Por Alba Luz Mora

 

Alba Luz Mora
La corrupción nos ha seguido inquietando con su cadena de evidencias   y quienes no han procedido éticamente han sido procesados con mano blanda y explicaciones risibles. La delincuencia sigue haciendo presa de los ciudadanos del país, el narcotráfico ha comprometido esferas y personas que hacen daño a nuestra sociedad. Y sin embargo


Un bagaje de experiencias negativas y certezas innegables nos deja el año 2009 que fenece. Experiencias que nos hacen comprobar que nada ha cambiado en la conducta pública y la actitud ciudadana. Certezas que dejan una sensación de desconcierto popular ante las reiteradas actitudes antipatrióticas personales o institucionales.
Si analizamos los procederes de los asambleístas, impera el incumplimiento de las agendas propuestas, hay leyes no estudiadas ni siquiera analizadas, aun cuando tengan relación directa con la marcha institucional del país. Las conductas y desbordes de los legisladores han sido fieles al patrón anterior de los congresos de antaño: rencillas personales, poca disposición para lograr consensos, ofensas a la dignidad del Parlamento, desafiliaciones de los movimientos o partidos que los llevaron a la Asamblea e inacabables intervenciones poco sustentadas y muy epidérmicas. Personas que han adoptado la cómoda posición del avestruz   para no comprometerse con nada ni con nadie.
La corrupción nos ha seguido inquietando con su cadena de evidencias   y quienes no han procedido éticamente han sido procesados con mano blanda y explicacio

nes risibles. La delincuencia sigue haciendo presa de los ciudadanos del país, el narcotráfico ha comprometido esferas y personas que hacen daño a nuestra sociedad. Y sin embargo la lentitud de las autoridades en la mayor parte de casos ha dejado con gran indiferencia transcurrir el tiempo de juzgamiento, hasta el punto que terminan libres quienes fueron capturados y señalados por acciones negativas. La impunidad reina en todas las esferas.
Los medios escritos en su mayoría han seguido esa línea que escandaliza y no construye: preferencia incomprensible por las páginas rojas y las escenas violentas. Espacios generosos para la farándula, los escándalos públicos o privados y las noticias sensacionalistas con secciones muy reducidas para las positivas y educativas. La actitud indiferente ante problemas mundiales, como el del cambio climático mundial y la irracionalidad de quienes avivan el belicismo regional y mundial. Contaminación ambiental que no halla la contrapartida con actitudes definidas y políticas que la combatan, es decir una serie de realidades que nos preocupan y nos espantan. Así llegamos al final del 2009 y empezamos el 2010 sin logros que nos rediman.

 

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