Por Alba Luz Mora
|
Se ha dado una separación drástica y prolongada de los dos elementos de lo real: cuerpo y naturaleza. Pero lo más grave es que cuando los miembros de una familia coinciden en días de descanso, dentro de la casa, "tienden a gruñir mas que a dialogar, apenas apartándose por un instante de la TV, del Internet o del videojuego" |
Los avances tecnológicos del mundo actual, especialmente los del ámbito de la comunicación, han cambiado totalmente las costumbres y formas de pensar humanas y han generado un nuevo tipo de sociedad, la mediática, que tiende al aislamiento, el individualismo, con nuevas dolencias y signos sicológicos sui géneris. El síndrome proviene de las pantallas del televisor o del ordenador de las computadoras y video juegos, "que han causado un déficit de relación con la naturaleza", según el tratadista norteamericano Richard Louv. Niños y jóvenes pasan demasiado tiempo en esos menesteres y se ha dado una separación drástica y prolongada de los dos elementos de lo real: cuerpo y naturaleza. Pero lo más grave es que cuando los miembros de una familia coinciden en días de descanso, dentro de la casa, "tienden a gruñir mas que a dialogar, apenas apartándose por un instante de la TV, del Internet o del videojuego" según el mismo tratadista, y el mundo virtual se estaría convirtiendo en más real que el mundo concreto. O como expresan los fanáticos del Internet: "el mundo real es sólo una de las ventanas de mi pantalla y no es de las más interesantes". Un seguimiento a la rutina de 32 familias de Los Ángeles, hecho por el Centro de Vidas Familiares Cotidianas, |
registró 1.600 horas de la vida íntima de dichas familias e hizo el análisis del esputo de estas personas, con resultados médicos que detectaron elevación del cortisol €“indicador del stress del ser humano- y señaló que sólo un 16% del tiempo total de descanso familiar es compartido por todos en el ambiente hogareño, mientras que un elevado 68% del resto del tiempo los jóvenes y niños pasan frente a los televisores de sus cuartos; la mitad viven en hogares donde la tele está encendida mucho tiempo o todas las horas, aún sin que nadie la vea; y menos de la mitad de hogares tienen reglas para ver la TV. Claro que dicha muestra no puede llevarnos a conclusiones sostenibles ni fomentar una ola de rechazo a la tecnología mediática, pero la pérdida de relación con la naturaleza y el deterioro de la comunicación familiar son fenómenos globales preocupantes. De allí lo importante que la sociedad y sus instituciones; la familia, los educadores, hagan conciencia de esta reiterada tendencia y generen alternativas positivas, como las excursiones, el deporte, los paseos y usos de campamentos, el estímulo al desarrollo de cualquier género artístico, para evitar la adicción mediática. ¿Estaremos todavía a tiempo para sortear este fenómeno? |