Uno de los orificios que perforaron los ladrones en las paredes. |
El largo feriado de Semana Santa €“ del viernes 2 al lunes 5 de abril- fue tiempo apropiado para que se produjera el mayor robo registrado por las crónicas policiales en Cuenca: los ladrones se llevaron dos quintales y medio de oro de la bóveda de seguridad del Monte de Piedad.
Hasta finalizar abril no había pistas sobre los autores, mientras la mitad de los 6.300 depositantes de prendas en la entidad adscrita al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, había cobrado valores por el 190% sobre el avalúo por el que le confiaron sus joyas a la entidad, que funciona en Cuenca desde el 24de abril de 1954.
Ciertas coincidencias despertaron suspicacias sobre la "planificación" del robo: el artículo 21 del Reglamento del Monte de Piedad fue modificado el 17 de marzo €“dos semanas antes-, para reducir del 90 al 30% el monto de la devolución del valor prendario por causas de fuerza mayor. La sospecha, por este lado, quedaría desvirtuada, pues ante la presión de los perjudicados el IESS decidió devolver la equivalencia del 190%.
El miércoles 31 de marzo se habían rematado las prendas que no habían sido retiradas o cuyo plazo de renovación había caducado, pero las personas que remataron o pagaron para evitar el remate, no recibieron las joyas, a pesar de que el aludido reglamento manda que en tales casos la entrega ha de ser inmediata.
Edificio regional del IESS en Cuenca y abajo el acceso al Monte de Piedad. |
¿Se activaron o no las alarmas? El Director del Monte de Piedad, Iván Tapia, es la única persona que tiene la clave para hacerlo: ¿olvidó hacerlo la tarde del jueves 31 de marzo, después del intenso movimiento que sigue a la jornada de remates y arreglo de cuentas?
El comandante de Policía del Azuay, Edmundo Merlo, en primeras declaraciones, dijo que no funcionaron las alarmas, pero luego la institución policial rectificó, para afirmar que se activaron las sirenas a las 3:20 de la madrugada del lunes 5de abril, pero cuando el personal acudió al sitio "no advirtió ninguna novedad" y se retiró. El portero "guardián" del edificio, Luis A. Ruiz, es un anciano de 84 años, sordo y casi ciego, que labora desde hace 20 años después de haberse jubilado como funcionario de los antiguos estancos.
La empresa de seguridad Wackenhut, que monitorea los sistemas de seguridad del Monte de Piedad, debe probar si funcionaron o no las alarmas, pues la tecnología permite disponer de registros irrefutables e inclusive videos sobre los movimientos interiores durante las 24 horas del día.
Los ladrones penetraron por un local vecino, de propiedad del diario El Tiempo, perforando tres paredes con taladros eléctricos. Utilizaron cilindros de gas, equipos de soldadura y herramientas pesadas para su cometido: la bóveda donde estaban las joyas tiene aproximadamente 16 metros cuadrados, con paredes cubiertas por más de 20 centímetros de hierro y cemento. La puerta de acceso es metálica y debió de hacerse mucho ruido para destruirla.
De lo que se conoce, el sistema de alarmas comprende 14 censores ocultos en diversos puntos del interior del Monte de Piedad, los que con el mínimo ruido o movimiento accionan la bocina instalada hacia la calle Gran Colombia, conectándose automáticamente con los teléfonos 911, 101 de la Policía y el Cuerpo de Bomberos. Además, consta de cinco cámaras de video para detectar movimientos e identificar a quienes los producen.
La única persona que conoce la clave del panel del sistema de alarmas es el Director del Monte de Piedad, quien tiene 10 segundos para dejar el local después de conectarlo o también para desconectarlo cuando ingresa cada mañana.
La interrogante vuelve a ser clave: ¿Realmente estaban conectadas las alarmas o los ladrones conocían su funcionamiento al mínimo detalle para desactivarlas? Son aparatos tan sensibles, que inclusive funcionan cuando registran humo de cigarrillo, pero esta vez nada detectaron a pesar del gran ajetreo, bulla y seguramente humo despedido por la máquina de suelda eléctrica.
Las autoridades judiciales y de fiscalía disponen de 90 días para presentar el informe de sus investigaciones, mientras se mantiene una absoluta reserva sobre el caso, que se suma a similares registrados en los últimos años en Montes de Piedad de Guayaquil, Quito, Machala, Esmeraldas y Portoviejo.
El robo fue de 240.720 gramos de oro que, al precio de 30 dólares por gramo, equivaldría a más de seis millones de dólares, más el valor no cuantificado de perlas y agregados propios de las joyas que, además tienen un valor personal o familiar incuantificable.
El Monte de Piedad de Cuenca registra un movimiento diario de 12 mil dólares, con un promedio de 60 préstamos, de máximo 1500 dólares, lo que equivale a alrededor de 250 mil dólares mensuales y tres millones por año. El robo, entonces, significaría dos años de movimiento económico de la entidad en su oficina de Cuenca. Una gran lotería para los ladrones, si quedan en la impunidad. El doble de la lotería de tres millones de dólares que juega una vez al año la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Hasta el momento no hay un solo detenido por esta causa.