¿Cuál es la mejor universidad del Ecuador? Pues, ocurre que la mejor es la Universidad Técnica Particular de Loja (puesto 161, entre las latinoamericanas; 2795, en el mundo). Cabe recordar €“ con cierto azoramiento €“ las burlas que en la década de los setenta se le hacían a la inicial universidad abierta, novedosa obra de los Hermanos Maristas, españoles |
|
¿Cuál es la mejor universidad del Ecuador? Pensemos en la respuesta más probable. A ver ¿Será la San Francisco de Quito; supuestamente, tan elitista y tan americanizada? Pues, no señor. Ni siquiera consta en la lista de las doscientas mejores instituciones superiores de América Latina. ¿Entonces ? Bueno, antes de seguir, señalemos algo que, para la presente cuestión, es muy importante. En el mundo actual, -- tan entrelazado €“ hay mediciones internacionales para casi todo: cualquier actividad y cualquier tipo de instituciones. Las universidades, naturalmente, no podían ser la excepción. Y el desempeño de éstas se mide, hoy día, principalmente, con los índices y encuestas de dos reconocidos centros de investigación: la Universidad Jiao Tong, de Shangai, China; y el diario FINANCIAL TIMES, de Londres, Inglaterra. (Las dos mediciones son muy coincidentes. Usaremos, en este artículo, las del TIMES.)Y, ahora sí, contestemos la primera pregunta de este párrafo. (Cuidado: ¡No vaya a caerse de espaldas!) Pues, ocurre que la mejor es la Universidad Técnica Particular de Loja (puesto 161, entre las latinoamericanas; 2795, en el mundo). (Cabe, aquí, recordar €“ con cierto azoramiento €“ las burlas que, en la década de los setenta, se le hacían a la inicial universidad abierta; la novedosa obra de los Hermanos Maristas, españoles.) Vivir para ver
Examinemos, a continuación, otra decidora estadística. Entre los primeros cien institutos superiores €“ de todas clases; no solamente universidades €“ de América Latina, Brasil coloca 35 de los suyos; México, 17; Argentina, 9; Chile, 8; Colombia, 7; Venezuela, 3; Cuba, 1; Ecuador, 1. ¿Cuál es el único del Ecuador? Pues, la Escuela Superior Polítécnica del Litoral, de Guayaquil (puesto 97, en América Latina; 2.109, en el mundo). Y, de paso, nótese, también, que la Universidad de La Habana (92, en América Latina; 2.038, en el mundo) está, apenas, unos cinco puntos por delante de nuestra institución porteña. (Nos sorprende, pero no mucho. Ya sabíamos que aquello de la superioridad educativa cubana es nada más que un mito.) Agregado: la Universidad Mayor de San Simón, de Cochabamba, Bolivia, (131, en América Latina; 2.504, en el mundo) está por delante de todas las ecuatorianas ¿Hará falta algo más para reiterar que nuestras universidades están entre las peores de América Latina? Lamentablemente, en esto, Osvaldo Hurtado y Rafael Correa tienen mucha razón. (Y el primero, también, -- por omisión €“ una parte de la culpa; y, el segundo, ya debiera haber ido bastante más allá del diálogo de Puembo; más simbólico que nada )
Bueno, y ahora, ¿qué pasa en nuestras universidades? Se necesitaría un libro para explicarlo bien. Y, por supuesto, aquí, no se trata de eso. Entonces, -- para mostrar sólo algo de lo esencial €“ tomemos un hilo conductor; y, con él, metámonos en el laberinto. La punta de ese hilo son los exámenes de los miles de aspirantes que fueron rechazados, en la penúltima convocatoria de ingreso al magisterio. El Ministerio de Educación €“ de manera más o menos inexplicable, dadas las condiciones políticas actuales €“ reprobó a la mayoría de los aspirantes. Y, simultáneamente, de hecho, reprobó también a las universidades ecuatorianas. (Y, desde luego, a los normales superiores.) Concretando más: las reprobadas fueron las facultades de educación; sobre todo, aquellas de las universidades públicas. Bien, ¿por qué fallaron estas facultades? En primer lugar, porque adoptaron una estructura académica muy defectuosa y anticuada. Las gigantescas facultades de educación terminaron convirtiéndose en una universidad dentro de otra. (Un gran conjunto de escuelas aisladas; es decir, en la práctica, una serie de feudos menores.) En segundo lugar, estas facultades se politizaron, izquierdistamente, hasta el tuétano. (Escribe el lector de un diario: ¿De qué se admiran? Estos recientes maestros son los anteriores tirapiedras y quemallantas; los estudiantes de la universidad sin clases Otro lector: No son sólo culpables. Son, también, las víctimas de un clientelismo perverso; los estudiantes adoctrinados, que actuaron como "fuerzas de choque" de la nomenclatura de las universidades públicas y del MPD, a cambio de un "cartón" devaluado Añadimos nosotros: El escalafón universitario muestra otro costado del asunto: dirigente estudiantil, profesor, decano, rector Política pura y entera. ¿Qué tal? ¿Y lo académico? ¡No se haga problema! Mucho más importante que manejar el español culto es tener conciencia social; saber que la oligarquía y el Imperio nos explotan ) Hemos llegado, así, a visualizar lo más grave de la enfermedad universitaria. Esto es lo que hay que curar. En otras palabras, estas son las formas deformes que hay que reformar.
