabro de los cadáveres del padre y sus hijos en un dormitorio.


 

A la izquierda Jaime con Juan Pablo y Sebastián aún menores. Arriba los hijos ya mayores. Abajo, frontis con el rótulo de uno de los locales del Palacio de la Suerte.

Jaime Vega, de 57 años, sostenía un revólver calibre 38. Los medios de comunicación, siempre con fuentes policiales, publicaron la versión de un suicidio colectivo del padre y sus hijos de 29 y 25 años. Una botella de licor, otra de agua mineral y cajetillas de cigarrillos, serían fríos testimonios de los momentos precedentes al enigmático acontecimiento.

Jaime Vega, abogado de profesión, pero siempre inmerso en la actividad comercial, fue considerado un hombre tranquilo, dedicado por entero al trabajo y gozaba de prestigio y respeto en el barrio de residencia y en el vecindario de sus locales comerciales.

La esposa, cuyo paradero se ignoraba hasta la redacción de esta nota periodística, cabeza del negocio El Palacio de la Suerte Monsalve, manejaba el movimiento financiero. ¿Dónde está, viva o muerta? Es la interrogante del misterio, punto de partida de la tragedia sobre la que se mantiene el suspenso. Verónica, hija mayor de la familia, reside en los Estados Unidos.

El jueves 21 de abril, el carro Vitara de la señora Monsalve fue localizado en las proximidades de la Virgen de El Cajas, con su cartera personal y documentos dentro, inclusive el pasaporte con el tiquete de un viaje de retorno de los Estados Unidos, pocas semanas antes. La localización del vehículo introdujo nuevos elementos a la incógnita de la desaparición de la señora y la extraña muerte de su esposo y sus dos hijos.

A primera vista, lo más fácil €“como se han pronunciado elementos de la Fiscalía y de la Policía - era encasillar el episodio en un hecho ocurrido enteramente puertas adentro de la vivienda. Pero luego ha surgido profusión de versiones, inclusive de que la desaparición de María del Carmen y la muerte del esposo y sus hijos serían hechos planeados por elementos externos cuya identidad es absolutamente ignorada hasta el momento, así como las razones para hacerlo. Esta es la versión de los familiares: extraños secuestraron a la señora Monsalve y cometieron el asesinato múltiple, para escapar arreglando el escenario sin dejar huellas. Quizá alguien que conocía todo el sistema de seguridades de la residencia en la que, por añadidura, no se detectó otro indicio alguno de violencia o robo.

En el lapso entre la desaparición de María del Carmen y la muerte de sus familiares íntimos, no hubo comunicación alguna pidiendo una recompensa para negociar la devolución a casa. La figura del secuestro está en dudas.

Según la autopsia de los cadáveres en los cuerpos de las víctimas no había más heridas que las perforaciones de las balas, ingresadas por el paladar en dirección hacia arriba. Ninguno de los tres presentaba huellas de lesiones para presumir de forcejeos previos a la muerte.

La fiscalía investiga el trágico acontecimiento con extremada reserva €“tras las apresuradas afirmaciones iniciales-, pero se conoce que un perito forense en un expediente utiliza la palabra "autoflagelación", que llevaría a presumir que uno a uno, los hijos y el padre terminaron su vida disparándose por la boca.

También se conoce que estaría en poder de la fiscalía una carta de María del Carmen Monsalve a sus familiares pidiéndoles perdón por lo que iba a hacer. ¿Qué es lo que iba a hacer ? No sería la carta original, sino el calco impregnado con la presión de la escritura de la página de un block del que fue arrancada y que se habría podía leerse usando polvos especiales para resaltar la escritura. ¿Llegó la carta a manos de sus familiares? ¿Qué hicieron con ella?

El pasaporte de la dama desaparecida.

Tan trágicos hechos han conmovido a Cuenca y al país y por sus características de misterio han dado lugar a versiones fantasiosas que hasta llevan a evocar relatos fantasmagóricos comparables a los de Edgar Allan Poe, autor norteamericano del siglo XIX de cuentos terroríficos cual "Los Crímenes de la calle Morgue", donde la policía con ligereza señala culpables   y crea argumentos sobre el asesinato de una anciana y su hija en su domicilio, pero luego alguien desentraña el misterio con una prolija, lúcida y escalofriante investigación cuyos resultados nada tienen que ver con la apresurada y simple versión oficial, por lo que es liberado de culpa el acusado que resultó inocente.

Los familiares de las víctimas descartan de plano que se tratase de filicidio y suicidio, como han propalado en general los medios de comunicación del país €“algunos han confundido parricidio con filicidio-, con ingredientes de escandaloso sensacionalismo.

