Catalina Carrasco vuelca en el lienzo o plasma en productos informáticos las vivencias íntimas del espíritu creador para dar a luz sus mundos y sus personajes

 

Catalina Carrasco
La artista con su cuadro Arlequín.

 

Mujeres con rostros, peinados y vestuarios exóticos, o desnudas con tacones rojos, acompañadas por un gato o un perrito, presentan un mundo de secretas evidencias de femenidad que inspira interpretaciones al gusto y voluntad de los espectadores. Algunos personajes son maniquíes.


Catalina Carrasco Vintimilla exhibe desde el 27 de febrero una muestra retrospectiva de su producción pictórica de los últimos dos años, a través de la cual se identifica su madurez de artista , nacida en 1968. Los cuadros están exhibidos en la Galería de Arte del centro comercial Milenium Plaza, de Cuenca.


"En mis cuadros hay una simbología secreta: en lo que hace el pintor se refleja a sí mismo, sus enigmas, sus sueños, que no encuentran explicación o razón de ser, sino que son fruto del volcamiento inconsciente del mundo interior", comenta la artista que se vale de varias técnicas para plasmar su mundo en expresión artística.


El dibujo, el óleo, los pinceles, los lienzos, la cámara fotográfica o la computadora son las herramientas de su oficio: una obra terminada al óleo sirve para a partir de ella buscar iniciativas que multiplican las posibilidades creativas que acaban por expresarse en nuevas obras o en fragmentaciones a través de cuyos detalles saltan a la vista nuevas expresiones de arte, a partir del manipuleo informático.

 

Ovillos, óleo sobre madera. Nocturna: digital sobre lienzo.
Perchas: técnica mixta.
Ovillos, óleo sobre madera.
Nocturna: digital sobre lienzo.

Perchas: técnica mixta.


Ella cree encontrar una terapia sicológica en el trabajo creador, así como en el producto terminado puesto ante los ojos de los espectadores. La minuciosa y paciente labor creadora permite alumbrar €“dar a luz- el universo interior tan similar al embarazo maternal, que también es tema de sus pinturas con evas, magdalenas u ofelias al pie de árboles de los que se han desprendido sin pecado alguno las manzanas.


Es una artista que da mucho qué ver y qué pensar con su obra, en la que lo indiscutible es la presencia de una sensibilidad femenina exquisita, transparentada a través del refinamiento en la combinación de la luz y los colores.


Esta obra de Catalina Carrasco es producto de 25 años de experiencia profesional y de ejercicio cotidiano. Hija de artistas plásticos de reconocida trayectoria dentro y fuera del país €“Edgar Carrasco y Azucena Vintimilla-, lleva la vocación en las venas: ya como alumna de primaria hizo descubrir sus aptitudes que fueron desarrollándose, perfeccionándose, hasta formar la pintora profesional con una trayectoria no interrumpida de trabajo y exposiciones individuales y colectivas.


Cursó estudios en la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, y en la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca, donde obtuvo una licenciatura y ejerce, en la actualidad, una cátedra en los cursos de graduación. También con su esposo, Gonzalo Arce €“artista multidisciplinario- dicta talleres fuera del país, como invitada especial para enseñar sobre creación de objetos y aplicación artística del reciclaje.


Es también una artista múltiple, que produce fotografía, diseña joyas y practica la música, en especial la guitarra y el canto. Integró el conjunto rockero Calipso y ofreció

 

Madame Champigñón: óleo sobre cartulina.
En privado: técnica mixta. Colección privada.
Madame Champigñón: óleo sobre cartulina.

En privado: técnica mixta. Colección privada.

 

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