Por Alba Luz Mora

 

Alba Luz Mora
Según el escritor Mario Vargas Llosa,   "la obligación de poner a la cultura al alcance ha tenido el indeseable defecto de la desaparición de la alta cultura". "Por eso la literatura leve, ligera, fácil es la más representativa". Y la política "ha experimentado la banalización más pronunciada, porque los lugares comunes y la publicidad ocupan el lugar de las ideas

Una de las intervenciones publicas más brillantes que ha tenido el escritor Mario Vargas Llosa   en uno de los eventos convocados   por la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, que cumplía un año más de creación, fue la referente al fenómeno mediático que se advierte en el mundo y que se relaciona con los contenidos predominantes en los medios de comunicación.
El intelectual peruano se robó el protagonismo cuando en un discurso elocuente y brillante calificó a nuestra generación como "la civilización del espectáculo" con la vocación innegable "de rehuir la reflexión y todo lo que no sea divertido". Según el escritor, las consecuencias de ello han tenido una influencia nociva en todas las actividades expresivas del ser contemporáneo: en la Literatura, las artes plásticas, la crítica, el cine, la política, el sexo y el periodismo "desaparecidos en su esencia más pura". Y asegura: "hay un desdén por todo lo que recuerda que la vida no es sólo diversión, también drama, dolor, misterio y frustración".
Al tocar al periodismo sostuvo que "la frontera entre lo amarillo y lo serio se ha llenado de agujeros y los mayores casos de conquista de público los protagonizan las revistas del corazón". Puso como ejemplo "Hola" de España y sus congéneres, "productos genuinos de la civilización del espectáculo, porque dan respetabilidad a lo que antes era producto marginal y casi clandestino: el escándalo, el chisme e incluso el libelo y la calumnia".

"La triste verdad €“dijo- es que ningún medio puede mantener a un público fiel si ignora la moda imperante". Su conclusión fue "el problema no está sólo en el periodismo sino en una forma de vivir que tiene al entretenimiento como la máxima fórmula de la aspiración humana".
Según el escritor "la obligación de poner a la cultura al alcance ha tenido el indeseable defecto de la desaparición de la alta cultura". "Por eso la literatura leve, ligera, fácil es la más representativa". Y la política "ha experimentado la banalización más pronunciada, porque los lugares comunes y la publicidad ocupan el lugar de las ideas. Carla Bruni, por ejemplo, muestra cómo ni siquiera Francia ha podido resistirse a la frivolidad".   Intervención que señala la gran verdad de la que Latinoamérica €“tan proclive a la imitación- ni el Ecuador han podido sustraerse sino mejor han seguido de un tiempo acá la tendencia en todos los medios de comunicación y en la vida pública de sus personajes.
Al pensar en el empeño estatal ecuatoriano de que la futura Consulta Popular apruebe una Ley de Comunicación más severa, clara y positiva, no debe olvidarse que en los contenidos está el principal problema de nuestra comunicación. Nuestro sistema lastimosamente cae en la difusión de la violencia, los escándalos sociales y políticos, las polémicas personalistas y banales, sin ofrecernos un panorama más serio, positivo y cuidadoso que requiere una sociedad en crisis.


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