Por Yolanda Reinoso
El turismo es una fuente de ingresos importantísima; el pabellón que conduce a la salida del aeropuerto internacional abunda en agencias de viajes que ofrecen no sólo transporte al hotel o tarifas especiales de estancia, sino entradas a museos y parques arqueológicos, cruceros por el Nilo, espectáculos de danza y música...
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Cairo es una metrópoli que habita en la mente como algo quimérico al asociarse con el milenario y fascinante legado arqueológico de la antigua civilización egipcia, pero al ser la segunda ciudad más poblada de África, ofrece además diversidad.
¿Cómo es llegar a Cairo por primera vez? Cada quien vive la experiencia según su personalidad y expectativas individuales, mas hay aspectos que mal podrían escapar a la objetividad y que tienen que ver con su infraestructura y densidad poblacional.
Al leer sobre los disturbios políticos actuales, no puedo imaginarme cuán afectada estará la población que vive del turismo, pues ésa es sin duda una fuente de ingresos importantísima; el pabellón que conduce a la salida del aeropuerto internacional, abunda en agencias de viajes que ofrecen no sólo transporte al hotel o tarifas especiales de estancia, sino entradas a museos y parques arqueológicos, cruceros por el Nilo, espectáculos de danza y música, inclusión en tours por el canal de Suez, guías completas de buceo en Sharm El Sheikh, etc.
La actividad de estos negocios es mucho más agresiva que aquella a la que estamos acostumbrados, pues cuentan con vendedores que no están sólo en la puerta esperando el paso de los turistas recién llegados, sino que siguen a los potenciales compradores hasta afuera, insistiendo hasta cuando logran convencerle, desistiendo sólo si le ven irse en un transporte contratado previamente.
Diez minutos respirando el aire de Cairo, y ya puede sentirse el efecto de la contaminación; arden los ojos y la garganta y la causa está a la vista: buses con escapes mal instalados, así como autos tan destartalados que parecería imposible que aún funcionen, pero también modelos más nuevos y flamantes, muestra visible de los posibles extremos económicos.
Los taxistas han aprendido a comunicar frases básicas en varios idiomas, y se muestran impasibles frente a los embotellamientos; por las calles transita a pie la diversidad, como representación clara de cómo el mundo converge en Cairo, pues se ve egipcios musulmanes en sus trajes típicos, egipcios vestidos a la usanza occidental, puesto que el cristianismo y el islamismo conviven aunque domina la presencia de mezquitas, y junto a ellos, la presencia de extranjeros de todo el mundo.
La arquitectura varía según la zona; un barrio puede caracterizarse por casas bajas con rasgos propios de la arquitectura árabe en ventanas y puertas, mientras que en otro dominan los edificios modernos, pero tienen en común el predomino de un marrón claro que imprime en las edificaciones un aire de tradición que el concreto jamás tiene.
Uno de los mayores atractivos es la zona conocida como Cairo Islámico, donde los centros culturales, comercios, planteles educativos y la vida cotidiana en sí, transcurren bajo los preceptos del Islam. El mercado Khan el Khalili se sitúa en una estrecha calle donde los mercaderes ocupan ambos lados, ofreciendo no sólo recuerdos baratos, sino también joyas, pergaminos finos, textiles, alfombras, y artesanía de cobre a menudo confeccionada en Medio Oriente.
La entrada a las mezquitas es limitada, pero las que admiten extranjeros, lo hacen exigiendo vestimenta discreta y los zapatos deben dejarse afuera; la belleza interior radica en su sencillez en comparación con la ostentación propia de las de Medio Oriente.
El metro de Cairo fue el primero en mi vida, y como tal me impactó cual la estructura increíble que es, pues las conexiones y rapidez dan una idea clara de la necesidad de los ciudadanos egipcios, que viene a ser la misma de cualquier urbe del mundo a la que le urge un metro: cubrir largas distancias en pocos minutos sin tener que lidiar con el tráfico.
El Nilo es parte de la ciudad pero el paisaje urbano que lo rodea no es la imagen que solemos tener de este río, así como Giza, donde están las pirámides, es una proximidad física, cuya esencia difiere de la de Cairo y de su innegable cosmopolitismo.