Opina que donde hay menos obras sociales, educativas y de verdadera asistencia espiritual, es donde más índices de violencia se registran. También alude a grandes decepciones por autoridades que no están al nivel de lo esperado u olvidaron sus promesas y del pueblo que las eligió. Mantiene relaciones de respeto y apoyo con las autoridades de su jurisdicción pastoral

Monseñor Marcos Pérez Caicedo cumplió ocho años como arzobispo de Cuenca el 6 de agosto pasado. Nació en Daule, provincia del Guayas, el 14 de julio de 1967. Estudió la secundaria en un colegio nacional de su ciudad, filosofía y teología en el seminario mayor de Guayaquil y luego en la Universidad de la Santa Cruz, en Roma, se licenció en teología. El 19 de marzo de 1992 se ordenó sacerdote y ha ejercido diversas funciones educativas y pastorales: vicerrector y rector del seminario mayor de Guayaquil, obispo auxiliar de esa ciudad, luego de la ordenación episcopal en 2006; en febrero de 2012 fue nombrado obispo de Babahoyo, que ejerció hasta ser nominado arzobispo de Cuenca. De 2012 a 2017 fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. La permanencia en la capital azuaya le ha permitido conocer la vida y la idiosincracia de sus habitantes y de los pueblos de su jurisdicción. AVANCE le pidió una entrevista para conocer su pensamiento y su relación con la comunidad durante su administración de la arquidiócesis de Cuenca. A continuación sus respuestas

En ocho años de permanencia en Cuenca, ¿qué es lo que más conoce y valora de la ciudad y de sus habitantes?

  Cuenca es una ciudad multifacética. Puedo destacar su cultura, el espíritu de trabajo y emprendimiento, la belleza de sus paisajes, sus templos y casas patrimoniales, y la profunda piedad del pueblo. La fe es el factor que impulsa a nuestra gente a salir adelante, a pesar de las grandes dificultades por las que atraviesa el país. La piedad popular marca el corazón del pueblo creyente, así lo refleja la música, las danzas, los coloridos trajes, el compartir los alimentos. Todo esto es testimonio de fraternidad, característica que distingue al pueblo azuayo.

¿Conocer la realidad azuaya le ha inducido a modificar criterios sobre el rol de la arquidiócesis en la vida cotidiana de sus habitantes?
 Una cosa es ver desde afuera y otra, muy distinta, vivir en Cuenca. Cuando llegué a esta arquidiócesis un sacerdote me preguntó: ¿Cuál es su plan de trabajo? Después de pensar un poco, le dije que no tenía ninguna receta de trabajo prefabricada, que mi único plan era poner en práctica el Evangelio. Al conocer la realidad del Azuay, he descubierto el Evangelio hecho vida en muchas personas que me han motivado a seguir adelante en mi trabajo pastoral. Es hermoso poder decir que vine a anunciar el Evangelio y terminé siendo evangelizado por la gente sencilla y humilde.

¿Cuál es su relación con las autoridades civiles de su jurisdicción arzobispal y los logros a favor de la sociedad?  
Ambas autoridades, la civil y la eclesiástica, tienen como finalidad el servicio al pueblo, pero desde ámbitos distintos. La autoridad civil tiene las responsabilidades señaladas en la Constitución y las leyes, las cuales deben cumplir con honestidad para responder satisfactoriamente a la ciudad y al país. La autoridad eclesial es un servicio; así lo dijo claramente Jesús: “El primero de entre ustedes, que sea el servidor de todos”. La autoridad en la Iglesia debe ser ejercida para el bien de todos y para la difusión del Evangelio. El jefe no es el que utiliza el poder para dominar, sino el que crea una atmósfera de fe, de amor y de respeto, una comunión de ideas y de aspiraciones.

Con las autoridades civiles hemos fomentado una relación de respeto y apoyo en algunas actividades comunitarias. Por ejemplo, con la Prefectura del Azuay y Pastoral Social dialogamos para impulsar campañas de reforestación y cuidado del medio ambiente. Con la Alcaldía de Cuenca y otras autoridades zonales, cada año elaboramos el plan de contingencia para las fiestas de Corpus Christi, Semana Santa y el Pase del Niño. Son celebraciones religiosas, pero también momentos de expresión cultural, que impulsan el turismo y la economía del pueblo, especialmente de las familias más pobres.

