Por Alba Luz Mora

 

Alba Luz Mora
La seguridad jurídica, la certeza bajo las leyes, la previsibilidad frente a las acciones de poder, siempre han sido aspiraciones permanentes de la ciudadanía y la Comisión Ocasional de la Comunicación de la Asamblea, que debería hacer conciencia de que tiene en sus manos un asunto muy sensible, tendría que presidir una persona con amplio criterio y buena formación académica

La Ley de Comunicación que se tramita en la Asamblea requiere actualizarse y concordar con el nuevo espíritu de la Constitución aprobada en Montecristi. Hasta ahora han regido en el Ecuador dos instrumentos jurídicos: La Ley del Ejercicio Profesional del Periodista del año 1973 y el Código de Á‰tica respectivo, con la aquiescencia de todos los comunicadores y entidades gremiales. Con la Carta Política aprobada en Montecristi hubo que revisar toda la legislación y dictar una nueva ley de comunicación que ha generado grandes discrepancias. Dos son los asuntos de fondo: el concepto claro que debemos tener sobre los medios públicos y los privados con financiamiento propio, ya que se considera impropio que un medio surja de una empresa particular, y el segundo sobre la conformación del Consejo de Comunicación, si debería o no ser autónomo y no pertenecer al oficialismo y si tendría que poner límites al ejercicio periodístico, al obligar a todos los medios de comunicación a rendirle cuentas, pues de allí derivarían las observaciones, sanciones y hasta suspensiones si al parecer de los personeros oficiales se ha violado la ley.

Otro punto interesante es la obligatoriedad de la profesionalización del periodista, asunto que debería ser la condición indispensable para dirigir y trabajar en un medio, pues el manejo de la información pública es un ejercicio delicado que debería estar en manos de un profesional. Hasta los años 70 nunca se exigió ese requisito, la única Escuela de formación era la de la Universidad Central del Ecuador y los medios escritos y hablados estaban dirigidos por intelectuales y personas improvisadas.En los años posteriores surgieron otros centros de formación en casi todas las universidades y se formalizó la actividad profesional Creemos que la seguridad jurídica, la certeza bajo las leyes, la previsibilidad frente a las acciones de poder, siempre han sido aspiraciones permanentes de la ciudadanía y que la Comisión Ocasional de la Comunicación de la Asamblea Nacional debería hacer conciencia de que tiene en sus manos un asunto muy sensible, tendría que presidir una persona talentosa, con amplio criterio y buena formación académica, para agotar las deliberaciones y lograr resoluciones acertadas que no desoigan los pronunciamientos de los diferentes sectores sociales.

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