Por Marco Tello
Los ánimos se caldearon hasta el extremo de estallar en una andanada de huevos que rediseñó la fachada del palacio recientemente pintada para recibir al Presidente a su feliz retorno de la remota región de los ojos rasgados. Tampoco valdría la pena en esta ocasión ni hará falta mucha inteligencia para sorprender a los manifestantes que anduvieron de aquí para allá con los huevos en la mano |
Probablemente, aun el imparcial observador convendrá en que este mes neblinoso de septiembre, que por fortuna acaba de fenecer, ha sido crucial en nuestro agitado calendario democrático. Resulta que por obra y gracia de la revolución ciudadana, representada por su líder supremo, en este septiembre neblinoso el país se ha puesto a marchar. En efecto, los integrantes de los más diversos sectores laborales, profesionales, estudiantiles, académicos, se han puesto a marchar por las calles a fin de oponerse a las nuevas leyes propuestas o impuestas por el ejecutivo, mientras la inflexible y única respuesta oficial a los reclamos ha sido la de siempre: investigar y sancionar a los culpables; pero no a los culpables, en este caso, de la elaboración de leyes apresuradas, imperfectas o divorciadas de la realidad, sino de los desórdenes que genera su escabrosa aprobación. Entre las recientes manifestaciones, la de los miembros de la UNE terminó con la irrupción de los profesores en el recinto de la Asamblea Nacional, luego de forzar ágilmente las vallas y los resguardos policiales. Había cabezas muy visibles en la acción que culminó con la toma del recinto legislativo, entre ellas, la encrespada y colérica de quien dirige dicha organización clasista; de modo que no haría falta mucho esfuerzo investigativo para establecer las sanciones si no estuviera de por medio cierta duda temerosa sobre las razones que motivaron tal reacción ciudadana. Otra marcha, memorable por su pacífica originalidad, fue la protagonizada por maestros, estudiantes y trabajadores universitarios. Luego de una paciente e inútil espera para dialogar con el jefe de gobierno, los ánimos se caldearon hasta el extremo de estallar en una andanada de huevos que rediseñó la fachada del palacio recientemente pintada para recibir al Presidente a su feliz retorno de la remota región de los ojos |
rasgados. Tampoco valdría la pena en esta ocasión ni hará falta mucha inteligencia para sorprender a los manifestantes que anduvieron de aquí para allá con los huevos en la mano. |