El drama insólito de dos madres primerizas con el mismo nombre: dos Karinas, ambas de 18 años, dieron a luz el 2 de febrero, casi simultáneamente, a dos niñas, cuyos padres llevan también el mismo nombre: Adrián
Karina Carrillo y Adrián Méndez, felices, con su hija recuperada.
Una alumbró a las 21:48 y la otra a las 22:02. Las coincidencias, más la ligereza del personal de enfermeras del hospital, en sábado por la noche, confundieron a las recién nacidas, que fueron intercambiadas a manos de las madres que no eran las suyas.
Una hora después del parto, cada una recibió a la respectiva hija ajena. Karina Carrillo, que la había visto por segundos apenas salió de su vientre, dudó al instante de la autenticidad de su niña: "era blanca y gordita y me la trajeron morena y delgada", diría una vez aclarado el embrollo tras los análisis y pruebas científicas de autenticidad.
El personal de la casa de salud, al otro día del alumbramiento, anunció a Karina Carrillo que no podían entregarle a su niña porque el análisis sanguíneo determinaba que no era su hija. Ella confirmó sus sospechas: la confundieron con la hija de la vecina de la sala de partos y esa fue su respuesta al personal del hospital.
Entonces se armó el alboroto: el personal no aceptaba que hubiera una confusión o irresponsabilidad tamaña, llegando a expresar dudas sobre si el presunto padre de la menor era realmente su padre. "Tú te has acostado con otro hombre, tú lo sabes, no lo niegues", le dijeron. Una doctora de apellido Bermeo invitó a la joven Carrillo a una oficina y le expuso la gravedad de sus sospechas: un análisis de ADN podría confirmar la infidelidad y las consecuencias serían muy graves para el futuro de su naciente hogar.
La joven estaba dispuesta a someterse a todas las pruebas, pues nada temía, segura de la lealtad a su Adrián, Adrián Méndez, quien tampoco dudaba de su paternidad ni de la fidelidad de su compañera. Ella inclusive dijo estar dispuesta a pagar los exámenes de la señora a la que se dio la que estaba segura era su niña, para que no haya dudas de que cada quien se llevaría a casa la hija auténtica de cada vientre.
Una inicial actitud reticente del personal del hospital para investigar el caso obligó a la pareja Carrillo Méndez a denunciarlo ante la Defensoría del Pueblo y hacerlo público por los medios de comunicación. Adriana de Méndez estaba decidida a probar la confusión y sobre todo, a conseguir que le devuelvan a la hija a la que había traído al mundo, no a otra. Fue un escándalo.
"Aspiro que a través de su intervención se interpongan las acciones tendientes a obtener el respeto a nuestro derecho a que se realicen los exámenes necesarios para comprobar que la niña que irresponsablemente entregaron a la otra pareja es nuestra hija, mientras la niña que nos entregaron a nosotros es la de ellos", planteó a la Defensoría del Pueblo el joven esposo Adrián Méndez.
La Directora del hospital, Sandra Toapanta, y el médico responsable del área de Gineco Obstetricia, José Neira, debieron comparecer en el proceso, defendiendo la responsabilidad con la que en el establecimiento se trabaja permanentemente, pues en esa casa de salud un promedio de 15 mujeres da a luz cada día un bebe.
La imperdonable confusión del personal hospitalario provocó
dramas y aun peleas entre las madreas disputándose sus hijas.
"Si luego del esclarecimiento y comprobación de la verdad de este hecho, se determina que efectivamente ha existido descuido u omisión de parte de algún servidor del Hospital, se resolverá de conformidad con la Ley, en la misma proporción en que está siendo afectado el buen nombre y la integridad de la institución mediante la publicidad a través de diferentes medios de comunicación. De la misma manera en caso de que no exista ninguna responsabilidad de la entidad, oportunamente exigiremos que a través de los mismos medios de comunicación se hagan las aclaraciones debidas", hicieron constar en un documento con sus firmas.
Durante 18 días cada una de las dos Karinas cuidó de una hija que no era la suya. Las pruebas de ADN confirmaron que la joven Karina de Méndez estaba en lo cierto. Su tipo de sangre es A; el de su esposo O y, de la niña B.
Los esposos Karina Vanegas y Adrián Sandoval, en cambio, nunca dudaron de la paternidad de la niña que les fue entregada en el hospital. Los tipos de sangre de ellos y de la niña que no era suya, permitieron caer en el engaño: de ella es O; de él es B y de la niña O.
Ellos se encariñaron con la niña ajena €“que no aceptaban como ajena- e inclusive cuando se habló de las pruebas de ADN, él había afirmado que aunque se probara que la recién nacida no era suya, él estaba dispuesto a hacer lo que fuese para quedarse con ella.
Por eso, cuando el 20 de febrero, una vez dilucidada con toda prueba la paternidad de cada una de las niñas y legalmente debió procederse al intercambio, para que cada pareja se fuera con su primogénita, hubo tensión, reclamos y conflicto. Las dos Karinas se fueron a las manos en un momento en la propia casa de salud y la madre convencida de haber recuperado a la hija de sus entrañas, debió ser enviada a su domicilio en un vehículo del hospital, para protegerla. La otra pareja €“ Karina Vanegas y Adrián Sandoval- se fueron en cambio tristes, dudando de llevarse consigo a una hija que no era la suya y a la que deberán aceptar, querer y darle amor por el resto de la vida. ¡Qué drama ! por una ligereza originada en ciertas coincidencias que debieron ser causa de mayor acuciosidad y celo.
Karina Carrillo y Adrián Méndez se cuidaron de no abandonar el hospital sin antes inscribir en la oficina del Registro Civil al interior del hospital, la partida de nacimiento de su niña, a la que pusieron el nombre de Amelia Elizabeth, con la que ahora están dichosos y dispuestos, por ella, a casarse lo antes posible, pues han convivido durante tres años sin creer en la necesidad del matrimonio.
Karina fue protagonista de noticias y entrevistas