Por Yolanda Reinoso
El más bello del centro de Dubai es la llamada mezquita Jumeirah, una construcción moderna y de un gusto exquisito: los minaretes y las puertas presentan arabescos muy delicados, que forman una especie de panal de abeja en las cúpulas, a más de que los ventanales son típicamente árabes
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Con la inauguración de la torre Burj Khalifa en Dubai, el mundo ha puesto sus ojos en esa ciudad, toda vez que los seres humanos tendemos a buscar el referente de los récords mundiales. Tratándose del edificio más alto del mundo, no cabe duda que el resto de construcciones de la ciudad árabe pasan a segundo plano, y antes de que el centro se vuelva más futurista y sus edificios más extravagantes por la forma y/o la altura, no hay que olvidar que el centro moderno comenzó desde los años 90 a erigirse con torres de mínimo 20 pisos, para dar una idea de cuánto, desde un inicio, sus habitantes aprobaron la idea de una urbe donde las construcciones sobresaldrían.
Sin embargo, hasta que no pueda dar cuenta personalmente de las características del edificio de 828 metros (el más alto), quiero aprovechar la oportunidad para hacer mención de otras construcciones que en Dubai son excelentes muestras de arquitectura moderna. En un artículo pasado ya me referí al hotel Burj Al Arab, famoso por su particular forma de vela y por el lujo desmedido de sus interiores.
Dos torres que vale la pena mencionar, son las del complejo de oficinas Emirates Office Towers, cuyas líneas rectas, aspecto sobrio y altura considerable, situadas en la zona más comercial de la ciudad, son sin duda un icono del perfil urbano, a más de que el Dubai World Trade Center funcionaba ahí hasta que, a fines del 2007, se terminó de construir un edificio propio.
Uno de los que más sobresale es "La Torre", fácil de identificar porque culmina en forma de pirámide, con 54 pisos de departamentos. Por la noche, esta pirámide cambia de color gracias a la iluminación interna, de una forma casi imperceptible.
En la misma zona, las torres "Al Kazim" , con 53 pisos cada una, albergan tanto oficinas como residencias privadas; la cúspide de estos dos edificios recuerda el diseño usado en el famoso Chrysler de New York, lo que por supuesto, las hace fácilmente identificables.
Otro de los que llama la atención es aquel donde funcionan las oficinas de la compañía de telecomunicaciones, Etisalat, cuyas líneas, similares a las del hotel Burj, sugieren la vela de una embarcación árabe, con una esfera que simboliza la comunicación con el mundo, tomando en cuenta la naturaleza de los servicios que Etisalat presta al país entero.
Uno de mis favoritos es "The Rose Tower", el único edificio del mundo que se usa sólo como hotel, y cuya estética se encuentra en la cúspide al semejarse a una rosa aún cerrada.
Olvidando los rascacielos, personalmente, el edificio más bello del centro de Dubai es la llamada mezquita Jumeirah, una construcción moderna y de un gusto exquisito: los minaretes y las puertas presentan arabescos muy delicados, que forman una especie de panal de abeja en las cúpulas, a más de que los ventanales son típicamente árabes.
Sin embargo, hasta que no pueda dar cuenta personalmente de las características del edificio de 828 metros (el más alto), quiero aprovechar la oportunidad para hacer mención de otras construcciones que en Dubai son excelentes muestras de arquitectura moderna. En un artículo pasado ya me referí al hotel Burj Al Arab, famoso por su particular forma de vela y por el lujo desmedido de sus interiores.
Dos torres que vale la pena mencionar, son las del complejo de oficinas Emirates Office Towers, cuyas líneas rectas, aspecto sobrio y altura considerable, situadas en la zona más comercial de la ciudad, son sin duda un icono del perfil urbano, a más de que el Dubai World Trade Center funcionaba ahí hasta que, a fines del 2007, se terminó de construir un edificio propio.
Uno de los que más sobresale es "La Torre", fácil de identificar porque culmina en forma de pirámide, con 54 pisos de departamentos. Por la noche, esta pirámide cambia de color gracias a la iluminación interna, de una forma casi imperceptible.
En la misma zona, las torres "Al Kazim" , con 53 pisos cada una, albergan tanto oficinas como residencias privadas; la cúspide de estos dos edificios recuerda el diseño usado en el famoso Chrysler de New York, lo que por supuesto, las hace fácilmente identificables.
Otro de los que llama la atención es aquel donde funcionan las oficinas de la compañía de telecomunicaciones, Etisalat, cuyas líneas, similares a las del hotel Burj, sugieren la vela de una embarcación árabe, con una esfera que simboliza la comunicación con el mundo, tomando en cuenta la naturaleza de los servicios que Etisalat presta al país entero.
Uno de mis favoritos es "The Rose Tower", el único edificio del mundo que se usa sólo como hotel, y cuya estética se encuentra en la cúspide al semejarse a una rosa aún cerrada.
Olvidando los rascacielos, personalmente, el edificio más bello del centro de Dubai es la llamada mezquita Jumeirah, una construcción moderna y de un gusto exquisito: los minaretes y las puertas presentan arabescos muy delicados, que forman una especie de panal de abeja en las cúpulas, a más de que los ventanales son típicamente árabes.
Comprendo muy bien por qué una urbe de edificios altos maravilla al ser humano: le hace sentirse orgulloso de lo que la raza humana puede lograr. La isla de Manhattan o New York fue pionera en tal sentido.
Los aspectos a considerar, en cualquier caso de un centro cuyas edificaciones alcanzan proporciones tales, es el exceso de energía eléctrica que se consume a diario. La mejor manera de fijarse en ello es que, en la ciudad, no se puede ver las estrellas, pues la luz intensa se encarga de iluminar el cielo nocturno. El otro aspecto es que la contaminación por el tráfico no se dispersa con facilidad y el aire puede tornarse irrespirable.
Muchos creen que pensar así es ser pesimista; yo lo asumo como una visión necesaria, porque construir debe ser justamente eso: cimentar no sólo pisos, sino también conciencia en el público usuario. En Dubai ya se habla con preocupación de las consecuencias de la falta de control y daño al medio ambiente, así que existe la inquietud. Desarrollo físico y valores urbanos van a la par; si no, lo que es una maravilla arquitectónica puede convertirse en una obra aplastante, y hasta destructiva a largo plazo.
Los aspectos a considerar, en cualquier caso de un centro cuyas edificaciones alcanzan proporciones tales, es el exceso de energía eléctrica que se consume a diario. La mejor manera de fijarse en ello es que, en la ciudad, no se puede ver las estrellas, pues la luz intensa se encarga de iluminar el cielo nocturno. El otro aspecto es que la contaminación por el tráfico no se dispersa con facilidad y el aire puede tornarse irrespirable.
Muchos creen que pensar así es ser pesimista; yo lo asumo como una visión necesaria, porque construir debe ser justamente eso: cimentar no sólo pisos, sino también conciencia en el público usuario. En Dubai ya se habla con preocupación de las consecuencias de la falta de control y daño al medio ambiente, así que existe la inquietud. Desarrollo físico y valores urbanos van a la par; si no, lo que es una maravilla arquitectónica puede convertirse en una obra aplastante, y hasta destructiva a largo plazo.