El "caso Logroño" induce al pueblo a temer que los manteles y maletines que llevaron a la desintegración del Congreso, acaben por lesionar la confianza en el organismo constitucionalista.

 

Asambleístas visitan provincias
La visita de los asambleístas a las provincias promociona su gestión. Aquí cuando en la Universidad de Cuenca el Presidente de la Asamblea, Alberto Acosta y el Presidente de la Mesa número 8, Fernando Vega, recibieron de instituciones locales el pedido de que se dé a Cuenca la sede de la Corte Suprema de Justicia. El Obispo emérito, Alberto Luna, fue el encargado de plantear la propuesta.
 

Al empezar el cuarto mes de funcionamiento, la Asamblea Constituyente anuncia el comienzo de la etapa de elaboración de la nueva Carta Política del Estado, cuando los prolegómonos demorados y controversiales han acabado por anticipar un desgaste del organismo en el que estaban - ¿están todavía?- las esperanzas mayoritarias del electorado que creyó ver en él la cara opuesta del desprestigiado Congreso de la República.
El plazo inicial previsto para entregar al pueblo la nueva Constitución fue el mes de mayo, pero los tres meses que restan no permitirán cumplirlo, por lo que se prevé una prórroga que podría llegar hasta el mes de agosto, al menos.

Varias instituciones seccionales y gremios han presentado propuestas para que sean consideradas en la confección de la Carta y aparte de los documentos "borradores" originados en el Ejecutivo, los asambleístas cuentan con los materiales para dedicarse cuanto antes al trabajo para el que fueron efectivamente elegidos por el pueblo mandante: la nueva Constitución.

La morosidad en el tratamiento del tema fundamental ha acabado por hacer que, ante el pueblo, la Constituyente empiece a parecerse cada vez más a un Congreso Nacional de los que llegaron a hostigar por su desprestigio y corrupción, hasta prácticamente acabarse por consunción sin que nadie reclame en su defensa. Sería lo peor y más ingrato que podría esperarse ahora de la Asamblea de plenos poderes.

La presencia del "maletín" que se habría dado desde finales del año anterior €“cuando apenas transcurría un mes de la inauguración de la Asamblea- es un ingrediente que aporta a crear una mala imagen institucional y a sembrar desconfianza sobre la integridad de los miembros. Si no hay un esclarecimiento total del "caso Logroño" y sobre todo, si no hay sanciones severas contra los implicados, se habría establecido un precedente que incidirá en los resultados finales del trabajo de la Asamblea.

La inicial denuncia del asambleísta Gabriel Rivera, de la bancada oficialista, sobre una oferta millonaria para una feria de votos destinada a romper la mayoría de Alianza País, con el respaldo de un video que implicaba al Partido Sociedad Patriótica en el intento, revertió contra el propio gobierno con la interpretación que el ex Presidente Lucio Gutiérrez acomodó a los hechos: el asambleísta Logroño, de sus filas, habría aceptado "actuar" en el caso con el propósito de, con el conocimiento y la intervención de Inteligencia del Ejército, descubrir a los realmente implicados.

Y Gutiérrez va más allá: identifica a Gustavo Larrea, Ministro responsable de la seguridad interna, en la organización del "sainete" político destinado a cobrárselas del Gobierno por haber sido separado de mal modo del Ministerio de Gobierno. ¿Es creíble la palabra de Gutiérrez? He ahí la duda, pero que no deja de ser duda y causa secuelas. Los tradicionales políticos €“de los que prematuramente llegó a formar parte Lucio Gutiérrez- son expertos en artimañas, subterfugios, componendas, interpretaciones.

En definitiva, al iniciarse el cuarto mes de actividades de la Constituyente, el "caso Logroño" aporta un enredo que se atraviesa en el camino de la Asamblea y, aunque la palabra oficial es más creíble y de confianza que la de sus adversarios, no deja de causar una grave lesión a esta instancia constitucional, al punto que si no se empieza a ver ya no el "esqueleto", sino la carne y condumio de la nueva Constitución, se corre el riesgo de otra defraudación histórica al pueblo ecuatoriano, cuyas repercusiones podrían resultar impredecibles.

La costosa campaña publicitaria por mantener viva la buena imagen del Gobierno y de la Asamblea Nacional Constituyente, es una muestra de que el sector oficial anda preocupado por contrarrestar los efectos del desgaste y desprestigio inevitables con el andar de los días: lo curioso es que, tal campaña, precisamente, da ingresos de alta cuantía a los medios acusados de parcializados o corruptos por el gobierno, medios que, a su vez, se dan el lujo de criticar y atacar al Gobierno con una mano y recuperar dinero del mismo Gobierno, con la otra mano. Maravillas de la democracia cuando se afirma que la Patria ya es de todos.

 

 

Asambleísta Rafael Estévez
El asambleísta Rafael Estévez, de la bancada de Sociedad Patriótica,
hizo maletas y se fue de la Asamblea, despechado por las
negociaciones espurias,pero regresó al negársele la renuncia.


 

Gilmar Gutiérrez y Julio Logroño
Gilmar Gutiérrez y Julio Logroño, con Lucio, al centro,
asambleístas implicados en el supuesto intento de
compra de votos: ellos tomaron licencia hasta mediados
de marzo para defenderse de las acusaciones,
mientras el PSP acusa al Ministro Gustavo Larrea
de ser el autor del "sainete".

 

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