En realidad es un Parque Universal: en 28.544 hectáreas de montañas entre 3 050 y 4 450 metros sobre el nivel del mar caben 235 lagunas permanentes de más de una hectárea y un centenar de depósitos menores de agua cuyos espejos asoman o desaparecen en los valles glaciales al vaivén de los veranos y los inviernos.
El paraje, cuya temperatura oscila entre 3 y 10 grados centígrados, es cabecera divisoria de aguas que drenan hacia el océano Pacífico a través de los ríos Balao y Cañar y al Atlántico a través del río Paute. Se estima que en total allí está una reserva de alrededor de 53 millones de metros cúbicos de agua, que constituyen razón de ser de las poblaciones en las cuencas hídricas a las que dan vida. La ciudad de Cuenca es el principal beneficiario de este obsequio maternal de la naturaleza.
A la cantidad y variedad lacustre se asocia una gran biodiversidad, para convertir al sitio en un escenario singular del mundo, con especies silvestres de plantas y animales en su hábitat natural en las proximidades de una de las mayores concentraciones urbanas del Ecuador: El Cajas empieza 20 kilómetros al occidente de Cuenca.
Se ha inventariado 157 especies de aves, de las cuales nueve son endémicas y siete en vías de extinción; hay 44 especies de mamíferos que representan el 10.30% de todas las que existen en el Ecuador y el 77% en el piso andino; cinco especies de reptiles que son el 48% de las existentes en el piso andino; 18 especies de anfibios, 37% de los existentes en el piso andino.
En cuanto a flora, 572 especies (453 nativas, 106 endémicas y 13 introducidas), distribuidas en 266 géneros y 93 familias; además una variedad de formaciones vegetales desarrolladas en pisos altitudinales que oscilan entre 2.500 y los 4.500 metros sobre el nivel del mar.
Por añadidura, al Cajas se asocia la presencia humana, como fruto de la vitalidad que generan sus fuentes de agua, encontrándose vestigios arqueológicos que testimonian la presencia del hombre en tiempos prehistóricos: 30 sitios arqueológicos están registrados en el área del parque en espacios abiertos y abrigos rocosos, cuya ocupación data del período formativo medio hasta el inca ( 1800 a.C al 1532 d.C).
Entre las evidencias culturales destacan los Caminos del Inca, que permitían la conexión entre el Guapdondelig de los cañaris y la Tomebamba de los incas, con las tierras bajas de la costa a través de Tomebamba- Cajas-Chacanceo-Guayaquil; Tomebamba-Cajas-Molleturo- Puerto de Bola; y Tomebamba-Cajas-Chaucha-Puerto Balao. Esta red de caminos empedrados, de dos a tres metros de ancho, tiene una extensión cercana a 400 kilómetros. Actualmente la UNESCO estudia un expediente que podría declarar a El Cajas Patrimonio Natural de la Humanidad.
Por añadidura, dadas las características geomorfológicas, la belleza telúrica y la presencia del agua como recurso generador de vida, al sitio se le asignó un valor sagrado en tiempos aborígenes y aun recientes: en 1988 fue escenario de concentraciones humanas multitudinarias ante supuestas apariciones de La Virgen, y acabó por establecerse allí un santuario natural de intenso turismo religioso.
El Cajas es atractivo para el turismo de montaña, de recreación y andinismo, con visitantes nacionales y extranjeros que gozan de sus paisajes y desafían el rigor del frío, el páramo y la neblina en días oscuros o al resplandor inclemente del sol cuando el cielo azul profundo y limpio contrasta en forma espectacular con los espejos de agua y el caprichoso verdor de las montañas.
La administración y la gestión |
La Ministra Marcela Aguinaga, en medio del Gobernador Leonardo Berrezueta; el Alcalde Paul Granda; el Gerente de Etapa, Oswaldo Larriva; y el Subprefecto David Acurio, suscribe la concesión por diez años más del Parque Nacional Cajas a la Municipalidad.
En 1977 el Ministerio de Agricultura y Ganadería declaró a El Cajas Área Nacional de Recreación: fue la primera iniciativa encaminada a darle una protección especial, responsabilizándole a la Dirección Nacional Forestal de su administración y mantenimiento. |