¿Y qué hay que hacer? Señalemos €“ como muestra €“ unas cuantas tareas. Una: Cambiar la estructura organizativa de la universidad. (El sistema de facultades y escuelas es una antigualla.) Dos: Robustecer la formación profesional. (Las facultades y escuelas que forman, en el país, profesionales competentes se pueden contar con los dedos de la mano. Atención: Sin una competencia profesional sólida, no se puede investigar.) Tres: Investigar, donde sea posible hacerlo. (Por ahora, en muy pocas instituciones.) Cuatro: Hacer algo de extensión universitaria. (Casi no se la hace. E, igualmente, pocas instituciones están capacitadas para hacerla.) Cinco: Establecer una remuneración por méritos. (Los mejores profesores, autores de textos, investigadores, extensionistas y administrativos deben ganar más.) Seis: Terminar con la politización, el corporativismo y el clientelismo de las universidades públicas. Siete: Establecer un programa de préstamos y becas para los estudiantes. (Que les permita €“ dentro del país €“ ir a la institución que precisan. Las "extensiones" universitarias de los pueblos son parte de lo peor que nuestras universidades han hecho.) En suma, un plan de acción nuevo, preciso y completo. No los usuales conjuntos de galimatías gatopardistas. (Los que €“ sobre todo, en las universidades públicas €“ se autodenominan reformas; y son, en realidad, nada más que "reformas".) ¿Difícil? ¡Claro! Pero, si no hacemos bastante de esto, seguiremos siendo, como país, casi nada en lo educativo, en lo técnico y en lo científico.
Precisión necesaria: Cada tipo de instituciones tiene sus propias necesidades de cambio. Las instituciones internacionales €“ ejemplos: FLACSO, Universidad Santamaría €“ son sólo parcialmente alcanzables por una reforma ecuatoriana. (Su transformación depende, principalmente, de sus matrices o centrales.) Las politécnicas €“ dadas sus especiales características €“ precisan nada más que un buen mejoramiento. (Tienen un aceptable desempeño y una imagen pública favorable.) Las universidades más completas son las que necesitan, realmente, una buena reforma. De ellas, las privadas y las semipúblicas son las que presentan las condiciones más propicias para hacerla. Pero, para empezar, tienen que vencer sus propias limitaciones: conservadurismo, inmediatismo, cierto burocratismo, intereses creados, cierta autosatisfacción dada por su imagen pública bastante buena (Es un secreto a voces que los hijos de los miembros de la nomenclatura de las universidades públicas se educan en las privadas y semipúblicas.) Y, ahora, lo más grave del problema: las redichas universidades públicas. Bueno, sufren un proceso de declinación €“ ya no de crisis €“ que está llegando a las cuatro décadas. (La Universidad Central, por ejemplo, desde los días de la "reforma" de Manuel Agustín Aguirre.) Y, aquí, la pregunta capital: ¿Podrán reconstruir la universidad pública aquellos mismos que la destruyeron? Y la complementaria inevitable: ¿Querrá reformarlas un gobierno izquierdista que obtiene, de ellas y del MPD, una parte muy importante de su apoyo político? Finalmente, la respuesta a la pregunta del título: Talvez, alguna Con suerte, algunas Las condiciones para una buena y amplia reforma universitaria ecuatoriana no parecen estar dadas.