El rótulo en el frontis del aeropuerto despierta polémica sobre si es Lamar, La Mar, de la Mar. En su partida bautismal consta de La- Mar
En el lomo del libro consta "José de La Mar" y en la portada "Lamar". |
Al mariscal José Domingo de La Mar, cuencano ilustre, le han perseguido sombras fatídicas: fue acusado de traidor por haber sido primer Presidente del Perú, cuando aún no había la República del Ecuador y quiso que su ciudad nativa fuese parte del país que gobernaba.
Cuando en 1995 Ecuador y Perú protagonizaban escaramuzas territoriales, hubo quienes propusieron eliminar su nombre del aeropuerto de Cuenca y de una calle de la ciudad.
Estos días, se ha vuelto a hablar de él aludiendo a su apellido, cuando se pone a funcionar el terminal aéreo Mariscal La Mar, remodelado, dejando atrás el nombre de Lamar.
En 1939 se publicó una recopilación de juicios sobre el eminente cuencano, cuyos autores eran Vicente Rocafuerte, José Joaquín de Olmedo, Antonio Borrero, Tomás Rendón, Luis Cordero, Remigio Crespo, Alberto Muñoz Vernaza, Pío Jaramillo Alvarado, entre otros, quienes al referirse al personaje generalmente escriben su apellido como La Mar.
La obra fue reeditada en 1972 por la Municipalidad, con una introducción de Víctor Manuel Albornoz. Es curioso que en lomo del libro consta "El Gran Mariscal José de La Mar" y en la portada del mismo, "El Gran Mariscal Lamar". En algunas oportunidades los autores escriben Lamar, en otras La Mar y por fin en o tras de la Mar. ¿Con qué nos quedamos?
En la misma recopilación, consta la transcripción de la partida bautismal, que comienza así "En dose de Mayo de mil setecientos setenta y seis Bautisé, puse olio, y crisma a Jhpe Domingo de la Merced, hijo legítimo de Don Marcos de La-Mar "
Al parecer, el rótulo con el nombre del aeropuerto Mariscal La Mar, recientemente colocado, tiene visos de polémica. Pero bien podría evitarse un nuevo debate sobre el ilustre cuencano, con solo recurrir a los documentos oficiales, como la partida bautismal y hasta los documentos en los que consta de su puño y letra la forma cómo él escribía su apellido. Si ha habido incorrección en cómo ha sido tratado hasta ahora el nombre, la oportunidad es propicia para enmendarlo para siempre.