La violencia, la criminalidad y la corrupción cunden en el Ecuador. ¿Se han perdido valores éticos y principios evangélicos que predica el cristianismo? 
  Una encuesta sobre la realidad de nuestra sociedad ecuatoriana manifestaba, entre otras cosas, que los lugares donde hay menos presencia de obras sociales, educativas y de verdadera asistencia espiritual, como las que impulsa la Iglesia católica, son donde más índices de violencia se registran.
Ante la falta de valores, debemos predicar con el ejemplo y el testimonio de una Iglesia samaritana que acoge a sus hijos y se preocupa por la paz y la justicia social. Ante la dolorosa realidad que vivimos, debemos seguir trabajando para llegar a las periferias existenciales, especialmente a las familias que necesitan el anuncio de buenas noticias y el apoyo para vivir con dignidad. Los jóvenes merecen una atención especial y acompañamiento para que el mundo de las drogas y la violencia no los devore.

 El prelado en una de sus jornadas pastorales habituales en una población rural del Azuay

¿Un comentario sobre la gestión pública en los actuales tiempos, que pudo propiciar – por acción u omisión- la crisis múltiple del país?
 En este campo nos hemos llevado grandes decepciones. Muchas autoridades no han estado al nivel de lo esperado; se han olvidado del pueblo que los eligió y de las promesas de campaña. El Papa Francisco nos dijo en la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá (enero 2019) que “Nuestro pueblo exige a quienes gobiernan, llevar una vida conforme a la dignidad y autoridad que revisten y que les ha sido confiada”.

Es una invitación a vivir con austeridad y transparencia, en la responsabilidad concreta por los demás y por el mundo; a llevar una vida que demuestre que el servicio público es sinónimo de honestidad y justicia, y antónimo de cualquier forma de corrupción. Los jóvenes de hoy reclaman de todos, comenzando por quienes nos llamamos cristianos, la osadía de construir “una política auténticamente humana” que ponga a la persona en el centro como corazón de todo. Tenemos que crear una cultura de mayor transparencia entre todos para crear un clima de verdadera confianza y fraternidad.

¿Ha fallado, acaso, el papel formativo de la Iglesia católica, preponderante en el país? ¿Qué repensar hacia el futuro? 
 Entre los pecados que hemos de reconocer está la falta de celo misionero en algunos agentes de pastoral. A veces nos entusiasma más la vida social, la política partidista y el confort, antes que el servicio pastoral. No hemos cumplido bien la misión que el Señor nos dejó: anunciar el Evangelio, dar testimonio de fraternidad y de verdadero amor. El trabajo formativo de la Iglesia no consiste solamente en enseñar las verdades de fe; es, ante todo, hacer presente el amor misericordioso de Cristo en medio del mundo. Aún tenemos mucho por hacer.

¿Algo quisiera complementar o añadir?
 Saludos y bendiciones a nuestra querida ciudad de Cuenca. Es imposible pensar el futuro de una ciudad sin la participación activa –y no solo nominal– de cada uno de sus ciudadanos. Todos tenemos derechos y deberes que cumplir, así demostramos el verdadero amor a Cuenca. Trabajemos para que la dignidad de todos se reconozca y garantice, sobre todo la de los más pobres.

No podemos conformarnos con la realidad social actual, llena de violencia, miseria e injusticia. Otro mundo es posible. El pueblo que ha puesto su confianza en las autoridades, los niños, los jóvenes y nuestras familias nos invitan a involucrarnos en su construcción para que los sueños no sean fugaces, para que impulsemos un diálogo nacional en el que todos puedan tener la oportunidad de soñar con un mañana mejor, donde se respete el derecho a la vida, al trabajo digno, a formar una familia estable, a la educación de todos, a la seguridad; para vivir como verdaderos hermanos y amigos, y no como enemigos, desconfiando unos de otros. ¡Viva Cuenca, en sus 204 años de independencia

 

 

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