Por Julio Carpio

 

 
Julio Carpio Vintimilla

He ahí una curiosa mezcla de componentes fascistas, comunistas, demagógicos y dictatoriales. ¿Y el pueblo, el auténtico pueblo? Pues, es nada más que "la clientela" Es decir, los de abajo; los que reciben el pago por el voto y los bonos de comida; los que desempeñan los empleos subalternos o actúan como (coordinadores barriales

 

        ¡Se acabará mi vida y no podré entender el Peronismo! Esta es una queja frecuente de los extranjeros que viven en la Argentina o que la visitan. (Una variante de aquella €“ más frecuente, todavía -- : ¡Quién puede entender a la Argentina de los últimos ochenta años!) Bueno, -- para empezar €“ convengamos en un par de afirmaciones. Una: el Peronismo es el fenómeno populista más notable del mundo; casi €“ podríamos decir €“ es el populismo por antonomasia. Dos: El Peronismo es, en realidad, un fenómeno político complejo, paradójico y muy cambiante. Por eso, nos desconcierta. Y también por eso, -- para describirlo €“ se apela, a menudo, a la metáfora, al aforismo, al humor Empleemos, en este punto, la primera: El Peronismo es un circo. ¡Claro! Sólo bajo la carpa de un circo pueden convivir los empresarios, los capataces, los domadores, los equilibristas, los acróbatas, los luchadores, los magos, los payasos, las bailarinas y, hasta, los monos y los leones En otras palabras, toda la fauna política; todas las ideologías y las líneas de la actividad; el oficialismo y la oposición Otra metáfora: el Peronismo no es un contenido; es un continente. De otro modo, es un balde, en el que se puede poner todo: leche, agua, arena, pintura, residuos Y todo €“ de una u otra manera €“ toma la forma del mencionado recipiente. ¿Y el aforismo? Vaya uno: El Peronismo es un parecer, más que un ser. Explicando, no es el mundo de las cosas distintas y claras; es el mundo de los semejes ¿Y el humor? Ahí está: ¿De qué color es un camaleón que se mira al espejo? Del verdadero color del Peronismo Introducción terminada. Vamos adelante.

 Perón, mito político del populismo de Artgentina

 

 

 

 

 

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        En el fondo, el populismo -- el Peronismo, en este caso €“ es una forma de encarar la política   y de manejar el poder. (Atención: No es una filosofía política, ni una ideología, ni una forma de gobierno.) Es, principal y únicamente, una inclinación hacia lo popular, una preferencia por lo popular. Y es, también, la visión €“ parcializada €“ del pueblo como ente separado de la nación. (Los demócratas ven a la nación y al pueblo como entes idénticos. Todos constituimos el pueblo y todos constituimos la nación.) El populismo es un maniqueísmo: desune, enfrenta. En términos comunes, para el populismo, el pueblo es el bueno de la película; y la oligarquía es su enemigo, el malo de la película. (El pueblo contra el poder ilegítimo de unos pocos; el pueblo contra las camarillas, contra las trincas ¿Una caricatura de la lucha de clases? Ciertamente.) Nótese, aquí, que el populismo es algo muy distinto de la participación popular; la que, a veces, suele describirse como un "populismo bueno". (De hecho, la participación popular €“ por ejemplo, la acción de los gobiernos locales robustos €“ es democracia genuina.) Y €“ continuando €“ la preferencia mencionada suele expresarse en una retórica popular y, aun, populachera. Por eso, Horacio González ha podido decir que Perón mezcló la retórica clásica con la fraseología criolla del Viejo Vizcacha (un caracterizado personaje del MARTIN FIERRO). E, igualmente, por eso, los intelectuales populistas son tan escasos y tan superficiales; tan light, como dice la palabra inglesa de moda. (Ensayistas más bien descuidados, sociólogos difusos, estudiosos de la "filosofía" latinoamericana, etc.) Cerrando, aquí, este punto, el populismo es muy inconsciente. Le cuesta pensarse a si mismo. Un rasgo muy latinoamericano, por cierto
 

 

