La Universidad es fuente constante de temas de la revista AVANCE y planteó al Rector Jaime Astudillo un cuestionario para un acercamiento panorámico a la Universidad de Cuenca al término de su gestión "La Universidad de Cuenca ha sido para mí una razón para vivir ", afirmó, sintetizando su sentimiento hacia la institución por la que hasta ahora ha transitado su vida
Jaime Astudillo Romero, de 57 años, ha ejercido el Rectorado de la Universidad de Cuenca en la primera década del siglo XXI. El 27 de este mes se elige a quien le sucederá. Bachiller del colegio Benigno Malo, se vinculó a la Universidad en 1982, un año después de graduarse de abogado, primero como profesor en la facultad de Filosofía y Letras y luego en Derecho. Tiene un postgrado como Técnico Urbanista en la Universidad de Madrid y una maestría en Gestión Universitaria por la Corporación Cultural Iberoamericana, con sede en Barcelona. Asegura no ser afiliado a partido político alguno y que accedió al rectorado con apoyo de sectores independientes de profesores, empleados y alumnos.
La Universidad es fuente constante de temas de la revista AVANCE y planteó al Rector Astudillo un cuestionario para un acercamiento panorámico a la Universidad de Cuenca al término de su gestión y para conocer lo que cumplido y no cumplido. "La Universidad de Cuenca ha sido para mí una razón para vivir ", afirmó, sintetizando su sentimiento hacia la institución por la que hasta ahora ha transitado su vida. Aquí están sus respuestas.
¿Qué de la experiencia de su relación con la Universidad?
La Universidad de Cuenca ha sido para mí una intensa, apasionada, a veces exagerada, pero siempre incitante y justificada razón para vivir. Desde mi niñez, cuando de la mano de mi padre César Astudillo empecé a conocerla, luego, como dirigente estudiantil, como bibliotecario, como profesor, como Decano de Filosofía, como Vicerrector y ahora, como Rector durante diez años, mi vida ha estado íntimamente ligada a la vida de la universidad, a sus anhelos y sus desafíos, a su contradictorio y vigoroso movimiento.
¿Qué es lo que deja de perdurable y por lo que quisiera ser recordado?
Todo ser humano aspira ser recordado, que su obra trascienda su propia fugacidad. Yo desearía que se me recuerde no sólo por mi sana y a veces impetuosa obsesión por cambiar la universidad, sino por haber podido compartir el esfuerzo colectivo que la ha convertido, hoy, en la mejor universidad del Ecuador.
¿Que hubiera querido ejecutar y no lo ha logrado. Por qué?
Hay tantas ideas, proyectos y obras que se quedaron en el camino por falta de tiempo, de recursos, de apoyo estatal. El cambio de la misión de la Universidad de Cuenca, hacia la búsqueda trascendente de la felicidad, la internacionalización, la educación virtual y a distancia, los proyectos Ciudad del Saber y Universidad Regional, la conclusión del Teatro Carlos Cueva, son entre otras, asignaturas pendientes, para cuya consecución no faltará tiempo ni energía en el futuro.
¿Cómo recibió la universidad hace diez años y cómo la deja?
El tiempo y el espacio recorridos en esta última década, nos permiten comparar dos latitudes diferentes: la universidad pasiva, contemplativa, con los ojos vueltos al pasado, con la institución cambiante, insurgente en lo intelectual, que aprendió, no con poco esfuerzo, a vivir con otro biorritmo que es el ritmo del presente y, también, a improvisar, a arriesgar, a inventar, que es el ritmo del futuro. La universidad aprisionada por el dogmatismo y la intolerancia de las sectas ha sido sustituida radicalmente con una universidad en movimiento, pluralista, abierta a todas las ideas. Hemos logrado una universidad verde y llena de color a cambio del gris del desorden y la monotonía. Una universidad curiosa, investigadora, de cuarto nivel, capaz de preservar el pasado, ser eficiente en el presente y de imaginar el futuro.
¿Guía la universidad el desarrollo regional y la sociedad?
Nuestra universidad más que nunca, ha creado una red de vínculos no sólo con los actores más distintos y distantes sino con todos los procesos grandes y pequeños que viven las sociedades regional y nacional. En muchos casos, hemos asumido un rol protagónico, en los temas relacionados con la educación, el desarrollo urbano de Cuenca, seguridad ciudadana y la satisfacción de las necesidades sociales más colectivas y urgentes. En estos días, estamos proponiendo a la Asamblea Nacional del Ecuador, la declaratoria de Cuenca como Ciudad Universitaria, no para obtener un título más, sino para contar con un mecanismo que permita ampliar y consolidar la construcción de Cuenca como una ciudad cultural, patrimonial, universitaria y saludable.
¿La Universidad creció en lo físico pero en lo académico...?
