Eliecer CardenasLa Asamblea ha recibido un duro golpe con la tramoya urdida en torno a la presunta intentona de "comprar las conciencias" de una veintena de miembros del bloque de Alianza País. Por si fuera poco, la temporada invernal actúa con la dureza de una fuerza de oposición al Gobierno

 

Para el Gobierno, la temporada invernal se ha unido a la especie de invierno que ha caído sobe la Asamblea Constituyente, que asumió una verdadera "caja de Pandora" al interpretar los "plenos poderes" como una máquina para procesar leyes o mandatos, algunos de ellos equívocos y cuestionables y otros no tanto, pero que igual han recibido los embates de la minoritaria oposición asambleística de Monecrtisti-Ciudad Alfaro, con la resonancia amplificada de cierta prensa empeñada en magnificar errores del régimen y minimizar sus aciertos.


La Asamblea ha recibido, además, un duro golpe con la tramoya urdida en torno a la presunta intentona de "comprar las conciencias" de una veintena de miembros del bloque de Alianza País, trapisonda atribuida a un tal Kao Lay, con la complicidad de un asambleísta de Sociedad Patriótica, quien tras negar su aparición en un vídeo con Kao Lay y su maletín, terminó confesando una extraña versión, tendiente a salpicar al Gobierno, y con la presunta intervención de un "servicio secreto" militar €“que se sepa, existe la Inteligencia Militar, pero de aquel "servicio secreto", ni idea - con el testimonio de Logroño, el asambleísta implicado. La cosa posee el trasfondo oscuro y vidrioso de los "operativos" en los que interviene la mano de los hermanos Gutiérrez Borbúa, pero su telaraña amenaza al propio Gobierno como se desprende de las acusaciones del ex Presidente y su hermano Gilmar. Los vídeos realmente se han convertido en arma de chantaje, desinformación y "guerra sucia".


Por si fuera poco, la temporada invernal actúa con la dureza de una fuerza de oposición al Gobierno. Los precios siguen disparándose, ahora con tal pretexto, las aguas cubren extensas porciones de la Costa, las carreteras se ven bloqueadas en Costa, Sierra y Oriente, los decretos de emergencia no operan del modo malintencionadamente mágico e instantáneo que la oposición política pretende, y así el duro temporal se carga a los pasivos reales e imaginarios del Gobierno de Rafael Correa, quien continúa, aunque con menos entusiasmo, en sus diarios y agotadores recorridos y reuniones, trazando proyectos, planteando nuevos esquemas de división territorial y de manejo de los recursos petroleros y energéticos. Hay, evidentemente, un marasmo.


Por otro lado, el equipo gubernamental parece no funcionar a plenitud, cuando debería hacerlo a todo vapor, ante los embates de la naturaeza y la furia larvada de una oposición juramentada por hacer del presente año el del fracaso y el debilitamiento de un gobierno que no les gusta porque quiere e intenta cambios, aunque no con demasiada fortuna y no por su exclusiva culpa, sino a causa del permanente boicot a sus iniciativas y la cruda tergiversación que erecen en una prensa autodenominada libre e independiente, cuando se la conoce en menos de los intereses económicos y políticos que miran con aversión cualquier propuesta encaminada a debilitar sus prerrogativas. En resumen, malos vientos para el país, que parece no salir del síndrome caníbal en que se ha mantenido por lo menos durante los últimos diez años.

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