Texto y fotos:
Rolando Tello Espinosa*

El esplendor de la naturaleza en la que señorean formas de vida milenaria sobrecoge al visitante. En la soledad inmóvil de las islas contrastan los oleajes despedazándose con estruendo en cataratas de espuma por los acantilados.
Y los parajes erosionados de lava volcánica son espacios que aproximan al visitante al infierno de las erupciones

Es un privilegio para el Ecuador extender su soberanía sobre este exótico paraje, donde es posible el contacto directo con especies biológicas únicas –animales y vegetales- últimos eslabones de una cadena evolutiva de millones de años de recorrido por la eternidad del Universo.


Los cactus gigantes florecidos sobre la aridez de la lava volcánica o en los prados verdes junto al mar, desafían a la vida y a la muerte. La mansedumbre de las tortugas y de los pinzones, la perezosa vida de las iguanas y los lobos marinos, la imponencia de los flamingos de plumaje rojo, los pingüinos cual turistas elegantes de frac, mirando asombrados el ocaso desde los roquedales, cautivan al turista.


 

Arriba, un típico paisaje de exuberante belleza y vegetación en las islas y, abajo, un panorama telúrico con residuos volcánicos milenarios.

Paisajes de magia y de energía telúrica, con vegetación de especies endémicas; entrantes marinas en las grietas abiertas por sismos milenarios, playas de gruesa arena oscura o blanca finísima, corales que semejan artesanías de filigrana pulidas por el viento, los piqueros de patas azules o rojas, los pajarillos que ignoran el miedo a los hombres que pasan a su lado, solo  pueden encontrarse en un sitio irrepetible del Planeta: el Archipiélago de Galápagos.


Es rincón único del mundo para imaginar los inicios de la eternidad de la vida y de la naturaleza. Las pisadas de Charles Darwin guían al visitante por los caminos de la evolución, al constatar que la geografía y el ambiente han determinado el destino cambiante de las formas de vida a través del tiempo. La teoría de la evolución de las especies se consagra en la caparazón diferenciada de las tortugas de una u otra isla o en la forma del pico de los piqueros y pinzones, personajes del laboratorio natural de las islas Galápagos.
   

La vida y la leyenda


Las huellas del transcurrir de millones de años son tangibles en el entorno cósmico y misterioso del archipiélago, como en la acumulación caprichosa y multiforme de residuos volcánicos que evocan hogueras infernales. Pero la presencia humana allí es reciente, apenas conocida a partir del siglo XVI, entre fantasías, aventuras, crueldades y leyendas.


Hay indicios de que los incas se aventuraron por la Mamacocha en rústicas embarcaciones y llegaron al archipiélago, siendo Túpac Yupanqui, poderoso monarca del Tahuantinsuyo, uno de los personajes más célebres en visitar las islas, al menos dos de las cuales recibieron nombres de su idioma: Guagua Chumbi (isla pequeña) actual San Cristóbal,  y Nina Chumbi (isla de fuego), tal vez esta última la actual Isabela, que entonces pudo hallarse en erupción volcánica.

* En septiembre de 1986 Julio Carpio publicó en AVANCE un reportaje sobre el Archipiélago, de donde se ha recogido algunos datos para el presente trabajo periodístico.


 


 
      
 
 

 

 

Diversas manifestaciones de la vida y la naturaleza en el archipiélago. Se aprecia una impresionante grieta formada por un sismo, con una entrada marina que aprovechan los jóvenes para zambullirse desde las rocas. También uno de los túneles formados por la lava enfriada de su incandescencia.

 

El 10 de marzo de 1535 el obispo de Panamá Tomás de Berlanga se encontró en las islas empujado por las corrientes marinas que le desviaron de la ruta al Perú, a donde iba por orden del Rey Carlos V de España para mediar en una insubordinación contra Gonzalo Pizarro, luego de la conquista al incario que acabaría con la vida de Atahuallpa.
 

Al religioso le asombraron las rocas que Dios “había hecho llover” sobre el océano, así como las tortugas gigantes con caparazones que semejaban las monturas de las cabalgaduras españolas conocidas como galápagos. Fue él quien bautizó con este nombre a estos animales, antecedente de la nominación que posteriormente se extendería a todo el archipiélago.
 

Después vendrían los balleneros y piratas ingleses que a más de explotar el aceite de las ballenas realizarían asaltos y pillajes a los españoles que transportaban en sus embarcaciones grandes cantidades de oro y plata extraídas del Nuevo Mundo hacia su patria. Historias, novelas y leyendas dan cuenta de las aventuras marinas cuyo escenario son las islas Galápagos.
 

En 1812 el capitán estadounidense David Portes recibió la orden de expulsar de las islas a los balleneros ingleses, misión que la cumplió más allá que a cabalidad, pues enarboló la bandera de su país y proclamó  la posesión de las islas para los Estados Unidos, decisión que no fue acogida por su gobierno y el archipiélago escapó “milagrosamente” de convertirse para siempre en un dominio del imperio norteamericano.
 

