Eliécer Cárdenas

Las campañas mediáticas que suelen urdir los servicios de inteligencia de cualquier país, mucho más si mantienen conflictos armados, suelen ser mera propaganda, una serie de
píldoras intoxicantes de la opinión, que muestran al enemigo como la encarnación misma del mal

 

Una verdadera "caja de sorpresas" -o de Pandora- ha resultado el presunto computador encontrado, también supuestamente, por las tropas colombianas que atacaron y destruyeron el campamento del abatido jefe guerrillero de las FARC "Raúl Reyes". Según el Gobierno y la Inteligencia Colombiana, el lapto atribuido al extinto líder insurgente contiene una serie de inculpaciones, directas o indirectas, en contra del Gobierno de Venezuela y del entorno gubernamental ecuatoriano. Parecería, de acuerdo a esta sospechosa versión, que "Raúl Reyes" no se habría dedicado más que a transcribir en su ordenador toda suerte de incriminaciones contra los países vecinos a Colombia.

Puestos los materiales supuestamente de "Reyes" en manos de la Interpol, ésta prestamente concluyó "que no había sido alterado su contenido", pero ni la agencia internacional ni nadie, salvo quizá "Raúl Reyes", si aún viviera, podría determinar de manera fehaciente que la computadora, o computadoras que se le atribuyen, efectivamente le pertenecieron y resultaron milagrosamente ilesas luego del sañudo bombardeo al campamento guerrillero. Pero para el consumo de gran parte de la opinión pública internacional, basta con que el Gobierno de Colombia sostenga que se trata de material del jefe guerrillero, para que todo, o casi, sea creído sin más.

Las campañas mediáticas que suelen urdir los servicios de inteligencia de cualquier país, mucho más si mantienen conflictos armados, suelen ser mera propaganda, una serie de píldoras intoxicantes de la opinión, que muestran al enemigo como la encarnación misma del mal. De allí que no sean objetivas sino pura y simplemente argumentos en su f avor. Lamentablemente, con el amparo de los EE.UU. y varias cadenas informativas, la tesis uribista resulta difícil de contrarrestar. Es que la verdad suele verse sumergida cuando una propaganda interesada y direccionada por expertos en esa clase de operaciones insisten en sus presuntas pruebas, sin que se las someta a una investigación imparcial acerca de su origen.

El Ecuador corre el riesgo de perder esta campaña informática, en la medida en que hay sectores dispuestos de antemano en creer sobre la "santidad" de la causa del Gobierno de Colombia, esto es la lucha contra la "narcoguerrilla" o más crudamente, el "narcoterrorismo", resultando de acuerdo a esa lógica, que todo aquel que se atreva a disentir o cuestionar esa postura, puede ser ipso facto tildado como "amigo o cómplice" del terrorismo, crimen por ahora peor que dejar sin alimentos a las tres cuartas partes de la humanidad por meras razones económicas para favorecer intereses transnacionales. Además, el Gobierno de Colombia está salpicado por los escándalos de la denominada "Parapolítica" y al señor Uribe le resulta cada vez más difÁ¬cil sostener su ninguna vinculación con el sicariato de los llamados paramilitares, que si se quiere hablar de terrorismo, son una de las organizaciones de terror más brutales y letales del vecino país. Claro que existe por lo general un terrorismo conveniente a las razones de estado, y otro enemigo y por lo tanto digno del interesado vilipendio.

Las presuntas revelaciones del lapto de "Reyes" seguirán afectando al Ecuador, no tanto por lo que contengan supuestamente, sino porque se trata de una de las armas que se utilizan para obligar al país a entrar en una guerra de las más sucias del continente, donde todos sus actores se hallan con las manos manchadas de sangre, y donde los "buenos" y ls "malos" se difuminan en una común espiral de horror, desapariciones y víctimas inocentes.

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