El triunfo de valerosos deportistas nacionales en los Juegos Olímpicos de París 2024 regaló alegría al país, frente a las congojas por la inseguridad, delincuencia, crisis de gobernabilidad, corrupción moral y política del sector público
El primero de agosto el Ecuador despertó con la noticia del marchista Daniel Pintado en lo más alto del podio mundial en su disciplina deportiva, al pie de la Torre Eiffel. Fue el sueño cumplido del hombre de 29 años con el oro que le faltaba para completar la galería de trofeos logrados en pruebas nacionales, regionales y del mundo.
La hazaña asumió el público como un mensaje de pureza en un ambiente hostigoso de malas noticias cotidianas, sobre la criminalidad, las extorsiones, asesinatos, las caras tensas, intrigas y pugnas de políticos de dientes crujientes y puntadas grotescas en las pantallas de la TV o las redes sociales.
El triunfo celebraron con sencillez y entusiasmo sus familiares en la residencia desbordada de alegría que se contagió a la ciudad y al país entero. No faltaron medios que difundieron primicias desde el hogar del protagonista de la hazaña, entrevistando al padre del héroe, artesano carpintero, y a miembros de la familia. Y no faltaron, cuándo no, políticos que fueron a posar repartiendo abrazos como en los mejores tiempos de aspiraciones electorales.
Daniel Pintado repitió el triunfo una semana después, el 7 de agosto, al alcanzar medalla de plata en la competencia de marcha por relevos mixtos, en 42 kilómetros, compartidos con la deportista ibarreña Glenda Morejón, atleta entrenada en la ciudad de Cuenca.
La mejor participación del Ecuador en Juegos Olímpicos se dio en París este año, con cinco medallas: oro, con el marchista Daniel Pintado; de plata con el mismo Pintado en relevos mixtos, con Glenda Morejón; también de plata Lucía Yépez, en lucha; de bronce Angela Palacios (pesas) y Neisi Dajomes (pesas).
La participación de Daniel Pintado fue sensacional. Aparte de lograr los triunfos para el Ecuador, ha recibido felicitación del gobierno del Ecuador y de organizaciones deportivas del mundo. Es una estrella que brilla por sus propios esfuerzos, ejemplo y esperanza para las nuevas generaciones del Ecuador, hoy agobiado por graves males.