Alba Luz Mora

Un sistema de producción y de consumo que busca la acumulación y la riqueza, sin tomar en cuenta la devastación de la naturaleza y el fomento del consumismo, ha olvidado los principios fundamentales de convivencia a que tienen derecho las futuras generaciones. Los informes de la Cumbre advirtieron que "327 personas poseen el 46% del patrimonio mundial y solamente 3 individuos tienen más riqueza que 42 países donde viven 600 millones de habitantes"

Parece que el siglo XXI se caracterizará por la crisis mundial alimentaria y la hambruna generalizada. La reciente cumbre sobre "Seguridad Alimentaria", efectuada del 1 al 4 de junio últimos en Roma, trató a profundidad este tema y logró que 181 países de todos los continentes reafirmen su compromiso de acudir a medidas políticas y de seguridad ante semejante realidad.

Los datos analizados sostuvieron que este "impacto mortal para la mitad de la humanidad es concluyente", pues "tres mil millones de personas sobreviven con dos dólares diarios, de los cuales el 80% se destinan para alimentos y ello no es suficiente". La UNICEFF añadió algo más patético: "diariamente mueren por desnutrición más de 26.000 niños menores de cinco años, con lo que el crecimiento de la pobreza contribuye a la crisis de comida básica en el mundo". Y la escasez de alimentos y su encarecimiento desequilibran a todos los países. Eso lo estamos constatando a diario en las noticias de la prensa y por ello ya empiezan las protestas de multitudes desprotegidas de la asistencia social. África, India, los países latinoamericanos, son ejemplo innegable.

Se indicó como otra causa innegable para la crisis el fenómeno del calentamiento global, causado por la indiferencia humana, que está terminando con los terrenos fértiles y aptos para el cultivo y los recursos alimentarios. Las terribles inundaciones sufridas en gran parte de Asia y de América Latina, las inmensas sequías e incendios en distintas regiones del mundo, los huracanes y tifones, la activación de volcanes, han malogrado las actividades productivas y las cosechas.

Y a todo esto añaden la vigencia de un sistema de producción y de consumo dominante, que busca cada vez más la acumulación y la riqueza, sin tomar en cuenta la devastación de la naturaleza y el fomento del consumismo, que han olvidado los principios fundamentales de convivencia a que tienen derecho las futuras generaciones. Los informes de la Cumbre advirtieron que "327 personas poseen el 46% del patrimonio mundial y solamente 3 individuos tienen más riqueza que 42 países donde viven 600 millones de habitantes". Por eso el teólogo brasileño Leonardo Boff señala como principal factor de esta crisis "la lógica de mercado, que es la especulación. Si hay carencia de nutrientes muchas personas no tiene acceso a ellos porque les falta el dinero; hay oferta, pero los monopolistas los retienen para hacer negocio y la manutención entra en esa lógica".

Vistas las causas de este conflicto mundial, se debe hacer conciencia y encontrar soluciones globales de orden humano, económico y científico para contrarrestarlo. Lo malo es que ya caímos dentro de esa rueda imparable de las carencias e inequidades y lo único que nos queda es frenar la velocidad con que esta realidad desconcertante se nos hace presente.

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