Nuestro crecimiento ha sido ante todo académico. Más estudiantes, más profesores, más investigación, más formación en cuarto nivel, más estructuras y procesos nuevos, más cooperación internacional, más vinculación con la colectividad, han requerido la creación de una nueva ciudad universitaria. Construir cerca de 50.000 metros cuadrados y una superficie similar de áreas verdes y complementarias, sin más recursos que la donación solidaria del impuesto a la renta empresarial y un exiguo fondo de inversión presupuestario, ha sido un milagro sólo explicable por la tenacidad y la eficiencia de nuestra Unidad Ejecutora de Obras y la administración financiera. Hemos duplicado el patrimonio de la Universidad con lo edificado y con la adquisición del preedio agrícola de Irquis, la Casa de los Arcos y otras casas de El Barranco, los nuevos edificios de Odontología, Psicología, Ciencias de la Hospitalidad, etc. Este crecimiento físico fue siempre motivado y en íntima relación con el crecimiento de nuestras necesidades académicas.
Una amplia red de cooperación internacional, construida con mucho esfuerzo, nos mantiene comunicados con el mundo académico internacional con lazos permanentes y sólidos. Se destaca la experiencia investigativa con el Consejo Interuniversitario Flamenco, VLIR, la cooperación con España, con Alemania, con Latinoamérica, con Norteamérica. He concluido hace poco, mi gestión de tres años en la Vicepresidencia de la Unión de Universidades de América Latina, la más antigua, grande y activa de las redes universitarias del continente, la Presidencia de la Asociación de Universidades del Sur del Ecuador y el Norte del Perú y nuestra representación en el Consejo Ejecutivo del Grupo La Rábida. No recuerdo el número de viajes, sí recuerdo que salí las veces que fueron estrictamente necesarias, para abrir caminos o consolidar alianzas de cooperación en el competitivo y exigente mundo académico internacional.
¿Pasó el tiempo del cierre de vías, piedras y peleas callejeras?
La universidad es generadora de pensamiento, de nuevas ideas y en esa perspectiva es por naturaleza insurgente, pues es capaz de imaginar y proponer realidades alternativas a las vigentes. En esta dimensión la acción universitaria es esencialmente política, pero los ejes y los escenarios de estas acciones han cambiado sustancialmente. La violencia callejera, signada generalmente por el sectarismo e intereses partidistas, es una imagen que empieza a estar ligada al pasado, para abrir paso a un espacio para el debate de ideas y propuestas de cambio. Yo espero que la universidad no tenga motivos justificados para salir nuevamente a las calles. Hay cambios interesantes, cito por ejemplo la posición política interesante que tiene la nueva dirección de la FEUE de Cuenca.
¿Cuántos profesores y estudiantes hace 10 años y cuántos ahora.?
Antes teníamos 467 profesores y 94 profesoras y hoy tenemos 478 profesores y 193 profesoras. Antes, un 25 % de profesores tenían título de postgrado, hoy tiene el 80%. La media de edad de los profesores ha bajado considerablemente. En el 2001 había 4.583 estudiantes hombres y 6.073 mujeres Hoy tenemos 5.843 hombres y 8.770 mujeres y un total de 14.615. Cabe destacar que la demanda de matrícula en octubre de 2010 fue de 17.400 estudiantes e ingresaron 4.500 luego de un riguroso examen de ingreso. La feminización de la universidad se manifiesta además en el notable número de mujeres en el gobierno de la universidad: Cuatro decanas y dos subdecanas.
¿La relación y ubicación de la U. en relación con otras del Ecuador?.
Nuestra relación con el mundo universitario nacional ha sido de amistad y confianza. Quizá esto originó que los rectores y representantes docentes, laborales y estudiantiles de las 74 universidades y escuelas politécnicas del país, eligieran al rector de la Universidad de Cuenca como Presidente de la Asamblea de la Universidad Ecuatoriana para dos períodos consecutivos de dos años, que finalmente, fueron seis años de una experiencia de desafíos y de una edificante y fraterna relación con las universidades públicas y privadas. En la versión que conocemos del informe de evaluación de las universidades ecuatorianas del CONEA, la Universidad de Cuenca se ubica después de la Escuela Politécnica Nacional y la Escuela Politécnica del Litoral, cuya calidad institucional amerita esta ubicación. Sin embargo, si consideramos que nuestra institución tiene a más del área tecnológica, integrada por Arquitectura, Ingeniería, Ciencias Agropecuarias y CC. Químicas, las amplias e importantes áreas de Ciencias de la Salud y Ciencias Sociales y las Facultades de Ciencias de la Hospitalidad y Artes, podríamos concluir que en este ranking, nuestra universidad es la mejor calificada del Ecuador.
En lo personal, la mejor experiencia del rectorado. ¿Y la peor?
Haber tenido el honor y la oportunidad de construir una universidad extrovertida, sin fronteras, comprometida con sus entornos, que vuelva sus ojos hacia lo humano, hacia la belleza y las esencias, hacia lo actual y lo futuro, hacia lo nuestro y hacia los otros, que recupere la tolerancia, la imaginación y el significado de la cultura, el saber y el conocimiento como sustancia de lo que somos y queremos ser. Y haber recibido amistad y mucho afecto de la comunidad universitaria. Ninguna ha sido peor, pues todo ha sido parte de una misma experiencia cuyo balance final es positivo.
¿Qué recomendaría a quien le suceda en el rectorado.?
No perder nunca la pasión por la Universidad de Cuenca.
Su futuro: ¿dentro o fuera de la U?.
Aspiro seguir vinculado con el mundo de la cultura y de la universidad. Mantendré siempre mi obsesión por Cuenca y la construcción de una ciudad para vivir.