Plantaciones Malima ha transformado el destino de los suelos de Paute y las condiciones de vida de   cientos de empleados y trabajadores vinculados a la empresa florícola.

Empezó en 1988 con una hectárea de flores junto a Destilería Zhumir, en medio de plantíos de caña de azúcar que cubrían el valle del río que da nombre a la cuenca hidrográfica más grande del sur ecuatoriano, cuyo caudal acciona las turbinas de la mayor central eléctrica en operación en el país.

Fue una hacienda donde Marcelo Crespo Vega producía aguardiente de caña desde 1957: "mi recuerdo de la infancia y juventud se asocia al proceso manual de filtrado,   envasado y la colocación de etiquetas en las botellas", comenta Mauricio Crespo Crespo, el hijo mayor de la familia, hoy Vicepresidente de Producción de la empresa productora y exportadora de flores más grande del austro ecuatoriano.

La familia había decidido cambiar los cultivos de caña por las flores y poco a poco los claveles, crisantemos, las rosas, lisianthus, limoniums y otras especies ganaron colores al monótono verdor de los cañaverales. En 1990, con diez hectáreas de flores, la empresa se constituyó en forma legal para ingresar al gran mercado de exportación.

Pero a poco vino una catástrofe: el fenómeno hidrogeológico de La Josefina, en 1993, transformó súbitamente la geografía con el derrumbe del cerro Tamuga que taponó el río para formar un lago de más de 200 millones de metros cúbicos de agua, que desfogaron con violencia el 1 de mayo de ese año, sembrando destrucción y ruinas en todo el valle.

"Yo no quise ver el paso furioso de las aguas, pero al otro día fue doloroso mirar los pedregales y grietas profundas sobre lo que eran las plantaciones, y ese mismo día decidimos emprender la reconstrucción", comenta el empresario floricultor, convencido de que la tragedia destruyó los suelos y las plantas, pero reactivó la fe y el empecinamiento por mejorar la realidad perdida.

Plantaciones Malima cultiva hoy 45 hectáreas de flores, en dos espacios cerca de Paute €“Sanjuanpamba y Monjashuayco-   y uno en el Valle de Yunguilla. Es la empresa florícola más grande del Austro, región donde aproximadamente hay 150 hectáreas de suelos dedicados a la floricultura.

Las condiciones del terreno, el clima y las exigencias del mercado internacional €“ Europa, Estados Unidos, Rusia y Japón principalmente- han llevado a la especialización, para dedicarse con exclusividad al Hipericum y la Gypsophilia, cuyas semillas provienen de Israel, Holanda y Alemania. Toda la producción sale para el exterior, en un proceso organizado de embalaje, transporte, trámites aduaneros y recepción en los diversos países donde tiene coordinadores la empresa exportadora.

Por el día del amor están previstas exportaciones de 500 mil cajas   de flores desde el Ecuador. Durante el año pasado se envió 102 millones de kilos por el precio estimado en 585 millones de dólares.

Malima ocupa alrededor de 600 trabajadores en forma permanente, el 80% mujeres. La mayor parte proviene de los pueblos cercanos de Paute, Gualaceo, Chordeleg y Sígsig. La empresa, como ha cambiado el destino del suelo, ha influido en las formas de vida de cientos de familias: en cada finca hay una guardería y un dispensario del Instituto de Seguridad Social, con médico permanente. Los comedores de la empresa alimentan en forma sana y balanceada a los trabajadores.

"La gente es el principal recurso de producción que tenemos y por ello precautelamos su salud y su vida, además de hacerle partícipe de eventos sociales y deportivos en los que se fortalece la familiaridad: Malima es una gran familia", dice Mauricio Crespo y recuerda que la empresa tiene un himno, uno de cuyos versos destaca que "Malima crece por su gente".

Los terrenos de cultivo.

El cargamento de cajas, listo para el transporte.

La calidad del producto y la protección ambiental merecen grandes esfuerzos, habiendo conseguido reconocimientos como la licencia ambiental del Gobierno y certificaciones como la Global Gap, de la comunidad europea, por las mejores prácticas agrícolas; la Flor Ecuador, de la Asociación Nacional de Productores y Exportadores de Flores, por las gestiones ambientales, humanas y legales; la certificación Basc (Business Alliance for Secure Commerse), que involucra a gobiernos y organismos internacionales para vigilar el narcotráfico.

Marcelo y Alicia Crespo con sus hijos Mauricio y Marcelo,
núcleo de la empresa familiar MALIMA.

En estos días, la actividad de los floricultores cobra intensidad, pues corresponde a una de las temporadas de mayor demanda de flores en el mundo, con motivo del Día del Amor y la Amistad, el 14 de febrero.

 

Ramillete

Malima: un nombre al que se asocian Marcelo y Alicia, esposos del tronco familiar que dio vida a la empresa. Además, las iniciales de los cuatro hijos: Mauricio, Manuel, María y Marcelo Junior.
€¢ Mauricio Crespo Crespo es Presidente de la Asociación de Floricultores del Austro, organización que agrupa a empresas de las provincias del Azuay y Cañar.


€¢ Azuay ocupa el tercer lugar entre las provincias productoras de flores en el Ecuador, después de Pichincha y Cotopaxi.
€¢ Las oficinas de Malima, en medio de las plantaciones, lucen una singular belleza arquitectónica. En los parques y jardines del entorno, cubiertos de césped, florecen geranios, acacias, amor constante, dalias, papiros, agapantos, rosas y otras plantas ornamentales.
€¢ Los cruces genéticos permiten dar vida y color a nuevas especies de flores, pero los "secretos" son patrimonio del conocimiento de expertos de Estados Unidos, Europa y los países orientales. Los países en desarrollo aportan con los suelos productivos.
€¢ La exportación de flores genera una de las tres fuentes tributarias más importantes de la economía del Ecuador y es tan significativa como el camarón, después del petróleo y el banano.

 





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