La multitud destruyó y derrumbó los monumentos de Hugo Chávez.

El pueblo encolerizado derrumbó estatuas de Hugo Chávez en sitios públicos, expresión clara del rechazo a un régimen que pretende eternizarse en el poder contra la voluntad del electorado y el pronunciamiento de gobiernos e instituciones democráticas del mundo

El presidente venezolano Nicolás Maduro se resiste a aceptar su derrota electoral del 28 de julio, día de un simulacro democrático para burlar la voluntad popular expresada en las urnas en forma irrefutable.

Hasta veinte días después de las elecciones el Tribunal Electoral no presentaba documentadamente las pruebas del supuesto triunfo del candidato del socialismo del siglo XXI.

Sin embargo, el mismo domingo 28 de julio, la autoridad electoral venezolana se apresuró a proclamar el triunfo de Maduro, dentro de un proceso planificado para cumplir la anticipada decisión del candidato oficial, que anunció que ganaría la presidencia “por las buenas o por las malas”.

La política del gobernante, claramente dictatorial, va por los hechos consumados, con el respaldo del Consejo Electoral y la Corte de Justicia, instituciones inobjetablemente parcializadas a su favor. Las elecciones, tal como ocurrieron fueron una farsa, para aparentar un procedimiento democrático que legalice la permanencia del heredero chavista por seis años más en la presidencia dela República.

Pero aún es prematuro que el déspota mandatario proclamase la victoria definitiva. El pueblo organizado en su contra ha demostrado que ha perdido el miedo al militarismo en el que se respalda. Las marchas multitudinarias de protesta en las calles fueron la confirmación de la voluntad mayoritaria del pueblo para que Maduro dejase en paz al país. No se conocen cifras exactas de las víctimas mortales de la represión, pero al menos serían veinte los manifestantes muertos con la represión de fuerzas combinadas militares y de policía.

Varios países de América y del mundo, a través de sus gobiernos, han reconocido el triunfo del candidato opositor Edmundo González, que según el conteo de los votos realizado por organismos especializados ajenos al Consejo Electoral y, debidamente documentados en actas, habría logrado más del 70%de los sufragios, para un triunfo contundente que es objetado por el régimen de Maduro.

La heroína del movimiento democrático es Corina Machado, la inicial candidata opositora de Maduro impedida de terciar en las elecciones, lo que motivó a última hora improvisar un candidato que legalmente asumiera la responsabilidad, con ella al frente de la campaña, recibiendo el apoyo popular, pues los venezolanos ya no quieren más la presencia del chavismo y Nicolás Maduro, que por más de veinte años se han apoderado de los destinos del país latinoamericano, principal exportador de petróleo del mundo.

Miles de venezolanos rechazan el fraude electoral de Maduro

Varios millones de venezolanos que abandonaron su país asfixiados por la persecución y la miseria económica, fueron impedidos de participar en las votaciones, porque su pronunciamiento era seguro en contra de Nicolás Maduro. Ellos no pierden la esperanza de retornar a su país, apenas la dictadura actual sea alejada del poder y vuelva a respirarse la paz.

Que las elecciones del 28 de julio fueron una farsa lo prueban hechos que anticiparon el fraude, como no permitir la presencia de misiones de observadores extranjeros que no fueran cómplices del gobierno de Maduro. Un grupo de políticos ecuatorianos fue a cumplir ese cometido y todos estaban identificados con el sector político liderado por Rafael Correa desde su exilio en Bélgica o la sucursal de su exilio en México.

Gobiernos democráticos del mundo y líderes políticos tienen los ojos sobre Venezuela, para respaldar la voluntad popular expresada en las urnas a favor del candidato opositor a Maduro, Edmundo González. El dictador se resiste a aceptar la derrota, pero es tan evidente el pronunciamiento del electorado, que más pronto que tarde, deberá abandonar el mando dictatorial para que Venezuela pueda volver a la vida democrática y constitucional. Acaso no está distante la posibilidad de que se fraccionen las fuerzas militares que son las que mantienen a Nicolás Maduro. El derrumbe de estatuas de Hugo Chávez, por masivas concentraciones humanas, hacen prever que, de la misma manera, caerá el dictador empecinado en gobernar indefinidamente contra la voluntad del pueblo.

OTRA VEZ LAS CAMPAÑAS ELECTORALES EN EL ECUADOR

Daniel Noboa y María José Pinto,el binomio del actual mandatario.	Luisa González y Diego Borja candidatos de RC.

El Ecuador otra vez forzado a ir a las urnas. Aunque oficialmente no está en curso la promoción de candidaturas para las votaciones del próximo año, ya hay candidatos proclamados para terciar en las elecciones.

El primero en anunciarse fue el presidente Daniel Noboa, acompañado por María José Pinto para la vice presidencia y un grupo de actuales ministros para la asamblea nacional. La propia madre de Noboa será también candidata, para encabezar la lista de aspirantes del movimiento Acción Democrática Nacional, ADN.

Noboa aún no tiene resuelta la forma cómo participará en la campaña electoral encargando la presidencia. En orden constitucional, le correspondería asumir a la vicepresidenta Verónica Abad, pero las discrepancias entre los compañeros de fórmula vuelven incierta la solución a la que acudirá el mandatario, quien tiene a Abad en un exilio forzado en Israel y a última hora en Turquía, para que estuviera lejos del Ecuador durante su gobierno.

Luisa González, quien fuera candidata del correísmo en las elecciones pasadas, volverá a pelear por la presidencia de la República, acompañada por Diego Borja para la vice presidencia. Ella llegó a segunda vuelta en las elecciones del año anterior y perdió frente a Daniel Noboa.

En días más, otros sectores políticos tomarán definiciones para su participación en las elecciones de 2025. El Ecuador volverá a vivir otra vez, tan repetidamente, el ambiente electoral con todas sus implicaciones en la vida cotidiana.