La imprevisión, las infraestructura diseñada para obras de verano y la falta de soluciones integrales, repiten las crisis, las pérdidas y conflictos humanos. Nunca hay culpables, más allá de la mala suerte o la voluntad de San Pedro.
Un paisaje familiar e inconfundible de las temporadas de lluvia
Con una puntualidad cíclica infaltable, el Ecuador soporta casi todos los años "los inviernos más grandes de la historia", sin que la repetida experiencia sea aprovechada para evitar las incorregibles inundaciones, pérdidas y daños.
La infraestructura vial, la agricultura, la generación eléctrica, los discursos políticos y hasta el calendario escolar dependen en el Ecuador de las condiciones del clima. Es un país de verano: las lluvias le paralizan. San Pedro gobierno el país desde las nubes y en esta vez parecería haberse convertido en el mayor adversario del gobierno de la Revolución Ciudadana.
Más de la mitad del territorio nacional €“ en la Costa y en la Sierra- está afectado por las lluvias que durante el mes de febrero se han derramado en cantidades no pronosticadas por los organismos técnicos especializados en el monitoreo ambiental e hidrológico. Más bien parecería que San Pedro se empeña en contradecir los pronósticos de quienes pretenden arrebatarle su dominio milenario sobre los veranos y los inviernos.
La inundación de cultivos, la destrucción de las carreteras y puentes, de viviendas y obras públicas, han vuelto a provocar declaratorias oficiales de emergencia nacional, para extremar acciones civiles y militares encaminadas a resolver los problemas inmediatos: son medidas de invierno que cesan apenas la intensidad de los aguaceros ha disminuido, cuando el cauce de los ríos ha vuelto a niveles normales o han bajado de esos niveles en el cíclico retorno de los "peores veranos de la historia".
Una de las regiones que sufre con mayor intensidad las consecuencias del invierno resulta ser, siempre, el sur ecuatoriano, especialmente en materia de infraestructura vial. Aquí si están las "peores carreteras de la historia", pues las que sirven para la conexión interprovincial y las interiores de cada provincia €“Azuay, Cañar, Loja, Morona y Zamora- son vías con características técnicas que les permite funcionar solo en verano: las temporadas de lluvia, aunque fuesen pasajeras, acaban con la calzada de minúsculo espesor de asfalto, en las que tienen este recubrimiento, pues predominan las vías de tierra y lastre.
El tema vial ha inspirado el discurso político de los gobernantes en los últimos treinta años, al menos, en la región austral del país. En las campañas electorales ha sido argumento para entusiasmar a los pueblos, aunque el incumplimiento ha ido vaciando su significado y confianza. León Febres Cordero anunció antes de llegar a la Presidencia (1984-1988) que construiría la autopista Cuenca-Molleturo-Naranjal, pero fue en el gobierno de Borja (1988-1992) cuando se ejecutó la vía, con características técnicas que no le permiten, hasta ahora, sino servir en tiempos de verano.
Gustavo Noboa, a poco que asumió la Presidencia de la República €“tras la caída de Mahuad- se proclamó en Cuenca como Ministro de Obras Públicas del Austro, para asegurar el cumplimiento de sus planes de vialidad regional. Y acabó su accidentado mandato rehuyendo visitar Cuenca por la vergüenza de incumplir las ofertas políticas.
El Presidente Rafael Correa, asimismo a poco de asumir el mandato, declaró públicamente que en su administración se resolvería para el futuro de largo plazo, el problema de la vialidad regional. Algunas evidencias hay de que estaría en marcha un programa para mejorar las condiciones del sistemas vial de esta zona del país, pero será todavía el tiempo el que permitirá confirmar el cumplimiento del anuncio presidencial. La colocación de hormigón rígido en vez de asfalto en tramos de las carreteras Cuenca-Machala y Cuenca-Loja, podría ser la solución de largo alcance, para que estas vías soporten los inviernos. Este tratamiento debería aplicarse en otras carreteras de conexión de la región con el norte y la costa, para mejorar, con obras duraderas, el sistema regional que ha sido el origen de las mayores reclamaciones y protestas de estas provincias.