Una recopilación de sus artículos, crónicas, reportajes, entrevistas y piezas dramáticas aparecidas en el semanario “La Escoba” y otros medios, publicó la Casa de la Cultura de Cuenca
Fray Vicente Solano fundó el periódico La Escoba, cuyo primer número circuló el 22 de agosto de 1854. Pasaron 91 años hasta que el 10 de agosto de 1949 un grupo de entonces jóvenes intelectuales de Cuenca, resucitaron el semanario del que el fraile dio a luz 36 ediciones hasta el 24 de febrero de 1858.
En ambos siglos, la misión periodística tuvo el mismo objetivo: barrer –con humor negro o humor, simplemente-, como se colige del propio nombre y su subtítulo: ¡No más tontos! Grito de la Razón. El Semanario salía “cuando le daba la gana”. Combatir las malas costumbres, burlarse del género humano, ridiculizar a los tipos importantes, denunciar a los presumidos e ignorantes, hicieron a su modo Solano primero y los que revivieron La Escoba a mediados del siglo XX.
Cisneros fue uno de ellos y de los más notables y refinados en el humor. Sus trabajos los firmaba con un monosílabo irónico: Mi. Comentarios sobre los acontecimientos más representativos del momento, entrevistas imaginarias con autoridades o personajes importantes, entre ellas el propio Mi, fueron “pan caliente” para los lectores.
La Escoba del siglo XX reapareció con el número 37 y sobrevivió las vicisitudes propias del oficio en esos y estos tiempos, para las publicaciones “alternativas”: la inestabilidad en las fechas y aun en las personas encargadas de la elaboración.
El 27 de mayo de 1951 salió el número 101, para desaparecer hasta el 5 de abril de 1953, cuando aparece la edición 102. El 3 de noviembre de 1954, con el número 145, vuelve a desaparecer y el 23 de octubre de 1955 retorna con el número 146 y se mantiene hasta el 25 de diciembre de ese año, cuando otra vez cuelga la pluma con el número 155 y la retoma el 13 de marzo de 1959 con la edición 156, para llegar al número 196, definitivamente el último, con fecha 15 de enero de 1961.
Pero el tabloide semanal no descansa en paz. En 1980 Claudio Malo publicó una recopilación de trabajos escogidos de los autores de La Escoba del Siglo XX y ahora apareció otro, de la Casa de la Cultura, con una selección de los pertenecientes a Estuardo Cisneros. Constan en este último también temas que los publicó en otros medios: uno de ellos fue la revista AVANCE, donde entre 1987 y1990 aparecieron comentarios sobre arte y artistas, sobre fútbol o la recopilación de curiosidades tomadas de medios de comunicación del mundo, en una serie titulada ¡Qué Nota…!. A veces constaba el nombre del autor, otras el consagrado seudónimo Mi y otras, por fin, no tenían identificación.
Para recordar a Estuardo Cisneros (1928-1998), se reproduce su entrevista imaginaria al Presidente Velasco Ibarra en la edición Nro.104 de La Escoba, el 19 de abril de 1953. Una muestra de imaginación, inteligencia y humor que dicen mucho de la capacidad literaria del autor, para presentar al personaje más que caricaturizado, dibujado hasta en su temperamento.
Entrevista con la Prensa
A la manera del doctor Velasco Ibarra
- Buenos días, señor Presidente.
- ¡Buenos días, buenos días! ¿Es esto todo lo que saben decir?… ¡Originalidad! Eso: hace falta originalidad… ¿Por qué no entra diciendo por ejemplo “Unca Menca”?
- ¿“Unca menca”? Y eso, ¿qué quiere decir, señor Presidente?
- ¡Qué se yo! Usted no lo sabe tampoco, ¿verdad? Claro, ahí está; ignorancia, fanatismo, estrangulan la conciencia nacional; se dicen liberales, se dicen socialistas, se dicen comunistas, se dicen cosas peores pero no saben el significado de las palabras… ¿Cómo eran las palabras?
- “Unca menca”, señor Presidente.
- Eso, “Unca menca”… ¿No es desmoralizante? ¿No es un proceder propio de amargados intransigentes y sin escrúpulos?