Portes da cuenta del marino irlandés Patrick Watkins, quien había desertado de un barco en La Floreana, donde se quedó a vivir en una cueva de 1780 a 1809, constituyéndose en el primer colono en las islas. Sembraba tabaco, calabazas y patatas, canjeándolas con licores a los marinos que pasaban por la Bahía del Correo para dejar o llevar correspondencia.
 

Luego de casi tres décadas alimentándose con los productos que sembraba y embriagándose con el aguardiente adquirido en canje, en marzo de 1809 salió hacia el continente en una lancha robada a unos balleneros, con cinco marinos a los que convenció para que lo llevaran. Sólo Watkins llegó al continente: los compañeros no soportaron la sed y las penurias de la travesía o fueron muertos por él, es un misterio.
 

 

 

 

El lobo de mar y las iguanas, personajes característicos de las islas.               

En 1869 Manuel J. Cobos, nativo de Gualaceo, en la provincia del Azuay, fundó la Colonia El Progreso en la isla San Cristóbal, donde  tenía bajo su mando a 300 penados expulsados por las autoridades del Continente y a los que utilizó para cultivar la orchilla, un liquen usado para fabricar colorantes.
 

Cobos tuvo éxito comercial con el trabajo de los perseguidos políticos, criminales y ciudadanos que fueron a purgar justa o injustamente en la colonia penitenciaria. Un régimen tiránico impuso en su dominio, aplicando torturas, abandonando en otras islas a quienes ofrecían resistencia y hasta ejecutándolos a vista de los compañeros para atemorizarlos con el escarmiento.
 

Un caso novelesco es el de Camilo Casanova, a quien Cobos abandonó en la isla San Cristóbal con un cuchillo y un pequeño recipiente, herramientas con las que sobrevivió tres años alimentándose con la sangre de las tortugas y las iguanas. Cuando pedía auxilio a los marinos que pasaban por el lugar nadie quería llevarlo: el jefe penitenciario había colocado en un sitio muy visible para los marinos, un rótulo en el que alertaba sobre su presencia como la de un criminal muy peligroso.
 

Cobos amplió su negocio  en 1880 con el cultivo de la caña de azúcar, pero su dominio tiránico llegaría a un violento final, cuando luego de fusilar a cinco penados se produjo una insubordinación a cuya consecuencia fue asesinado con saña a machetazos.
 

En la actualidad, el Archipiélago es un destino turístico del mundo. Diariamente cientos –a veces miles- de visitantes llegan en aviones repletos de gente del Ecuador y de todos los continentes para disfrutar de los parajes encantados, en los que además de asombrarse por las especies terrestres y marinas de flora y fauna, pueden gozar de la paz milenaria que irradia esa geografía preservada con mucho rigor por la legislación impuesta para defender la permanencia del ambiente y de todas las formas de vida allí presentes.

                       
Vida y muerte: los cactos hunden sus raíces en las rocas estériles. La erupción del volcán Sierra Negra en 2005 acumuló grandes cantidades de lava para formar un paisaje de cenizas y desolación.


 

No obstante, el alto flujo turístico –que es fuente de actividad y sustento de los residentes- más la expansión urbana y demográfica de los poblados, son una amenaza para el futuro del Archipiélago y sus especies de vida únicas en el Planeta.

 

  
Ayuda memoria

-El Archipiélago de Galápagos está aproximadamente a mil kilómetros al occidente de la costa continental ecuatoriana. Lo constituyen 13 islas mayores, seis pequeñas y más de 40 islotes, cuyo origen arrancaría desde hace cinco millones de años. La Isabela y la Fernandina se las considera aún islas en formación y en ellas se han producido las erupciones más recientes. El volcán Sierra Negra erupcionó en 2005.

-El Archipiélago pertenece al Ecuador desde el 12 de febrero de 1832, cuando el marino José de Villamil tomó posesión de las islas por mandato de Juan José Flores, primer Presidente del Ecuador. La posesión vino acompañada por disposiciones de preservación, que han ido ampliándose y mejorándose hasta el presente.

-En 1835 una expedición científica inglesa pasó entre tres y cinco semanas por Galápagos y entre sus integrantes constaba Charles Darwin, de 26 años, quien realizaría estudios de la flora y la fauna que le llevaron años después a lanzar la teoría de la evolución de las especies, que transformó la concepción de los orígenes de la vida en el universo.

-En 1892, al conmemorarse los 400 años del “descubrimiento” de América, el Ecuador quiso rendir homenaje a la memoria de Cristóbal Colón, denominando al archipiélago con su nombre. Pero la decisión oficial no tuvo éxito, pues ya estaba consagrado definitivamente el nombre de Galápagos.

-En 1959 fue declarado Parque Nacional. En 1985, Reserva de la Biosfera. En este mismo año se creó la fundación científica Charles Darwin, con asiento en la isla Santa Cruz. En 1986, se le declaró Reserva Marina. En 1972 el Archipiélago, que formaba parte del Guayas, fue convertido en la provincia número 24 del Ecuador, con Puerto Baquerizo Moreno como la capital, en la isla San Cristóbal.

-En 1979, la UNESCO declaró a las islas Patrimonio Cultural de la Humanidad.

-Cuatro islas del Archipiélago tienen población humana: Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela y Floreana.

 

                                                        

 

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