Felipe Vega de la Cuadra protestó por el tratamiento de los medios al caso, aceptando   como verídicas versiones apresuradas según las cuales su hermano Jaime mató a sus dos hijos y se suicidó luego. "Nunca debió difundirse una versión no probada, cuando el caso estaba en la etapa de investigación reservada: mi hermano no fue un psicópata ni tenía motivos para actuar de tal manera".

También dijo ignorar sobre supuestas deudas millonarias de por medio, como se había publicado, con fuente policial y de fiscalía, sustentada en supuestos "informes de familiares". "Se trata de un crimen cometido por personas extrañas, por razones desconocidas, pues por convicción los familiares jamás podremos aceptar que Jaime mató a sus hijos y se quitó la vida luego", dijo a los medios Felipe Vega de la Cuadra el 27 de abril, hablando por primera vez como vocero de la familia.

Felipe Vega de la Cuadra, hermano de Jaime, denunció la tragedia como una obra de la delincuencia

El representante de los familiares €“que fue Gobernador del Azuay en la presidencia de Fabian Alarcon y Ministro de Gobierno en la presidencia de Alfredo Palacio- protestó por la ligereza en difundir falsedades tales como que su hermano y su esposa eran adictos a los juegos: "es como calificar de alcohólico a quien vende licores o de asesino a quien vende armas, pues Jaime y su esposa administraban la venta de loterías", dijo.

Catalina Vega de la Cuadra €“hermana de Jaime- califica de inconcebible la versión según la cual el padre mató a los hijos para luego suicidarse. "Fue un hombre tranquilo, incapaz de matar una mosca. Además, de profundas convicciones cristianas, con una devoción predilecta   por los ángeles, al punto que en su domicilio había cuadros e imágenes angelicales en varias partes", comentó.

Un equipo de abogados presidido por José Cordero Acosta ha asumido la tarea de esclarecer la desaparición de María del Carmen Monsalve y la muerte de su esposo Jaime Vega de la Cuadra y de sus hijos Juan Pablo y Sebastián. Los investigadores policiales, fiscales y elementos de la Justicia, tienen un gran reto y una gravísima responsabilidad por delante.

Un comentario

El 18 de abril un hecho insólito y trágico conmovió a Cuenca: un padre y dos hijos encontraron la muerte en forma extraña e inexplicable, en su propio domicilio. La madre había desaparecido tres días antes.

¿Fueron asesinados, o qué provocó semejante desenlace, con un arma de fuego en la mano de uno de ellos? El drama humano en el que se envolvió la vida de los familiares alcanzó niveles insoportables y dio origen a especulaciones de toda índole. Frente a lo incomprensible, la mente humana busca salidas en la fantasía. Las tragedias sin evidencias fecundan la imaginación.

Los funcionarios encargados de tramitar el caso presumieron se trataba de un crimen horrendo: el padre mató a los hijos y se quitó la vida. Las puertas aseguradas desde el interior no hacían sospechar otra alternativa, pero acaso hubo ligereza al difundirla, sin explorar otras posibilidades. Los medios de comunicación incurrieron en el facilismo noticioso y por el hábito macabro de competir por las -primicias-, la versión cundió por los cuatro vientos.

Dos semanas después, los familiares denunciaron el caso como un crimen cometido por elementos de la delincuencia, pero   sin pruebas para sustentar su afirmación. ¿Secuestraron a la madre y nunca pidieron recompensa por ella?

¿Ingresaron al domicilio, mataron al esposo y dos hijos, sin llevar nada consigo?

Desconcertante es la palabra apropiada para calificar el episodio. Las pistas sobre los últimos movimientos de la señora podrían ser claves para una investigación policial y de criminalística que lleve a esclarecer las razones o sinrazones de la tragedia.

Al cierre de la presente edición de AVANCE la verdad es una incógnita. A través del presente reporte periodístico se pretende entregar al público la información disponible, para que los lectores confronten las versiones que ameritan ser tomadas en cuenta, descartando las que caen en el ámbito de la especulación.

El oficio periodístico hace inevitable abordar el tema con profesionalismo, objetividad y respeto a las personas involucradas en tan doloroso destino, así como a los familiares, para quienes la vida continúa y requieren la solidaridad para afrontarla. Sobre ellos, no cabe duda, no pesa culpa alguna, pero tienen más que nadie la necesidad y el derecho de perseguir el esclarecimiento total de lo acontecido y la inocencia de sus seres queridos.

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