Este diciembre termina la primera década del siglo XXI, ocasión para reflexiones públicas y privadas. ¿Qué deja al Ecuador este período en comparación con la década final del siglo anterior? ¿Y para la gente que puebla el país, qué deja?
Preguntas son para análisis profundos con oportunidad del lapso transcurrido desde el año 2000 y seguramente no faltarán en medios de comunicación y conversatorios que ameritan promoverse, para fijar referentes de valor histórico y de proyecciones futuras.
En la brevedad de una referencia como la presente nota, vale destacar que lo mejor para el Ecuador en esta década ha sido la estabilidad democrática: por primera vez, desde que el Presidente Durán terminó el mandato en 1996, el país ha sido gobernado cuatro años consecutivos por un mandatario. Y lo ha hecho navegando en contracorriente. Un cambio positivo que no puede ser inadvertido. Tampoco se puede ignorar que las condiciones de vida de los ecuatorianos han mejorado y que hay pruebas de un cambio de época en lo social, con ventaja para minorías otrora marginadas. Bien por el país, bien por su gente.
Preguntas son para análisis profundos con oportunidad del lapso transcurrido desde el año 2000 y seguramente no faltarán en medios de comunicación y conversatorios que ameritan promoverse, para fijar referentes de valor histórico y de proyecciones futuras.
En la brevedad de una referencia como la presente nota, vale destacar que lo mejor para el Ecuador en esta década ha sido la estabilidad democrática: por primera vez, desde que el Presidente Durán terminó el mandato en 1996, el país ha sido gobernado cuatro años consecutivos por un mandatario. Y lo ha hecho navegando en contracorriente. Un cambio positivo que no puede ser inadvertido. Tampoco se puede ignorar que las condiciones de vida de los ecuatorianos han mejorado y que hay pruebas de un cambio de época en lo social, con ventaja para minorías otrora marginadas. Bien por el país, bien por su gente.