| No sabemos si Oswaldo Larriva llegue a ser el último gobernador del Azuay, todo depende de las decisiones de la Asamblea Constituyente, pero de lo que estamos seguros es de que su labor dejará una huella imborrable, por haber rescatado el prestigio de la Gobernación del Azuay |
Cuando comencé a escribir este artículo, vinieron a mi mente escenarios de épocas pasadas en las que era muy común el presenciar los cambios de la primera autoridad de la Provincia de una manera muy frecuente. Los gobernadores eran cambiados con una velocidad inexplicable, lo que impedía que los planes y proyectos de cada uno de ellos, tenga una continuidad y eficacia en el tiempo.
Desde que Rafael Correa asumió la Presidencia de la República, ha depositado la confianza absoluta en ciertos funcionarios gubernamentales para darle esa continuidad en el trabajo que la Provincia necesita. Caso particular es el de Oswaldo Larriva Alvarado, actual Gobernador de la Provincia del Azuay, quien se ha mantenido en el cargo desde el 18 de enero de 2007 hasta la fecha, siendo uno de los gobernadores con más continuidad y tiempo en el ejercicio del cargo como representante del ejecutivo.
Tuve el honor y la gran oportunidad de colaborar en la administración del Gobernador Larriva como su Jefe Político de Cuenca durante casi diez meses, tiempo en el cual pude darme cuenta de que el servir desde lo público no es una opción, sino una obligación que como ciudadanos tenemos para con nuestra ciudad y provincia. En este tiempo pude palpar como un líder como Oswaldo Larriva, pudo manejar situaciones, que en otras épocas hubiesen sido suficientes para tumbar no solo al Gobernador de la Provincia, sino incluso al Gobierno de turno. Se necesita mucha cabeza fría, mucha inteligencia, honestidad, responsabilidad y muchas virtudes más que de sobra tiene nuestro Gobernador actual, para solucionar conflictos sociales graves y complejos, pero sobre todo se necesita ese don de gentes y carisma que ha demostrado en el ejercicio de su función.
Durante muchas largas y cansadas jornadas, pude observar como un hombre de sesenta años (seguramente no debería dar este dato considerado confidencial, ofrezco disculpas de entrada a Oswaldo), -incansable trabajador, líder de su provincia y ejemplo de ser humano- manejar problemas tan difíciles como la problemática minera en sectores como Molleturo, Río Blanco, Victoria del Portete y Tarqui. Fui testigo presencial incluso de cómo arriesgó su vida en el paro minero del pasado 5 de junio, donde fue recibido de una manera beligerante por ciertos ciudadanos en pie de lucha y protesta, con el único fin de encontrar mediante el diálogo una salida a la crisis minera. El tiempo ha demostrado, que valió la pena arriesgarse.
Momentos críticos en el sector del cerro Tamuga, donde personalmente el Gobernador lidero el proceso de desalojo y clausura de las empresas mineras que explotaban en la denominada zona uno de La Josefina y en la que, a pesar de las múltiples presiones, hizo cumplir las ordenes que han beneficiado a todos los ciudadanos y ciudadanas de la provincia y no tan solo a un grupo reducido de personas.
Casos de lucha por principios y en defensa de los intereses de la provincia, como el que presencie en las dependencias del Ministerio de Transporte y Obras Públicas en Quito, en el cual el Gobernador, exigiendo los recursos para la vialidad del Azuay €“ uno de los tantos viajes por este motivo- realizó una plantonera y recorrido oficina por oficina, de más de ocho horas esperando que los funcionarios de las distintas dependencias como contabilidad, financiero y las mismas subsecretarias, realicen los desembolsos para las obras importantes como la Salado-Lentag; Puentes de Nulti; Cuenca-Molleturo-Naranjal, entre otras; situación que dio sus frutos, pues ahora son una realidad.
Casos como el de acudir por varias semanas consecutivas al Hospital Vicente Corral Moscoso, para que un grupo de pacientes no pasen las inclemencias del tiempo fuera de esta casa de salud, esperando ser atendidos, sin ni siquiera con un poco de agua que tomar. Quienes colaboramos con este personaje, pudimos ver como él mismo en persona, ayudaba a pasar los vasos de plástico que contenía agua de frescos para la gente que llegaba a este hospital desde las seis de la mañana. Luego consiguió casi a la brava, que las puertas del Hospital sean abiertas más temprano para acoger a los usuarios del mismo y la adecuación de un espacio para poner más bancas para la gente.
Todas estas anécdotas €“de las pocas que puedo comentar en este artículo por razón del espacio en caracteres €“ seguramente para muchos, no revisten mayor publicidad en los medios de comunicación por más de una razón, sin embargo para quienes estuvimos junto a él, no se borrarán jamás de nuestras mentes y retinas.
Un año casi ha pasado desde que Oswaldo Larriva Alvarado, asumió la Gobernación de la Provincia del Azuay. Pocos han sido los Gobernadores que han llegado a completar el año de ejercicio en funciones y es digno de un reconocimiento público, no por el tiempo en el cargo, sino por la labor efectiva, eficiente, honrada y transparente de este azuayo de gran temple.
Por estas mismas fechas se cumplieron 230 años de la posesión del primer Gobernador del Azuay, el alférez de navío Antonio de Vallejo y Tacón, y en estos más de dos siglos han pasado muchos gobernadores, todos con sus defectos y virtudes. No sabemos si Oswaldo Larriva llegue a ser el último gobernador del Azuay, todo depende de las decisiones de la Asamblea Constituyente en la continuidad o no de las Gobernaciones, como representantes del ejecutivo en cada provincia, pero de lo que si estamos seguros es de que la labor cumplida por Oscar Oswaldo Larriva Alvarado, dejará una huella imborrable en el corazón de todos nosotros, por haber rescatado el prestigio de la Gobernación de la Provincia del Azuay, pero sobre todo por su trabajo siempre dedicado y con profunda convicción por su querida provincia.
Los hombres de bien y los verdaderos líderes no se improvisan, tan solo actúan y punto. No esperan de publicidad, porque la gente los conoce. No se escudan en falsas promesas, solo las cumplen. No esperan ganar una candidatura de representación provincial por vanidad, solo caminan con la frente en alto y con las manos limpias.
Es por ello que este artículo tiene este nombre.