La obra que un pintor en etapa de convalecencia expone en Cuenca, revela el poder del arte para convertir la angustia humana en una explosión de luz, colorido y alegría
El artista junto a uno de sus personajes. |
En la exposición pictórica Catarsis el artista guayaquileño Alejandro Elías convierte al cuerpo humano en un canto a la belleza y a la vida. Los músculos, los rostros, la posición de los brazos y las piernas, las formas masculinas y femeninas desnudas reflejan la maestría del conocedor a profundidad de la psicología y la anatomía humana.
El tratamiento del color, de la luz y las sombras, la pulcritud del acabado, la nitidez de los perfiles, más la expresión de vigor y pureza figurativa que envuelve a los personajes –con evocaciones de la mitología griega-, hacen de la muestra en el Museo de Arte Moderno de Cuenca una de las exposiciones, en muchos años, con los mejores comentarios del público nacional y extranjero que visita el local junto a la plaza de San Sebastián.
Elías trabajó -en lienzo y acrílico- desde mayo de 2010 para esta exposición –ya estuvo antes en Guayaquil y luego irá a otras ciudades del país-, luego de una crisis nerviosa de salud. “Quería hacer algo con un poder catárquico para mí y para el público: algo que fuera liberación, purificación, curación”, explica. Y el logro es que sus cuadros están muy lejos de la tristeza o la angustia.
En efecto, la contemplación de la obra –25 pinturas y cuatro dibujos a carboncillo- sensibiliza al espectador, infundiéndole un estado de ánimo saludable y enriquecedor, en contraste con el común de las exposiciones contemporáneas de las que el visitante sale confuso si no deprimido. Es una exposición de pintura realista que invita a verla y gozarla repetidas veces.
Alejandro Elías pinta desde niño. Después de la primaria se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Guayaquil. De sus maestros destaca a Teo Constante –hoy es su colega, además del único vivo de los que cita-, Alfredo Palacio, Rafael Rivas y Carmita Palacios. Esta última le introdujo en el estudio de la anatomía y es artífice de lo mejor que produce el discípulo convertido en maestro.
El pintor se confiesa extremadamente atento al dibujo. “El dibujo es el 50% de una pintura: el concepto, más el dibujo y lo académico, hacen de la obra de arte una maravilla”, dice. Por eso, en sus charlas –no es profesor, pero le invitan a dictarlas- pone énfasis en la importancia del dibujo, pues uno de los grandes errores y fracasos de muchos jóvenes aficionados a la pintura vienen de evadir iniciarse como dibujantes.
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1. La Bacante 2. Destello de Amor 3. Afrodita 4. Diosa del Olimpo 5. Mujer Bizantina 6. Piel Canela 7. El reposo de las vírgenes vestales 8. Arlequín 9. La dama de las perlas
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