- Yo, señor Presidente…
- Nada, nada. Vayamos ipso facto al forúnculo, pues no siempre ha de ser al grano; empiece a formular sus preguntas.
- Yo, señor Presidente…
- ¡Ahí está! ¡No ha venido con las preguntas preparadas! Y después la prensa mercenaria se queja, protesta; pero ¿saben ellos cómo me hacen perder mi tiempo, cómo me hacen perder la cabeza?… No, no escriba eso… ¡Pero si usted no está escribiendo nada!
- Es que yo, señor Presidente…
- ¡Escriba! Yo le voy a dictar mis respuestas; quiero estar seguro de que se publicará exactamente lo que yo digo… ¡escriba!
- Bueno, señor Presidente; pero eso sí, yo…
- ¡Yo, yo, siempre yo! ¿Usted también es zhuro? No, ya veo que no… ¿Qué haría usted en mi caso?
- ¿En qué caso señor Presidente?
- En cualquier caso. La cuestión es saber qué contestar. Las carreteras, el invierno, por ejemplo; todo es consecuencia del corrupto e ineficaz gobierno de Plaza, pero ¿toma esto en consideración la prensa? No; la presa grita y alborota, pero ¿da soluciones? Tampoco. El gobierno ha tomado ya las medidas que aconsejan las actuales circunstancias, inclusive se han tomado las medidas de los ternos de Nebot y Arosemena para que vayan a Inglaterra… Los ríos están inundando los campos, cierto, pero Nebot tiene la solución: dentro de pocos días haremos que se tiren toneladas de papel secante en las zonas inundadas; esta medida hará necesario además que se implante en el país la industria del papel secante. ¿Qué le parece? ¿Se les ha ocurrido a los sabios de la FEUE una idea semejante?
- Yo, señor Presidente…
- ¡Exacto! Ha dicho usted la verdad. Pero eso no es todo: han subido los precios de la sal, del arroz, de la gasolina; cierto, pero, ¿por qué? Pues por la escasez de estos artículos, Nebot tiene la solución de este problema: simplemente se produce sal, arroz y gasolina en abundancia y habiendo en abundancia, los recios bajan inmediatamente. Sencillísimo, ¿verdad
- No sé, porque como yo sólo…
- Precisamente. Pero aún hay algo más; hemos descubierto por fin algo que terminará con todos los problemas del Ecuador: sabemos ya lo que el Ecuador necesita. ¿Sabe usted lo que el país necesita? Pues el país necesita simplemente, alguien que sepa lo que necesita el país. ¿Qué le parece?
- Pues a mí…
- ¡Eso no! ¡Usted es un perfecto malcriado! Pero tengo también la solución para eso: estamos estudiando la creación del Ministerio de Urbanidad y Buenos Modales, el caballero Valdan ocupará naturalmente la cartera y los cultos y caballeros arnistas serán sus colaboradores.
Desde luego, los quince mil opositores que tiene el gobierno, según los cálculos del doctor Ponce tratarán de impugnar este proyecto. Pero, ¿qué son quince mil cuando el resto del país aplaudirá entusiastamente la idea? ¿Qué opina usted?
- Doctor, pero si yo solo…
- No le gusta la idea, claro, como que usted será uno de los directamente beneficiados por este nuevo ministerio…pero acabemos, ¿tiene alguna otra pregunta que hacer?
- Pero, señor Presidente yo no…
- ¡Indecisión, ratonilismo! Si todos fueran del siglo XVIII como yo, ¡no habría esta clase de vacilaciones! Se acerca ya la hora del almuerzo y tengo que ir a llenarme de justicia. En mi destierro no podía llenarme de justicia más que una vez al día, con los sobretiempos que gano como Mandatario.
- Señor Presidente, ¿quiere que le limpie el despacho?
- ¿Que quiere limpiar mi despacho?…¡Qué clase de pregunta es esa!… ¿Qué estratagema, qué pretende usted?… ¿A qué periódico o revista representa?
- Pero si eso es lo que he estado tratando de decirle desde el principio, yo soy el nuevo portero y usted mismo me dijo ayer que empezara a trabajar desde mañana…