La Asamblea ha dado beneficios a miles de ciudadanos que ahora pueden trabajar sin ser explotados por la tercerización laboral, pueden deducir de su impuesto a la renta el pago de educación, salud y vivienda, o haber puesto el dedo en la llaga a problemas críticos como el manejo mafioso y descarado por más de 25 años por una temible banda de malos ecuatorianos |
Muchas son las razones para defender una tesis por el SÁ en el referéndum del próximo septiembre, así como seguramente existirán los suficientes motivos para hacer una campaña millonaria por el No a la vigencia de una nueva Constitución.
La política, como un proceso de expresión social, es también un mecanismo fundamental para gobernar un país en democracia. No se puede hablar de democracia sin el ejercicio pleno de la política. No se puede hablar de una forma de democracia participativa, incluyente y solidaria, si no existe un verdadero, pero sobre todo, honesto, ejercicio de la política.
Desde que en el Ecuador se comenzó a hablar de un ejercicio honesto de la política seguramente muchos de quienes ahora se encuentran en una abierta campaña por el No al referéndum se sintieron aludidos, pues en ningún momento pudieron juntar estas dos palabras: Política y Honestidad. Es decir el "divortium aquarum" que existe entre lo que dicen y lo que hacen es simplemente enorme.
No podemos permitir, desde un concepto básico del ejercicio de la política y de la democracia, que nos engañen con la forma más infantil de todas para convencernos de votar NO: El oponerse por oponerse, sin más argumento, haciendo show de televisión como boicotear a todo aquel que se siente en el sillón de la presidencia de la Asamblea. O como el coserse la boca como forma de "protesta". Habrá que recordarles aquella sentencia de Sandra Carey: "No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir".
Debemos dar un paso más allá de estas circunstancias, pues lo que si es real es los muchos beneficios que nos ha dado esta Asamblea, sin esperar que haya sido aprobada. Para muestra miremos los miles de ciudadanos que ahora pueden trabajar sin ser explotados gracias al mandato que eliminó la perversa tercerización laboral, o los miles de ecuatorianos que ahora pueden deducir de su impuesto a la renta el pago de educación, salud y vivienda. O el hecho que se haya puesto el dedo en la llaga a problemas tan severos y críticos como el manejo mafioso y descarado por más de 25 años por parte de una temible banda de malos ecuatorianos. Claro, ahora todos ellos en contra de la Asamblea a la que, por cálculos políticos, tuvieron que postularse y en muchos casos hasta ganar. Claro que pedirán votar NO, pues desde el principio estuvieron en contra de este cambio, lo que es incoherente e incongruente es que muchos todavía estén "trabajando" en la Asamblea, a base de show de pantalla farandulera.
Ojo: tampoco decimos que la Asamblea solucionó todos los problemas de la población, como lo ofrecieron en su momento los gobiernos social cristianos, demócrata populares, social demócratas, etc. Nunca vimos sus "cambios", señores. Lo que si sucedería en caso de que gane el No en el próximo referéndum, es que habríamos perdido esa gran oportunidad de cambiar las bases mismas de la política ecuatoriana, más allá incluso de los errores que se pudieron haber cometido en Montecristi, pues seríamos unos miopes políticos si no aceptáramos que muchos miembros de la mayoría cometieron crasos errores, sin embargo se ha avanzado.
No queremos volver a presenciar a los mismos "honorables" de hace tiempos. Queremos un país en paz, en armonía y en desarrollo. Por todo ello estamos de acuerdo con la nueva Constitución y con su cambio progresista.