          ¿Y el manejo del poder? Pues, en el fondo, es nada más que otra tendencia. La tendencia a la concentración del poder; la tendencia a la dictadura, como la forma preferida o anhelada de gobierno. ¿No es esto paradójico? ¡Claro! Pues, así, resulta que el populismo es el gobierno del pueblo, pero sin el pueblo Y, en la realidad, el "poder popular" no es una construcción que se alza sobre la base del pueblo. Se alza €“ más bien o más mal €“ sobre unas estrechas bases corporativas: el empresariado inescrupuloso, el sindicalismo arbitrario o mañoso y la nomenclatura del partido. He ahí, entonces, una curiosa mezcla de componentes fascistas, comunistas, demagógicos y dictatoriales. ¿Y el pueblo, el auténtico pueblo? Pues, es nada más que "la clientela" Es decir, los de abajo; los que reciben el pago por el voto y los bonos de comida; los que desempeñan los empleos subalternos o actúan como "punteros" (coordinadores barriales). Los que nunca son bien atendidos; los que siempre son engañados ¿Y la nación, la nación de todos? No preguntemos eso. Está, por completo, fuera de las miras del populismo Por eso, la nación argentina, desde Perón, ha navegado a la deriva.

 

 
 

 

          Y, en esta estructura vertical, el caudillo es el personaje supremo, máximo, omnipotente (Salvada, por supuesto, la relativa limitación que establecen, de uno u otro modo, los funcionarios y los intrigantes palaciegos.) Él decide cuál será la ideología del momento; y, en consecuencia, qué grupos o qué sectores serán bienvenidos o rechazados. (Perón €“ muy disgustado €“ ordena sacar de una plaza a los "imberbes" izquierdistas.) Decide qué línea económica se seguirá. (El semeje de liberalismo y mercadismo de Ménem.) Decide la política internacional. (Ménem, la alineación automática con los Estados Unidos; Kirchner, la aproximación a Chávez.) Decide a qué aspira el partido. (Kirchner   sueña con un Peronismo socialdemócrata, al estilo del PSOE, Partido Socialista Obrero Español. Quiere convertir el agua en vino ) Decide a qué abusivos se soportará: los banqueros, los industriales ineficaces, los camioneros, los piqueteros, los ambientalistas radicales Decide quiénes serán los gobernadores provinciales favorecidos con los fondos públicos y quienes los privados de ellos. (Un golpe más al debilitado federalismo.) Decide cómo dominar o determinar a los poderes legislativo y judicial; acabando, así, con el republicanismo y la democracia. Decide cómo tratar a la Iglesia Católica, al ejército, a la prensa, a los demás partidos políticos; casi siempre con arbitrariedades y manipulaciones. Y todo, todo eso, es Peronismo Y el caudillismo €“ se sabe sobradamente €“ es un muy viejo vicio político latinoamericano. Y, así, -- por este tortuoso canal €“ terminamos, otra vez, desembocando en   el río de nuestro   histórico conservadurismo.

 

 

 

          Y todo lo anterior ocurre en un escenario nacional de atraso relativo, de crisis, de frustración. En definitiva, en medio del fracaso de los intentos de desarrollo. Y, en estas circunstancias, el Peronismo no es una solución. Es nada más que un pretexto, un subterfugio, un escapismo, un engaño. Peor todavía: es, realmente, una parte, una gran parte, del irresuelto problema del presente y del futuro de la Argentina. (Nota.- Aquí, hace falta señalar que cualquier parecido con otros procesos políticos latinoamericanos es muy natural y explicable. Recortando un poco, o agregando otro poco, varios patrones se igualan. Bueno, después de todo, América Latina es el continente del populismo. Vale decir, el continente de la inmadurez política Salvadas las excepciones, que hay, por supuesto.)

 

 

 

        Concluyamos. El Peronismo es igual a ideología cambiante, más caudillismo, más corporativismo, más clientelismo y más atraso. Esta fórmula esencial sirve bien para el populismo argentino. ¿Habremos entendido el Peronismo? ¿El populismo en general? Parece que sí. Esperemos que sí. Era una tarea necesaria. Porque €“ como algunos bien saben €“ lo que no se comprende, no se puede modificar.

 

 

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