Un espaldarazo a las propuestas del Presidente Correa y la derrota de viejas estructuras políticas, de la cúpula de la Iglesia, de los grandes medios de comunicación y de las "estrellas" del periodismo

 

Presidente Rafael Correa

 

La aprobación de la Constitución de Montecristi con más del 65% de los votos, confirma la mayoritaria esperanza de cambio del modelo político predominante en el Ecuador en los últimos treinta años.

El triunfo de la tesis del Presidente Correa marca un hito en la historia nacional, pues se produjo en proporciones superiores a las pronosticadas y es un nuevo golpe a la "partidocracia" y una advertencia a la cúpula de la Iglesia, a los grandes medios de comunicación del país y en especial a ciertas "estrellas" del periodismo que hicieron campaña por el No en el Referéndum.

Nunca antes, en el período democrático que viene desde 1979, se habían dado en el país tan descaradas parcializaciones de medios y comunicadores €“con honrosas salvedades de ejercicio profesional honesto y ético- por influir contra una propuesta electoral. Tampoco desde hace un siglo, la Iglesia había intervenido en forma tan frontal en un tema político, utilizando púlpitos y confesionarios para banderizar una tendencia radical en contra de la Constitución.

El resultado del Referéndum marca también un hito histórico, precisamente, al dejar obsoletas conductas sociales sumisas a la jerarquía eclesiástica, que ha perdido autoridad, prestigio y credibilidad, al tergiversar el texto constitucional adjudicándole intenciones abortistas o de promoción de la homosexualidad. La mayoría de los sufragantes no comió estos cuentos.

Una apreciación serena sobre la voluntad popular expresada en las urnas el 28 de septiembre, confirma que el Ecuador ha entrado en un auténtico cambio de época: hasta hace un par de años habría sido imposible €“por ejemplo- que los predios de la Universidad de Cuenca sirvieran como recinto electoral.

En el caso del Azuay, una provincia otrora reducto recalcitrante de la partidocracia conservadora, el 80% de los votos a favor de la nueva Constitución, evidencia la transformación social y política experimentada. Inclusive en esta provincia la mayor parte de miembros del clero se pronunció por el Sí y desautorizó la "catequesis" inoportuna y politizada de la Conferencia Episcopal.

El alcalde socialcristino de Guayaquil, Jaime Nebot, a quien los medios le sobrevaloraron como contrapeso del poder del Presidente de la República, fue derrotado en las urnas. Frente a la prepotencia olímpica de "amenazar" con no ser candidato a otra reelección si pierde el No en su ciudad, ahora fuerza argumentos para no cumplir tal anuncio.

 

 


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