La guerra no tiene tregua, pero la resistencia del país invadido pone en dudas el triunfo del invasor, a pesar de que dispone de equipamientos bélicos de los más avanzados del planeta. El mundo le apoya a Ucrania

La invasión de Rusia al territorio de Ucrania es el acontecimiento bélico más espantoso de la humanidad en lo que va del siglo y no terminará en corto tiempo, por la heroica resistencia de los ucranianos decididos a no rendirse.

 Volodomir Zelensqui, presidente de Ucrania, lidera la resistencia.

La invasión sorprendió al mundo el 24 de febrero por la violencia de los equipos militares más sofisticados del planeta que empezaron a convertir en escombros las ciudades ucranianas, causando muertes de militares y civiles –incluidos niños, mujeres, ancianos, enfermos de hospitales-, con escenas dolorosas terribles que han despertado solidaridad con el pequeño país –comparado con Rusia-, que encara con fiereza los crueles ataques mortíferos.

Al gobernante ruso Vladimir Putín le sorprendió la respuesta ucraniana, pues la guerra que previó sería rápida para anexar el territorio a su país, a diez meses del inicio de la invasión, ha generado dudas, inclusive entre militares rusos, de que pueda dar un triunfal resultado al invasor. El gobernante ucraniano, Volodomir Zelensqui, insiste en la imposibilidad de dar un paso atrás en los combates.

Las defensas aéreas ucranianas derriban constantemente misiles y cohetes destructores. El pueblo ucraniano cuenta con apoyo de varios países del mundo: Estados Unidos ha comprometido 54 mil millones de dólares, de los cuales ha transferido alrededor de diez mil millones en ayuda militar que incluye vehículos blindados, sistemas de artillería, decenas de miles de proyectiles y avanzados sistemas de cohetes, lo que le ha permitido a Ucrania cortar los suministros rusos.

 Escombros, destrucción, lágrimas, muerte, son el resultado de la invasión rusa al territorio ucraniano, acción militar que ha encontrado la resistencia del pueblo y de las fuerzas armadas del país invadido, durante los diez meses transcurridos desde el 24 de febrero de 2022

El Reino Unido ha prometido cuatro mil millones de dólares, la Unión Europea 2.500 millones, Polonia 1.800 millones y Alemania 1.200 millones. Ucrania no está sola, pero el gasto de grandes economías en la defensa contra la invasión, resulta uno de los absurdos humanitarios mayores, cuando millones de personas de países del tercer mundo viven en situaciones de miseria.

Los misiles, drones, lanzacohetes, más la artillería, destrozan día a día por aire y tierra las instalaciones estratégicas, energéticas, servicios sanitarios y hospitalarios, en ataques que constituyen crímenes de guerra como no se han presenciado hasta el fin de la segunda guerra mundial en 1945. Los daños físicos demorarán en reponerse muchos años después de concluidos los combates, pero las afecciones sicológicas de la población ucraniana perdurarán en toda la historia. En lo ambiental, por cada año de afección, se requerirán cinco para retornar a la realidad anterior.

La experiencia de la guerra entre Rusia y Ucrania produce daños físicos y morales no solamente al pueblo víctima de la invasión, sino a la humanidad entera. Son espantosas las escenas conmovedoras de muertes de militares y civiles, cuerpos destrozados por las explosiones, edificios convertidos en ruinas, estaciones energéticas destruidas, desabasteciendo de calefacción a la población en tiempo de temperatura de muchos grados bajo cero. También es traumatizante el trabajo del personal responsable de recoger los muertos, generalmente irreconocibles y mutilados, luego de la explosión de edificios, casas particulares y bienes públicos.

Rusia no ha aceptado las insinuaciones de gobiernos y hasta del Papa, para una tregua de la guerra por la Navidad, mientras la Unidad Europea ha decidido entregar el Premio Sajaron al pueblo ucraniano por su resistencia ante la guerra y su desafío a Rusia: “Hemos atestiguado la inspiradora resistencia de ciudadanos comunes que realizaron el máximo sacrificio para demorar una columna de tanques. Ancianos enfrentándose a soldados rusos, teniendo nada más que su orgullo como arma. Mujeres valientes obligadas a dar a luz en estaciones del tren subterráneo, dijo la presidenta del Parlamento Europeo, Robert Metsola”.

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