Una nueva compañía cuencana de aviación se lanza al desafío de cubrir su servicio entre las principales ciudades del Ecuador


Directivos de la Compañía y tripulantes, el día que llegó el avión a Cuenca
El austro ecuatoriano tiene más alas para comunicarse con Guayaquil y Quito. La compañía Aircuenca opera desde el 2 de agosto con un avión Boeing 737-500, "el de mejores condiciones técnicas de los que tienen las compañías nacionales", según Juan Fernando Castillo, Gerente Comercial de la empresa.

Montarse una compañía de aviación es una aventura costosa y de riesgo, pero los promotores han corrido la suerte por una afición singular por los vuelos y conscientes de que, de mucho tiempo atrás, uno de los reclamos sobre la transportación entre Cuenca y el resto del país, hna sido la escasez de vuelos o la deficiencia de los servicios.
Edgar Serrano y José Alvarado, médicos los dos, sumaron sus aficiones y acciones para proponer la creación de la compañía aérea. Los primeros pasos habían dado en 2008, para el largo trámite de conseguir autorización de los organismos nacionales encargados de la Aviación Civil.
El proyecto se consolidó con la presencia de Johanna Serrano, hija del doctor Serrano, graduada de pilota en la Escuela de Aviación BASA, en Brasil, que tiene actualmente el grado de capitán. O capitana. Es una joven, de 27 años, que ha piloteado aviones de la empresa Ácaro, con energías y vocación para surcar los aires.
Organizar la compañía, atraer accionistas, hacer contactos internacionales para adquirir el primer avión, ha sido tarea larga, complicada y llena de obstáculos. Pero la decisión pudo sobreponer las trabas del camino €“o del espacio- y al fin el avión aterrizó en el aeropuerto Mariscal Lamar a fines de mayo último, en medio de aplausos y hasta chorros de agua con los que fue bautizado desde los vehículos cisternas de la Dirección de Aviación Civil en Cuenca.
"Se pudo convertir en realidad el proyecto gracias al respaldo técnico y económico de los gestores, con la colaboración de la Dirección de Aviación Civil, especialmente el titular, Néstor Bernal,   ciudadano originario del austro ecuatoriano que vio con buenos ojos la iniciativa", comenta el Gerente Comercial. Además, el Alcalde Paúl Granda y la Corporación Aeroportuaria de Cuenca han dado todo el respaldo para que saliera adelante la compañía.
¿Qué es lo que diferenciará a ésta de otras compañías aéreas que cubren las mismas rutas desde y hacia Cuenca? Castillo comenta que, en primer lugar, las características del avión con el que empiezan las operaciones y al que próximamente se sumarán dos más, de la misma fabricación norteamericana. Aparatos que ofrecen las máximas seguridades posibles de encontrar en la aeronavegación, con la certificación de la DAC, mientras está en trámite la de IATA.
Un bautizo con chorros de agua para dar la bienvenida a la nave.
Habrá otros valores agregados: la competitividad en el precio de los pasajes, la calidad del vuelo, que empezará con el cumplimiento riguroso de los horarios, para que los pasajeros no tengan que aguardar esperas molestosas y a veces fatales para su viaje, pues los retrasos afectan toda la programación de quienes necesitan embarcarse por razones de trabajo o enlaces internacionales. "La puntualidad será algo riguroso y sagrado", dice el personero de la compañía. La diferencia estará dada tambien por el servicio a bordo, en la atención para los pasajeros.

Los colores de Cuenca €“amarillo y rojo- están en el avión, que han sido escogidos además de representar una imagen de la ciudad, por infundir una apariencia de alegría, en contraste con rasgos negros que quieren marcar serenidad y seguridad, opina el Gerente.
Además, debajo del nombre AIRCUENCA en letras mayúsculas pintado en la nave, hay un subtÁ¬tulo en letras cursivas que dice La Aerolínea del Sur, para aludir al servicio que ofrecerá la compañía a los habitantes de las ciudades del austro ecuatoriano. También está en proyecto que la compañía ofrezca vuelos transfronterizos hacia las ciudades peruanas vecinas de la frontera sur ecuatoriana.
Juan Fernando Castillo, Gerente Comercial.
Los promotores de la compañía Aircuenca   tienen razones íntimas para haber incursionado en el proyecto: Edgar Serrano, el dueño de la primera iniciativa, perdió a su padre en un accidente aéreo.

Fue el 23 de abril de 1979 cuando Manuel Serrano junto con más de 40 pasajeros se embarcó en Quito en un avión de Saeta que nunca llegó a Cuenca, su destino. Fue el segundo aparato de la misma compañía que desapareció misteriosamente en la misma ruta. El primero fue el 15 de agosto de 1975.
En febrero de 1984, tras una variedad de versiones, muchas fantásticas,   sobre la suerte del avión y de sus ocupantes, un campesino localizó accidentalmente los restos del aparato en una zona selvática de la provincia del Napo. Los restos del otro avión de Saeta fueron encontrados, también en forma accidental, hace apenas cinco años, entre los hielos del Chimborazo.
El Gerente Comercial de Aircuenca sostiene que la traumática experiencia familiar del principal directivo de la compañía, es motivo para que la seguridad se haya colocado entre los requisitos y obligaciones de mayor preocupación de quienes se han impuesto la creación de esta nueva empresa para surcar los cielos.

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